A sus 76 primaveras, Julio admite que tiene una nueva fecha de cumpleaños: "El 22 de febrero volví a nacer". Este pensionista no exagera un ápice con sus palabras porque aquel día, tres ladrones le secuestraron en su propia casa de La Unión y le propinaron una brutal paliza, cuya única finalidad era amedrentarle para que confesara dónde guardaba el dinero y las joyas. "Me ataron con cinta americana por las muñecas y por los tobillos", tal y como relata Julio C. G., en una entrevista que concede en exclusiva a EL ESPAÑOL, después de que la Guardia Civil haya arrestado a los autores de este robo violento. "No sé cómo estoy vivo", insiste.
Este jubilado confiesa que todavía siente miedo, a pesar de que sus tres secuestradores y el autor intelectual del robo ya han ingresado en prisión. "Por las noches, me cuesta dormir". De hecho, para sentirse más tranquilo durante la entrevista, Julio recibe al periodista acompañado de su querida hermana, Ana, en el salón de su casa que está presidido por unos muebles que ha restaurado con sus propias manos, una réplica enmarcada de un violín Stradivarius y por una decoración muy british, como guiño al país donde estuvo al frente de un próspero negocio de ropa.
"Me fui con 18 años a trabajar de camarero en restaurantes de high standing en Londres", recuerda con un acento donde convergen sus raíces andaluzas de La Línea de la Concepción, la genética murciana de su madre -nacida en Cartagena- y el cuarto de siglo que ha vivido en tierras británicas. "Tuve una tienda de ropa infantil en Inglaterra", según prosigue detallando Julio, sobre el origen de una cómoda jubilación que nadie le ha regalado y que le ha situado en la diana de unos ladrones con muy pocos escrúpulos, a la vista de que su avanzada edad no fue obstáculo para apalearle.
"En 1991 regresé a la Región de Murcia y también estuve trabajando de interiorista". Julio siempre ha sido una mente inquiera, lo que le ha permitido ganarse un retiro dorado del mercado laboral en su casa de La Unión: un pueblo de 21.000 habitantes, mundialmente conocido por el flamenco de su Festival Internacional del Cante de las Minas y donde este septuagenario disfruta de la compañía de sus dos perros, mientras cuida del vergel que preside el patio de su vivienda.
"El día que me asaltaron regresaba de sacar a pasear a Poppy y Amy: eran las 8:30 horas de la mañana del 22 de febrero", apunta con precisión británica, sobre un jueves que se convirtió en una pesadilla.
Julio es una persona de costumbres y cada día, a las ocho y cuarto de la mañana, suele sacar a pasear a sus mascotas por los alrededores de su casa. "Cuando salí a la calle me llamó la atención que en la acera de enfrente había un hombre, muy alto y delgado, con la cabeza cubierta por un pasamontañas", según explica este jubilado. "También había otros dos hombres que estaban sentados, con una capaza, pero pensé que eran jornaleros o albañiles porque iban muy abrigados y era temprano".
- ¿Esos tres hombres fueron los que le maniataron en su vivienda?
- Julio: Yo suelo sacar a pasear a mis perros durante un cuarto de hora y al regresar a casa, en cuanto abrí la puerta, uno de ellos gritó: '¡Ya!'. Entonces, otro se echó encima de mí, me pegó un empujón y me tiró contra el suelo del patio delantero. Yo traté de arrastrarme como pude hacia la puerta para pedir ayuda, pero uno de los ladrones me cogía por el cuello para asfixiarme. No me salía la voz de lo que me apretaba el cuello. No podía ni hablar.
Una fuente de la investigación afirma a este diario que los tres hombres que asaltaron al pensionista, "responden a los alias de 'El Ruso', 'Toñín' y 'El Seco'", tienen entre 40 y 49 años, son de nacionalidad española, y también residen en el mismo pueblo que su víctima: La Unión. "Se trata de delincuentes comunes que se asociaron para cometer este robo, ideado por una cuarta persona que supuestamente era de la confianza del anciano porque sabía que tenía dinero y joyas".
- ¿Qué ocurrió cuando le tenían inmovilizado?
- Julio: Uno de los tres ladrones me cogió el llavero del bolsillo del pantalón, pero como tenía siete llaves y no se aclaraba con cuál abría la puerta, le acabó dando una patada a la puerta para tirarla abajo. A uno de ellos le decían 'Ruso' y ese fue el que me metió colgando del cuello hasta el salón de mi casa. Luego entraron los otros dos a registrar la vivienda como ratas. No le pude ver la cara a ninguno porque todos llevaban un pasamontañas.
Después, atascaron la puerta por dentro con un trozo de madera. 'El Ruso' no paraba de preguntarme: '¿Dónde tienes el dinero?' El ladrón al que le decían 'Ruso', no dejaba de sujetarme por la espalda, mientras me apretaba con fuerza por el cuello con un brazo, y con el otro, con el puño cerrado, no paraba de darme puñetazos en la cara, gritándome: '¡El dinero!'.
Yo le decía que en mi casa no había dinero porque estaba en el banco. Entonces, 'El Ruso' le dijo a uno de ellos: '¡Mátalo!' '¡Mátalo!'... Uno de sus compinches se fue directo a la cocina, cogió un cuchillo y empezó a clavármelo por el cuello. Me pinchó tres veces. Me pegaron todo lo que quisieron y más. No sé cuántos trompazos recibí, pero me dejaron la cara inflamada y ahora tengo secuelas. Tenían muy mala hostia.
La secuencia que Julio relata al periodista, poniéndose de pie, en el salón de su casa, justo en el mismo sitio donde le tenían inmovilizado mientras le apaleaban, no tiene nada que envidiar a alguna de las secuencias violentas de la filmografía del cineasta Quentin Tarantino. "Yo no sé de dónde saqué las fuerzas y el valor, pero no dejé de pelear", tal y como admite este pensionista, de 76 años, cuyo físico fibroso y su buen estado de salud le permitieron sobrevivir a una situación de riesgo vital. "Como no dejaba de resistirme me ataron los pies y las manos con una cinta americana", según apunta Julio.
- ¿Qué hacían mientras los dos compinches de 'El Ruso'?
- Un ladrón se subió a la planta de arriba de la casa, con una capaza como la que llevan los albañiles, para registrar las habitaciones, los muebles... El otro estaba buscando una caja fuerte porque miraba detrás de los cuadros del salón. Hubo un momento en el que perdí el conocimiento mientras me torturaban porque 'El Ruso' no paraba de apretarme por el cuello y de pegarme en la cara con el puño cerrado. Era tanto el daño que me hacía en la nuez, que me desmallé, caí sobre una mesita de mármol que tengo en el salón, me di en la nuca y comencé a sangrar.
Prueba de ello es que durante la entrevista luce un gorro de lana, para ocultar la cicatriz que le ha quedado por los puntos que le pusieron en el cráneo. "Cuando recuperé la conciencia no había nadie en casa, me fui maniatado hasta la cocina para quitarme la cinta americana de los pies y la Policía Local ya estaba en la calle porque un vecino les había avisado".
Julio se enciende un pitillo mientras reconoce "agradecido" que esa llamada de alerta de su vecino fue clave para salvar su vida. "Es increíble lo rápido que se ha recuperado mi hermano porque cuando le vi tenía la cara inflada", resalta Ana, sin dar crédito a que aquel jueves 22 de febrero pudo haber perdido a su hermano -cuya casa se levanta a solo unos metros de su domicilio-. "La cara se la dejaron echa polvo", insiste apenada.
'El Ruso', 'Toñín' y 'El Seco' trataron de huir a la carrera, pero al abrir la puerta de la casa se llevaron una sorpresa: varias patrullas de la Policía Local de La Unión habían bloqueado la calle y unos agentes estaban parapetados, encañonando el inmueble. Los tres ladrones intentaron escapar por el tejado, dejándose caer por el garaje de una vecina, lo que obligó a uno de los policías a realizar disparos al aire que permitieron dar caza a los sospechosos en una rambla próxima al Colegio Herrerías.
"Una ambulancia con sanitarios se ocupó de atenderme y de evacuarme al Hospital Santa Lucía de Cartagena: yo me encontraba muy nervioso porque había perdido el conocimiento y había una parte del robo que no recordaba", tal y como subraya Julio. El parte de lesiones incluye hematomas por la cara y heridas en los labios, aunque lo peor son las secuelas que todavía padece: "Tengo tres dientes que se me mueven, me han salido cataratas en el ojo izquierdo por un traumatismo y no escucho bien por el oído derecho".
La Guardia Civil explica que un equipo de la Policía Judicial inspeccionó al milímetro la casa de este jubilado porque los ladrones dejaron huellas -al pisar un charco de sangre de la víctima- y con la información que recopiló de los tres detenidos, pudo averiguar que detrás de este robo, "como autor intelectual, se encontraba un cuarto individuo, con un amplio historial delictivo, por lo que fue solicitado un mandamiento de entrada y registro en su domicilio".
De modo que siguiendo las instrucciones de este hombre, 'El Ruso', 'Toñín' y 'El Seco', se ocuparon de vigilar al jubilado y lo abordaron cuando regresaba a casa, "metiéndolo a la fuerza en la vivienda, donde lo maniataron y golpearon para apoderarse de dinero y objetos de valor". Los cuatro detenidos son "experimentados delincuentes" que han ingresado en prisión, después de ser puestos a disposición del Juzgado de Instrucción número 4 de Cartagena, como presuntos autores de un robo con violencia e intimidación en el que se llevaron un botín de poco más de 300 euros en metálico.
- ¿Pensó que iba a morir aquel 22 de febrero?
- Julio: No tienes tiempo de pensar. En ese momento, no piensas en qué te va a ocurrir. Yo lo único que hacía era resistirme y pelear.
- ¿Usted sabe quién es el autor intelectual de su secuestro y robo?
- A mí me han dicho que algún vecino se ha ido de la boca haciendo algún comentario de que en mi casa había dinero. Yo creo que pensaba que tenía mucho porque en el garaje tengo aparcado un Mercedes SLK biplaza, pero ese coche tiene más de veinte años y el dinero yo lo tengo en el banco.