Hacer de la necesidad virtud. Es lo que persiguen Daniel González de Vega y Javier Arroyo con la creación de Monk, el PISA español, pues consideran necesario un mejor método para evaluar las competencias de los niños en Matemáticas y Lectura. Por ello han inventado Monk, “una herramienta para evaluar de forma muy rigurosa el conocimiento en la competencia matemática de cada alumno de primero a sexto de Primaria cada poco tiempo. De esta forma, un profesor, un colegio, un jefe de estudios o una institución, puede saber de manera muy rigurosa el nivel de competencia matemática de dicho alumno y su evolución”, explica González de Vega, uno de los creadores de la herramienta, a EL ESPAÑOL.
Tanto él como Javier Arroyo –el otro creador– y el resto del equipo de Smartick consideran que hay una carencia en el sistema de monitorización del conocimiento real en Matemáticas que tienen los niños. De sus avances, retrocesos; de sus puntos fuertes, de los débiles… “Eso provoca que los colegios o las consejerías de Educación muchas veces operen a ciegas y no sepan cómo mejorar el rendimiento y el aprendizaje de los alumnos”, dice González de Vega. Hace falta, a su juicio, una evaluación rigurosa que dé datos exactos sobre las aptitudes de cada niño para tomar decisiones en consecuencia.
Los exámenes y el informe PISA, en este sentido, tienen como fin medir la competencia matemática, la comprensión lectora y el conocimiento en ciencias de los alumnos de 15 años de los países participantes, entre los que se encuentra España. No obstante, esta prueba se realiza cada tres años y de modo censal, es decir, se coge una muestra de alumnos que representan al sistema educativo español en general. Pero Monk, según explica su creador, aspira a examinarlos a todos, a hacerlo de manera “universal”, y a hacerlo cada año –incluso varias veces al año– “para ver la evolución de cada alumno; poder comparar entre promociones, etc.”.
“Creo firmemente que para resolver los problemas hay que detectarlos. Por ello, hemos creado Monk, que es una clase de herramienta que existe hace unos 10 ó 15 años en el mundo anglosajón, pero que no existe en el mundo hispanohablante”, desarrolla González de Vega, el ingeniero detrás de este sistema. El fin de hacer estas pruebas será, por tanto, detectar correctamente los puntos críticos a mejorar para que las instituciones o los colegios “sepan cómo pueden mejorar y dónde deben ejecutar el refuerzo”, añade.
La crítica a PISA es que mide las aptitudes de los niños cada demasiado tiempo y que es censal. Y ahora ha vuelto a ser actualidad a la luz de que en el informe PISA 2022, publicado el pasado mes de diciembre, los alumnos han obtenido la peor puntuación en Matemáticas de toda la serie histórica, iniciada en el año 2000. “Ahora, los políticos se están dando cuenta de la necesidad de una herramienta para el monitoreo de los niños de manera precoz. Por ello, estamos en conversaciones con las consejerías de Educación de casi todas las comunidades autónomas –sin importar el color político– para, quizá, aplicar el sistema de Monk en los próximos cursos”, confiesa González de Vega.
Este sistema es un examen online de unas 30 ó 40 preguntas que busca la precisión del resultado. ¿Cómo? Si un alumno de cuarto de Primaria, por ejemplo, responde mal la primera pregunta, la segunda será más fácil. Y si responde a esta bien, la siguiente tendrá mayor dificultad y, poco a poco, se irá midiendo el nivel real del alumno mediante un sistema de calibración muy sofisticado. También será capaz de determinar en qué falla más y en qué menos, etc. “La clave de Monk es que selecciona los ítems en función de la respuesta anterior que da el alumno, provocando que al final de la prueba el resultado sea muy estable y preciso”, dice González de Vega.
Hasta el momento ya han utilizado Monk 25.000 alumnos de 50 colegios españoles y 400 profesores para la evaluación formativa de las Matemáticas en Primaria. “Pero aspiramos que entre este curso y el siguiente miles de colegios lo puedan utilizar”, dice el ingeniero.
No sólo Matemáticas
El sistema inventado por Daniel González de Vega (Madrid, 1973) y Javier Arroyo (Sevilla, 1972), aun así, no se va a limitar solamente a la medición de la competencia matemática en Primaria, sino que los fundadores de Smartick –un programa destinado a la mejora del aprendizaje de las Matemáticas– ya están desarrollando la extensión de Monk a la E.S.O. “La idea es que esté listo antes de que acabe 2024 y, en el caso de Secundaria, seguramente haya más preguntas para que la medición sea precisa”, explica González de Vega.
El ingeniero y su compañero, el economista Javier Arroyo, también son conscientes de que la competencia lectora “está estrechamente relacionada con el éxito o fracaso escolar. Tiene una relación altísima”. Por ello, aspiran a que el sistema de evaluación Monk no sólo de limite a las Matemáticas, sino que también pueda evaluar la competencia lectora. En este caso y según el plan que esbozan González de Vega y Arroyo, esta pata del PISA español debería estar lista de cara a 2025. Nuevamente, empezaría a aplicarse en Primaria.
La idea del método de monitorización de Monk, que ya funciona en 50 colegios en Primaria, salió de estos dos cerebros, muy preocupados por la educación en España. En el caso de Daniel González de Vega, su amor por las Matemáticas desde pequeño le ha llevado no sólo a cosechar una carrera en torno a ellas, si no ahora a preocuparse por su mejora. Ingeniero por la Universidad de Málaga, se ha convertido en uno de los emprendedores que lideran Smartick. Concretamente, González de Vega lidera el desarrollo de producto, finanzas y alianzas estratégicas.
La otra persona al mando del proyecto es Javier Arroyo. En este caso, el licenciado en Economía por la Universidad Autónoma de Madrid lidera las áreas de marketing, comunicación, atención al cliente y relaciones externas. Además, este profesional, preocupado por la Educación, escribe sobre esta área en El Mundo. En 2018, Arroyo fue galardonado como Eisenhower Fellow por el Congreso de los EE. UU. para reconocer su trabajo mundial en Educación. Ahora, junto a González de Vega, se alza como una de las mentes detrás de Monk.
Aun así, estos dos emprendedores no están solos en el proyecto. La plataforma gratuita Monk ha sido desarrollada por expertos de la Universidad de Valladolid, la Universidad Nacional de Educación a Distancia y la Universidad Autónoma de Madrid y por el propio equipo de Smartick. “Estaremos implicadas entre 15 y 20 personas en el proyecto”, desgrana González de Vega. La inversión del proyecto iniciado hace cuatro años supera ya los 1,2 millones de euros –y sigue en alza–.
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Modelos gratuito y de pago
Ahora, otro reto al que se enfrentarán González de Vega y Arroyo tienen que ver con el modelo estratégico comercial. Actualmente, las mentes tras Monk reconocen a este medio que proporcionarán su plataforma a los colegios “de manera gratuita”. No obstante, esta gratuidad no le proporcionaría a los colegios y docentes toda la información que puede generar Monk. “La información más específica se cobrará”, explica el ingeniero.
Dentro de la gratuita, se proporcionará a los colegios las notas obtenidas por los alumnos de su centro educativo. “Estamos pensando en que sea dos veces al año, pero no es seguro”, dice, “pero no se podrá proporcionar comparativas con otros colegios o hacer exámenes más veces al año”, por ejemplo. Eso sería de pago. De momento, han decidido que se moverán entre el modelo gratuito y el modelo de pago.
Pero empezarán por el gratuito. “Se lo ofrecemos de manera gratuita a las comunidades autónomas para que lo puedan probar en 20 ó 30 centros y saquen sus propias conclusiones. Creemos que es una herramienta muy útil y le saldrá a coste cero al contribuyente”, explica González de Vega. Eso sí, posteriormente la idea es que los colegios se interesen por el modelo de pago. Y no sólo colegios, también padres que estén preocupados por el desarrollo educativo de sus hijos o, incluso, editoriales. “Las editoriales, como por ejemplo SM o Santillana, sabrían qué notas obtienen los alumnos que aprenden con sus libros y, también, los de la competencia”.
Con todo, González de Vega y Arroyo tienen un sueño: “Nuestra vocación es que Monk se convierta en el estándar de medición de la competencia matemática y de la competencia lectora en Primaria y Secundaria en el sistema educativo” ya no sólo en España, sino en otros países de América Latina. Por cierto, el nombre de Monk proviene de monje –en inglés–, que en el fondo “es un símbolo de sabiduría además de que era una palabra corta y fácil de recordar”, culmina González de Vega, uno de los creadores de la plataforma.