Murcia

Paco Abellán lleva desde los 16 años trabajando tierras de secano en Jumilla, como lo hicieron antes su padre, su abuelo y su bisabuelo, pero nunca había visto caer tan poca agua desde el cielo. "La lluvia solo ha dejado 24 litros por metro cuadrado en lo que llevamos de año, cuando lo normal serían 100 litros por estas fechas", tal y como alerta Paco, un experimentado agricultor, triplemente perjudicado por la crisis que afecta a todos los productores de secano que hay en la Región de Murcia y que representan nada menos que 193.623 hectáreas de cultivos.

"Nunca había conocido una sequía igual y tengo almendros, olivos y viñas". Tan grave es la situación para la organización agraria COAG que ha lanzado un SOS al Gobierno de Pedro Sánchez, anunciando este lunes que solicitará un decreto de sequía al Ministerio de Agricultura porque las explotaciones de secano murcianas han llegado al "límite". Aunque para Paco Abellán, a sus 63 años y con unos cuantos jornales a sus espaldas, esa expresión se queda corta: "Llevamos dos años de sequía terribles". 

"Durante la pasada campaña, tuve que recurrir a camiones cuba para regar mis almendros y el tamaño de las almendras fue ridículo porque parecían guisantes", comenta Paco de manera gráfica. El calibre de la almendra para la próxima campaña no pinta mejor, ya que la falta de agua viene reduciendo un 50% la producción. "Se está hablando mucho de Cataluña y Andalucía, pero en Murcia tenemos la pluviometría más baja del país". La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) prevé para esta semana en la comunidad murciana, temperaturas máximas de hasta 30 grados centígrados.

Este panorama térmico agrava el actual año hidrológico en la Región de Murcia y por extensión, afecta al 65% de las explotaciones murcianas porque pertenecen al sistema de secano que básicamente depende de las precipitaciones atmosféricas. Entre el 1 de octubre de 2023 y el 8 de marzo de 2024, solo se han registrado 27 litros por metro cuadrado, lo que representa un raquítico 7,76% de la precipitación media anual histórica de esta comunidad que suele rondar los 349 litros.

Paco revisando uno de sus almendros. Cedida

La falta de lluvia, sumada a las altas temperaturas, acelera en las fincas agrícolas de secano el fenómeno de la evapotranspiración: la pérdida de humedad del suelo. "Mis tierras están secas", tal y como corrobora Paco a EL ESPAÑOL. El quebradero de cabeza es triple para este productor ecológico de secano, cuyos almendros, viñedos y olivos se extienden por el nordeste de Jumilla -lindando con Albacete-. La ausencia de precipitaciones se traduce en pérdidas para Paco, a razón de 25.000 euros anuales, por lo que ya suma 75.000 euros y empieza a no saber qué hacer para mantener la actividad. "He reducido la producción de viñas de 140 hectáreas a 65", ejemplifica este agricultor, sobre el hachazo que le ha propinado a la recolección de uva de la famosa DO Jumilla.

"Antes tenía a tres personas contratadas y ahora solo una". Las citadas medidas le han permitido a Paco, y a su hijo, Sergio, evitar asestar un recorte a las 95 hectáreas de almendros que tienen en producción y a las 15 hectáreas de olivos. "No me he jubilado todavía porque estoy aguantando para ayudar a mi hijo a que me suceda, como la quinta generación de agricultores de la familia Abellán, aunque el futuro es muy negro: cada vez se trabaja más y con menor rentabilidad", según reflexiona este sexagenario.

Las palabras de Paco vienen respaldadas por los datos que maneja COAG. Desde las últimas lluvias torrenciales de mayo de 2022, la sequía se traduce en "importantísimas pérdidas de producción" en los cultivos de secano murciano. Del 80% en el caso de los cereales, 50% en las plantas aromáticas; por encima del 60% en la almendra; un 70% en los viñedos y un 50% en el sector del olivar. "Desde 2022, la pluviometría cada vez es más baja", apunta este agricultor, como la clave de esos descensos productivos.

La escasez de lluvias es uno de los efectos del cambio climático de los que Greenpeace viene alertando así: "España es el segundo país con más estrés hídrico de Europa y con el 75% de su territorio en riesgo de desertificación. En grandes áreas del Mediterráneo, se prevé que la frecuencia de sequías extremas sea entre un 150 % y un 200 % más probable".

De hecho, Greenpeace pronostica que la falta de precipitaciones encarecerá la cesta de la compra: "Los períodos prolongados de sequía y calor reducirán la disponibilidad de agua dulce y amenazarán los rendimientos agrícolas. Esto, a su vez, puede conducir a la escasez de agua y al aumento de los precios de los alimentos". Paco admite que ya nota el cambio climático en las tierras que a diario trabaja junto a su hijo, Sergio: "No queda reserva de agua en el subsuelo para las raíces de los árboles".

- ¿Cómo le afecta a sus árboles la falta de lluvia y los cambios anormales de temperatura que se producen en cada estación?

- Hay árboles que se han secado. En el caso del olivo, tener una semana de frío y otra de calor, afecta al cuaje de su flor. El calibre de la almendra se ha reducido de un 30% a un 40% por culpa de la sequía. Y la producción de uva de la DO Jumilla, que es una de las más antiguas de España, se redujo un 50% la pasada campaña. Además, el cambio climático está adelantando hasta 20 días la recogida de la almendra y la vendimia.

El Trasvase del Júcar-Vinalopó. Ayt. Elche

Los productores de secano no pueden recurrir al agua de riego del Trasvase Tajo-Segura y la sequía que se arrastra desde hace dos años, deja el sector en una posición crítica, debido a que el comodín de los pozos tiene fecha de caducidad: en 2027 serán clausurados para cumplir con la normativa europea. Paco corrobora que el acuífero Ascoy-Sopalmo se agota para el Altiplano: "Está sobreexplotado y el agua sale salina".

Las apreturas hídricas son tan graves que los ayuntamientos de Jumilla, Yecla, Fortuna o Abanilla reclaman la conexión del Trasvase Júcar-Vinalopó con la comarca murciana del Altiplano, ante la falta de soluciones del Plan de Cuenca del Segura. "Ahora mismo, siento impotencia", admite este agricultor jumillano, al que le quita el sueño la viabilidad de sus explotaciones ecológicas de almendra, viñedo y olivo. "Todo esto se convertirá en un desierto como no se den cuenta los políticos".

- ¿Por qué considera que tiene tan poca viabilidad la agricultura de secano?

- Paco Abellán: La Política Agraria Común (PAC) de la Unión Europea es un desastre y así no hay futuro. No se tienen en cuenta las importaciones de terceros países. Estados Unidos nos invade con barcos de almendra californiana que sabe a madera, en comparación con la española, pero que es la que se está usando para los helados y los turrones. En Estados Unidos, tienen un marco legal distinto a Europa: ellos pueden producir 800 árboles por hectárea, y nosotros 200 por hectárea, con lo cual, ellos producen 40.000 kilos de almendras y nosotros 1.500 kilos en el mejor de los casos.

Además, a la sequía estamos sumando los precios que nos pagan a los agricultores. La última campaña buena de la almendra fue en 2019, cuando se pagaban 9,60 euros por kilo de pepita y el año pasado eran 5,30 euros. El kilo de uva se pagaba en 2023 a 36 céntimos, menos que en 1996 cuando todavía estaban las pesetas y cobrábamos el kilo a 'veinte duros'. Lo único que ha subido es la aceituna de 60 céntimos a 1,40 euros el kilo.

La sequía prolongada ha llevado a COAG este lunes, a reclamar públicamente un Real-Decreto de Sequía al Gobierno de Pedro Sánchez, con "medidas de apoyo directo" a los agricultores de secano de la Región de Murcia y de otras zonas del sureste, como Almería o Alicante, además de los ganaderos -principalmente del sector ovino-.

"De lo contrario, nos veremos abocados a una situación sin precedentes en las zonas de secano de nuestra región que unida a toda la conocida problemática que atraviesa el sector agrario, debido a las cuestiones normativas [PAC], costes de producción y comerciales que se han puesto de manifiesto durante las últimas movilizaciones, puede constituir la puntilla que venga a acabar finalmente con muchas de estas explotaciones de secano", alerta la organización agraria COAG.

Unos agentes de la Policía Nacional durante una protesta agraria en Aragón. Efe

Un miembro de COAG con dilatada trayectoria y con experiencia en negociaciones con políticos a distintos niveles, considera que el decreto de sequía que reclama esta organización al Ministerio de Agricultura, debería de incluir medidas como: subvenciones directas, riegos de apoyo, carencias de dos años en la devolución de préstamos bancarios, exenciones al pago de la cuota de autónomo o de impuestos como el IBI rústico. 

"Los pequeños agricultores somos necesarios, no solo las grandes superficies productoras, porque contribuimos a eliminar dióxido de carbono con nuestros árboles, evitamos la erosión del terreno que causa la desertificación y la despoblación", reflexiona el jumillano Paco Abellán. "Necesitamos un decreto de sequía del Gobierno: es un parche para no quebrar de golpe, pero así, al menos podremos agonizar un tiempo".