Trabajar en la Sanidad Pública es uno de los deseos de cientos y cientos de jóvenes. Sin embargo, eso conlleva aprobar unas oposiciones, un proceso que no resulta sencillo y requiere de una gran capacidad de estudio y de asimilar una gran cantidad de temas para poder demostrar las aptitudes necesarias. No obstante, hay que tener en cuenta que no todas exigen la misma exigencia. En este sentido, para aquellos que quieran trabajar en la Sanidad Pública pero no quieran cursar una carrera ni pegarse años estudiando, la oposición de celador es una muy buena opción, dado que se considera una de las más fáciles.
Aunque todas las generalizaciones admiten excepciones, hay procesos selectivos con más posibilidades de lograr una plaza que otros por diferentes motivos. En cualquiera de los casos, hay que tener claro que, calificar una oposición como sencilla es, en cierto modo, complicado. Aprobar cualquier plaza es difícil de por sí, pero si nos guiamos por número de plazas, regularidad de la convocatoria, tipo de requisitos y volumen del temario, podemos decir que en lo que respecta a sanidad, celadores y auxiliares de enfermería, son posiblemente las oposiciones más sencillas.
En concreto, las oposiciones como celador son consideradas como las más sencillas dentro de los servicios de salud. Estas se convocan con gran frecuencia y las pruebas de acceso son muy asequibles. Es cierto que es el empleo con menos funciones técnicas en sanidad, pero los opositores deben tener unos conocimientos específicos mínimos sobre el trato con pacientes y el material.
Se trata de un trabajo público al que se accede tras superar una oposición del Grupo E (funcionarios del Cuerpo Subalterno); por lo tanto, tan solo se requiere el título de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) o titulación equivalente. Estos funcionarios realizan funciones de vigilancia, limpieza, atención al público, celador de hospitales, etc.
En concreto, los celadores forman parte de la rama de la sanidad y tienen encomendadas funciones de servicios para lograr el buen funcionamiento de las instituciones de salud, así como el personal médico y enfermero. Es decir, son aquellos profesionales que se encargan de vigilar el mantenimiento del orden interno en los hospitales o clínicas, apoyando y garantizando el correcto cumplimiento de las normas.
Asimismo, para formar parte de esta categoría, los aspirantes tienen que tener al menos 18 años, carecer de antecedentes penales y estar en posesión de, al menos, el título de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO). Y, como suele ser habitual en cualquier empleo público, no haber sido separado mediante expediente disciplinario del servicio en la Administración. Por tanto, es una oposición accesible prácticamente para todos los españoles.
No obstante, hay que tener en cuenta que los procesos de selección varían en función de la Comunidad Autónoma. Además, cada región tiene la posibilidad de requerir algún condicionante propio, como por ejemplo las que tienen lengua cooficial podrán exigir el conocimiento de dicho idioma.
La convocatoria habitualmente se realiza mediante el sistema de concurso-oposición, donde se incluye un ejercicio obligatorio centrado en un temario que abarca alrededor de 15 a 25 temas.
[La oposición que menos candidatos reúne: 2 años de preparación y sueldos de 66.000 euros]
El proceso está dividido en dos fases. La primera consiste en una prueba teórica de 100 preguntas, que incluye respuestas de selección simple con cuatro posibles opciones, una sola opción correcta y un cuestionario de conceptos prácticos. La puntuación máxima en esta prueba es de 100 puntos. La segunda fase es la de concurso, en la que se adicionan puntos a cada aspirante de acuerdo a la valoración de su perfil. Los puntos que suman son: la formación académica, experiencia personal, formación especializada, publicación de trabajos científicos e investigación. En función de la nota obtenida en las dos fases se asignan las plazas vacantes.
Además, considerando la dificultad de los ejercicios se tantea un tiempo de preparación inferior a un año. De hecho, tal y como corrobora la academia de oposiciones, Opoinnova, se estima un tiempo de entre los 6 y 12 meses. No obstante, tan solo se trata de una aproximación, dado que depende de muchos factores como por ejemplo, el rendimiento propio y del resto de aspirantes en los exámenes.
En cuanto al sueldo, un celador en España cobra un salario medio de 22.700 euros brutos anuales, equivalentes, aproximadamente, a 1.230 euros netos al mes. No obstante, esto depende de diferentes factores como la antigüedad, experiencia o el puesto de trabajo. De hecho, según recoge la plataforma especializada Jobted, el salario máximo puede superar los 30.000 euros brutos al año.