En las entrañas del Madrid más castizo se erige un templo de arte flamenco que ha resistido el paso del tiempo con gracia y maestría. Corral de la Morería, un "tablao restaurante" que se alza como un monumento a la tradición y la pasión, abrió sus puertas en el año 1956 bajo la tutela de un visionario, Manuel del Rey, quien logró aunar la esencia del mejor flamenco con la alta cocina (premiada con 3 Soles Repsol y una estrella Michelin), aunque por un precio adaptado a todo tipo de bolsillos.
Después de dos generaciones, la estirpe de los Del Rey ha mantenido viva la llama de este icónico lugar, transmitiendo de padres a hijos el amor por el flamenco y el compromiso con la excelencia artística y culinaria. Hoy en día, es la afamada Blanca del Rey, junto a sus hijos Juan Manuel y Armando del Rey quienes llevan las riendas de este legado familiar con la misma pasión y dedicación que lo hiciera Manuel del Rey en sus inicios.
"Mi padre tenía una sensibilidad cultural muy grande. El flamenco le encantaba, aunque fuese de Madrid. Empezó trabajando en el restaurante de mi abuelo, el Riscal, un emblemático restaurante de Madrid. Y cuando salían de trabajar y querían ir a ver flamenco no tenían dónde", relata Armando, heredero y actual propietario del Corral de la Morería, en una entrevista con EL ESPAÑOL. Así germinó la idea de montar un restaurante de alta cocina que ofreciera espectáculos de flamenco.
El 20 de mayo de 1956, Corral de la Morería abriría sus puertas ofreciendo una gastronomía de lujo de la época, incluyendo en su carta caviar o langosta thermidor. Platos exquisitos que hacían las delicias de los más exigentes paladares. Y de fondo, el mejor flamenco que podía existir. "La primera artista que contrató mi padre fue Pastora Imperio, que era la diosa del flamenco por aquel entonces", comenta el heredero.
Así, cada noche, afamadas estrellas de Hollywood que se encontraban en Madrid rodando en los estudios Bronston —una especie de segundo Hollywood afincado en la capital española— se daban cita en este templo del flamenco. Desde sus mesas observaban hipnotizados por el fervor del taconeo y las rasgaduras de guitarras.
"Una noche, Ava Gardner estaba viendo el espectáculo cuando, de pronto, un hombre que apuraba un whisky en la barra le clavó la mirada y la llamó con el dedo índice. La actriz fue hasta él y casi al instante los dos comenzaron a discutir. Antes de irse, él le dio una bofetada a ella. Ese hombre era Frank Sinatra, quizá molesto por los rumores que relacionaban al 'animal más bello del mundo', como llamaban a Ava, con el torero Luis Miguel Dominguín", cuenta Armando.
Y es que, Corral de la Morería es historia viva del arte. Allí, las emociones se desbordan y el tiempo parece detenerse, creando un vínculo eterno entre el pasado, el presente y el futuro del flamenco en España. Sobre su escenario, Paco de Lucía estrenó 'Entre dos aguas' y Camarón demostró saber mejor que nadie cantar por soleares cuando acababa de cumplir 13 años. Años más tarde, figuras de la talla de Isabel Pantoja, Los del Río o El Cigala también han mostrado sus virtudes en este emblemático lugar.
"Mi padre, siempre buscando la excelencia, fue contratando a los mejores artistas gracias a su gran don de gentes. Todo el mundo venía aquí a ver a Manolo. Esa fue una de sus grandes virtudes a la hora de conseguir traer aquí a lo más selecto", comenta Armando, cuya madre, la laureada flamenca Blanca del Rey —ganadora del Premio Nacional de Flamenco y Medalla de Oro a las Bellas Artes, entregada por los Reyes de España, entre otros reconocimientos—, también "nació" en el seno del Corral de la Morería. "Un día, a mi padre le hablaron de una bailaora cordobesa muy joven que estaba despuntando en Andalucía. Se la trajo, comenzó a bailar aquí y se enamoraron. Hoy, ella es mi madre", dice.
Actualmente, Blanca del Rey, además de propietaria, es directora artística del corral, donde siguen actuando lo más distinguido del flamenco mundial. Su exquisita labor al frente del local, junto a la de sus dos hijos, le ha servido para que The New York Times lo sitúe en 2023 en el primer lugar de su lista de sitios que no te puedes perder en Madrid, por delante del Museo del Prado, el Palacio Real o el Museo Reina Sofía. Actores y actrices de renombre como Jennifer Aniston, Harrison Ford, Nicole Kidman o Richard Gere, cuyas visitas aparecen inmortalizadas en los retratos que cuelgan en sus paredes, han acudido a su llamada.
Cuenta Armando que decidió involucrarse en el proyecto cuando su padre falleció en el año 2006. Años antes ya lo había hecho su hermano. "Yo me dedicaba al marketing en una multinacional, y estaba muy contento, pero cuando mi padre faltó decidí unirme al Corral de la Morería", cuenta el propietario. "Tenía el flamenco en la sangre, así que al final me terminó atrapando", apunta.
Conjugar gastronomía y flamenco
Ahora, la apuesta que hizo Manuel del Rey hace más de seis décadas de conjugar lo más distinguido del flamenco y la gastronomía ha llegado a nuestros días. La cocina siempre ha estado a la altura del flamenco, y eso es mucho decir. En el año 2023, recibieron los 3 Soles de la Guía Repsol 2023, la máxima distinción gastronómica de España. Además, es el único tablao flamenco del mundo con estrella Michelin, obtenida en el año 2019.
Una fusión que se ve reflejada a través de la sensibilidad artística de David García, el chef que ha conseguido elevar a categoría de arte la gastronomía del Corral de la Morería durante los últimos años. "Parece una tontería, pero David es muy artista, es músico, toca la batería, le encantan los espectáculos. Y eso queda plasmado a la hora de cocinar y de poder convivir artistas con cocineros. Cuando uno está en un ambiente artístico, se traduce en todo lo demás", explica Armando.
Corral de la Morería cuenta con dos espacios gastronómicos. Por un lado, el Restaurante Corral de la Morería, un restaurante único en el que el chef crea una propuesta gastronómica muy personal diseñada exclusivamente para cuatro mesas (en este caso se puede reservar sólo para cenar o con la opción de también asistir al espectáculo). Consta de un menú gastronómico de nueve tiempos, con un precio de 95 euros por persona. "Ofrecemos platos muy selectos como la lubina Gilda y la quisquilla de Motril, sin embargo, no perdemos la esencia de lo tradicional, de los valores por una cocina de la tierra", explica David García a este diario, quien dice no poder elegir un sólo plato, "ya que todos tienen algo especial".
Por otro lado, encontramos el Restaurante Tablao, el restaurante donde se encuentra el escenario, en el que se puede disfrutar de una experiencia única, que une el talento culinario de David García y el espectáculo del considerado mejor tablao flamenco del mundo. "Aquí el menú es de cinco tiempos y se comparten platos que hay en el menú del salón gastronómico, pero por un precio mucho más económico, de 49,95 euros por persona, como el Menú Soleá", comenta el cocinero. "Esto hace que mucha gente pueda probar platos de alta cocina, con el sello de calidad de David García, a un precio más reducido", apunta Del Rey.
Alta cocina para todo tipo de personas
"Yo soy de barrio, y quiero que a mi casa vengan todo tipo de personas, desde gente que tenga mucho dinero hasta la parejita de 24 años que ahorra para venir a pegarse ese homenaje en un restaurante con tanta historia como este. Eso es la gloria y es lo más bonito que te puede pasar. Aquí estamos para hacer feliz a la gente, y eso es lo que más me llena", se sincera el chef.
David García aterrizó en Corral de la Morería hace siete años con el fin de buscar esa excelencia en la gastronomía, a la altura del espectáculo de flamenco que ofrecen. Antes de eso, este cocinero había trabajado en las mejores escuelas, consiguiendo dos estrellas Michelin, entre otros muchos reconocimientos. Se formó de la mano de grandes maestros como Martin Berasategui, también trabajó en El Bulli, uno de los restaurantes más reconocidos de la gastronomía patria. "Llevé mi forma de entender la gastronomía vasca, mi tierra, a este proyecto, y lo hice por mi faceta como músico, esa fue la mayor pieza del engranaje", dice.
También revela que dejó la música para dedicarse a la gastronomía porque "había que ganar dinero". "Mis padres siempre se han dedicado a la hostelería, así que lo he mamado desde pequeño", explica. Ahora, García ha conseguido aunar sus dos grandes pasiones, rodeado de los mejores artistas del flamenco y la cocina.
Su gastronomía vasca, como él mismo la define, destaca por los caldos, fondos y jugos, elaborados con productos naturales y de primera calidad, dialoga con el flamenco cada día, dando como resultado una experiencia culinaria y artística del más alto nivel. "Todo el mundo que viene sale emocionado, y eso me hace muy feliz", concluye.