Todo emprendimiento comienza con una idea, un momento de lucidez que solo unos pocos se atreven a ejecutar, una hazaña que solo algunos logran mientras muchos se quedan por el camino. Los pensamientos platónicos aluden al mundo de las ideas, perfecto e inmutable, aunque también inalcanzable. Otras personas como Anna Roig prefieren coger esas ideas y trabajarlas, manipularlas y darles forma. Una mallorquina que desde muy pequeña se puso un propósito y que en la actualidad lo abrillanta día a día. Orgullosa de su trabajo, presenta y explica a EL ESPAÑOL: “el Proyecto Zebra”.

“Es algo que llevo toda la vida gestando, desde que era una cría tenía muy claro que quería ayudar a las personas, allanar el camino a los que vengan por detrás. Siempre lo he soñado, pero no ha sido hasta ahora cuando he encontrado como hacerlo realidad. Una vez me preguntaron dónde me vería en 10 años, y yo pensé que quería tener un espacio integrador, con una perspectiva holística en la que se pudiera compartir en grupo, en pro del bienestar físico y emocional, para mejorar la salud”, comenta Anna las primeras premisas de lo que sería su plan de futuro. Pero, ¿qué es el Proyecto Zebra?

Anna Roig estudió piano. Cedida

A Anna le gusta definirlo como “la mayor plataforma especializada en altas capacidades y neurodivergencias”, aunque si se pone menos técnica lo mima como un centro de “apoyo” y “referencia” donde quienes tengan altas capacidades puedan encontrarse, sentirse ayudados y establecer relaciones con personas afines, socializar, formar vínculos. “Es un sueño hecho realidad”, resalta. La joven también tiene altas capacidades y ha experimentado problemas durante su infancia a causa de ellas. Con años de experiencia lidiando con estas cualidades y un proyecto entre sus manos, Roig pretende que “no se repita la misma historia” para quien entre en su emprendimiento.

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Pregunta.— ¿Cómo definiría a una persona con altas capacidades?

Repuesta.— Son un montón de circunstancias juntas en una misma persona. Es alguien que tiene una inteligencia un poco por encima de la media, aunque no tiene que destacar muchísimo ni ser sobresaliente en todo lo que haga. Tener estas cualidades lleva a ser mucho más curioso, a que te intereses demasiados temas distintos, pero que los puedas dejar, también. Son personas muy creativas con personalidades muy marcadas, incluso de extremos.

La creadora

Anna habla por ella y por todas las personas que forman parte de este colectivo. Un colectivo que a su parecer está algo descuidado y con poca visibilidad. “Hay demasiadas personas sin detectar, tanto jóvenes como adultos. Hasta no hace mucho no había nada para ayudar y encontrar a este tipo de personas. Ahora empieza a haber algunos programas que guían e informan a aquellos que nunca han tenido respuestas. Una vez se le pone nombre a lo que nos pasa, es necesario un acompañamiento de medidas. Somos una excepción, no es lo más habitual en la sociedad y carecemos de espacios donde nos podemos sentir nosotros mismos. Un lugar sin filtros”.

Desde el Proyecto Zebra quiere proporcionar ese lugar seguro dando un servicio de confianza donde ni se finge ni se tienen que ocultar. Anna se personifica y se vuelca en su empresa, en la que le gusta transmitir esa cercanía, la humanidad que es tan necesaria y a veces tan ausente en todos los entornos sociales. “Ser una persona que ayude a otra persona”, puntúa. Y entre los valores que representan a su creación elige: cercanía y honestidad.

Anna Roig.

Con estudios iniciales como pianista, Anna pasó de las disciplinas musicales a las que estudian los misterios de la mente humana. Psicología, Pedagogía y máster en Altas Capacidades, la mallorquina pasó por varios trabajos que no le llanaban, incluso por crisis. “Estuve varios meses sin trabajar para pensar qué quería hacer, entonces decidí abrir un instagram para divulgar contenido sobre las personas con altas capacidades. Como persona que las tiene me metía en todos lados y no encontraba mucha información sobre el colectivo, y a los pocos meses de abrirme la cuenta empezaron a escribirnos muchas personas preguntándonos si teníamos servicios. ‘¿Por qué no?’, me pregunté, entonces desarrollé el proyecto”.

P.— ¿Qué es lo que diferencia del resto?

R.— Nosotros no somos una asociación, somos una empresa y cobramos por nuestro trabajo. Muchas veces las personas detrás de las asociaciones son personas con altas capacidades que quieren contribuir al activismo, ayudar a personas de su misma condición. Pero tienen su trabajo, sus hijos y miles de circunstancias que hacen que no se puedan centrar al máximo en ese servicio. Puede que tengan algún tipo de curso de preparación, pero suelen ser personas sin ella. Nosotros somos un equipo de psicólogos y pedagogos especializados en estas disciplinas y en altas capacidades, TDAH, TEA, intervención clínica…, un montón de diversos campos. La disponibilidad y la formación es lo que nos diferencia principalmente.

P.— ¿Dónde cree que puede llegar el Proyecto Zebra?

R.— Donde quiera. La idea es ampliar todo lo que podamos, empezamos dando servicio en Madrid, ahora estamos también presencialmente en el País Vasco y Barcelona y nos encantaría tener más sedes por España, incluso en el extranjero. No hemos establecido ningún techo, nuestra idea es crecer a donde sea mientras podamos mantener los valores y la calidad de trabajo que nos representan.

Anna Roig ha escrito La vida en Zebra. Cedida

P.— ¿Por qué “Z”ebra?

R. — Las cebras son los únicos animales de su especie que no se pueden domesticar. Tienen rayas que son como nuestras huellas dactilares, es decir, únicas e irrepetibles en cada cebra y, además, se pueden confundir con el ambiente. Por ello, la psicóloga Jeanne Siaud Facchin decidió llamar a las personas de altas capacidades “cebras”, porque comparten características con estos animales. Nosotros escribimos cebras con “Z” porque es nuestra marca de identidad, nuestro distintivo, y también porque queremos llegar a todo el mundo.

Un sistema de carencias

La mallorquina tiene claro que el sistema educativo convencional tiene varios problemas a los que se deberían atender. Si bien a las personas con altas capacidades son difíciles de detectarlas, y se las valora con un mero número que es poco representativo, los profesores “no están preparados” para ese tipo de cargas. “Prácticamente no hay ningún tipo de educación emocional, tampoco los docentes están formados para ello. Creo que a los niños se los trata a veces como si fueran inferiores, como si supieran nada, y con los niños de altas capacidades pueden crearse situaciones muy distintas que a los profesores se les escape de las manos”.

Otro de los problemas que Anna observa es el "escaso enriquecimiento”. Los libros de texto son “muy repetitivos” por lo que no se puede garantizar un progreso en los estudiantes. “Tampoco hace falta ampliar por ampliar, si no abarcar otros temas sobre los ya establecidos para ver otras visiones y otras formas de hacer las cosas. Hay que dar a los niños autonomía para que sean curiosos y busquen cosas nuevas. No es tanto la carga de trabajo si no los planteamientos que se hagan”, menciona la joven.

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La vida en zebra

Además de llevar las riendas de su empresa, Anna también ha querido experimentar con su faceta de escritora presentando su primer libro. La vida en zebra es un ensayo en primera persona donde la joven quiere compartir su visión de las altas capacidades con el mundo. “Creo que lo que tiene de especial este libro es que no hay muchos que traten temas por el estilo”, detalla Roig. Es un libro que pretende que se conozca a la autora para normalizar a las personas con esta condición, hace como de “referente” y que los lectores se puedan “reflejar” en ella.

“No es un libro exclusivamente para personas con altas capacidades, lo puede leer cualquiera con ganas de aprender cosas nuevas. El libro se divide en diferentes capítulos que considero de importancia como la creatividad, educación, bullying…, aun así es un libro corto, y me gustaría que más gente se animara a escribir sobre las altas capacidades”, concluye Anna.