Iria Sanjuan nunca podrá olvidar la emoción que recorrió su cuerpo cuando supo que había sacado la mejor nota del examen FIR —el MIR de Farmacia— de este año, que se suma a los mejores del EIR y del PIR. Una prueba a la que se han presentado 1.559 aspirantes con el objetivo de obtener una de las 340 vacantes como farmacéutico interno residente, lo cual permite a los graduados en Farmacia trabajar y formarse durante cuatro años en una de las distintas especialidades.
A pesar de haber salido del examen "con buenas sensaciones", Iria jamás imaginó ser la número 1. "Fue una sorpresa tremenda. Me quedé en shock. No me lo creía. Lloré de la impresión y la emoción", revela esta joven de 24 años, natural de Ferrol, en conversación con EL ESPAÑOL. Su puntuación, la más alta de todas, ha sido de 124,0291. De las 176 preguntas que respondió, sólo 17 de ellas fueron erróneas. "Yo sabía que iba a sacar buena nota, pero no me creía que iba a ser la número 1", expresa.
Esta era la primera vez que la joven se presentaba a dicha prueba. En julio del año pasado acabó la carrera en la Universidad de Santiago de Compostela, presentó el TFG y en agosto comenzó a prepararse el FIR con ayuda de una academia. "Quise empezar a prepararlo nada más acabar la universidad para así no perder el hábito de estudio", explica la farmacéutica, quien asegura que solía dedicar unas ocho horas al día a estudiar. "Por las mañanas tenía clases online, y por las tardes le dedicaba yo por mi cuenta otras cuatro horas".
Sin embargo, el examen celebrado el pasado mes de enero no ha sido como muchos esperaban. Y es que, si por algo ha destacado el FIR de este año ha sido por tener como novedad la inclusión, por primera vez en la historia, de proteinogramas e imágenes de estructuras moleculares, lo que ha elevado, en gran medida, la dificultad de la prueba. El coordinador de FIRCOF, Fernando Martínez Lagos, reveló al diario especializado Redacción Médica que muchos de los participantes “salieron llorando del examen”. "Para ellos es frustrante estudiar tanto y no ser capaces de contestar muchas preguntas, algunas llegan a ser hasta imposibles de responder", declaró.
Una novedad que, sin duda, a Iria no le ha afectado, más bien al contrario, ya que la revolucionaria técnica de estudio de esta joven no sólo ha evitado que se haya visto afectada por los cambios, sino que gracias a ellos ha ostentado el glorioso primer lugar. "Durante la carrera me enseñaron a estudiar haciendo dibujos de las estructuras moleculares. Y me resultaba mucho más sencillo dibujarlas que 'empollármelas', así que eso me ha ayudado muchísimo. Es mucho más fácil aprender dibujando que hincando codos. Cuando vi que en el examen había imágenes me pareció extraño y a la vez me facilitó las cosas", revela.
La clave: aprender a descansar
Tanto en el instituto como en la carrera universitaria —donde obtuvo una nota media de 9,6—, Iria siempre ha destacado académicamente por encima del resto. Por eso, conoce mejor que nadie la importancia de saber cuándo hay que aparcar los apuntes y despejar la mente. "Mientras me preparaba el FIR, me dejaba un día libre a la semana, porque no se puede estar tantas horas y tantos días seguidos estudiando”, expresa.
Y es que, si algo reivindica la número 1 del FIR de este año es que hay que saber dosificar los esfuerzos a la hora de estudiar. "Cuando descansaba un día, me daba cuenta de que al siguiente era mucho más productiva. No sirve de nada estar 16 horas estudiando, sentada en el escritorio, si luego sólo tres de ellas son de provecho. Muchas veces crees que por forzarte a seguir delante del libro vas a conseguir mejores resultados, y no es así, hay que saber descansar para luego retomarlo con mucha más fuerza", explica.
Por ello, a los futuros estudiantes del FIR les aconseja “que descansen” y que aprendan que “no hay que frustrarse si un día no eres capaz de darlo todo”. “Muchos días son de bajón, porque el cansancio hace mella, por eso lo importante no es sólo saber estudiar, sino también saber descansar", dice. En esos momentos de desconexión, Iria aprovechaba para quedar con amigos y “despejarse". Asimismo, sus grandes pasiones son viajar por el mundo, los videojuegos y sumergirse en la lectura. "Mi libro favorito es El nombre del viento, de Patrick Rothfuss’", aprovecha para recomendarnos.
Farmacia: el combo perfecto
Aunque la lectura sea uno de sus hobbies favoritos, a Iria siempre le han interesado más las ciencias que las letras; desde la biología hasta la química, pasando por la medicina, de la cual le interesa su “factor humano”. Por ello, encontró en Farmacia el combo perfecto. "Farmacia abarca la parte sanitaria y la parte científica. Aprendes sobre microbiología, sobre fisiología, sobre química, sobre farmacología, así que podemos hacer muchas cosas diferentes, tanto prestar servicios a nivel asistencial al paciente como trabajar en la industria farmacéutica", explica la gallega.
Por eso mismo, dentro de todas las especialidades, ha elegido la de Farmacia Hospitalaria, una decisión que vio clara cuando realizó sus prácticas en el Hospital de Ferrol. Experiencia que describe como “extraordinaria”. "Todos fueron muy majos conmigo, había un gran ambiente de trabajo y aprendí mucho", comenta. Ahí descubrió que lo que más le atrae de esta especialidad es “la terapia enfocada al cáncer, la inmunoterapia, la terapia dirigida. Me parece un campo que está en desarrollo y que es muy interesante por la posibilidad que ofrece de ayudar a muchas personas", asegura.
Ahora, su proyecto de vida pasa por hacer el FIR en el Hospital de Vigo, ciudad en la que reside y trabaja su pareja, una motivación aún mayor para trasladarse hasta allí. Además, si algo tiene claro es que, de momento, no quiere abandonar su “querida” Galicia natal. "En Vigo puedo vivir con mi novio. Queremos independizarnos, y siempre será mucho más fácil si lo hacemos juntos", concluye ilusionada.