A Marta Pérez (Madrid, 2003) siempre le ha apasionado la naturaleza. Desde niña, la joven madrileña siempre ha viajado con sus padres y su hermana menor a lugares en los que se respiraba fauna y flora. Prueba de ello es que, cada vez que podían, se escapaban a descansar a La Puebla de Almoradiel, el pueblo de Ana Isabel Roldán, la madre de Marta. Y allí, en el río, la niña Marta pasaba horas “observando los peces, los pájaros…”, explica a EL ESPAÑOL.
Esta pasión por la naturaleza provocó que Marta Pérez, ya desde niña, tuviese claro que quería estudiar Biología. Concretamente, Biología Marina. Así pasó la Secundaria, peleando cada nota para poder acceder al Grado en Biología. Era su sueño. Sin embargo, en el momento de la verdad, cuando había que elegir carrera, Marta cambió de opinión y se matriculó en una carrera del futuro: el Doble Grado en Física Computacional e Ingeniería del Software, una carrera pionera en España que tiene un 100 % de empleabilidad.
“Empecé a ser consciente de que antes de la Biología, está la Química. Y antes de la Química, está la Física. Es la base de todo. Por ello, aunque siempre había querido estudiar Biología al final me decanté por la Física”, explica Marta Pérez a este diario. No obstante, la joven conoció su carrera de rebote e, incluso, llegó a ser admitida en Biología en la Universidad Autónoma de Madrid. Pero descartó la idea.
Aún dubitativa, Marta Pérez acudió hace dos años a Aula, el salón internacional del estudiante y de la oferta educativa celebrado cada año en IFEMA, y allí estaba ofertada su carrera: el Doble Grado en Física Computacional e Ingeniería del Software en el Centro Universitario de Tecnología y Arte Digital (U-tad). “No tenía ni idea en qué consistía la Física Computacional, pero me llamó la atención el nombre y simplemente me acerqué a preguntar en qué consistía”, se sincera. Salió de Aula convencida de que ése era su camino.
Pregunta.– ¿Y en qué consiste la Física Computacional?
Respuesta.– Es la física de toda la vida, pero orientada a la programación, a aplicar las fórmulas en ordenadores, computación cuántica o Inteligencia Artificial, por ejemplo.
El Doble Grado que estudia Marta Pérez, en este sentido, “combina los conocimientos en software, computación cuántica, Inteligencia Artificial, termodinámica, mecánica, electromagnetismo y física cuántica necesarios para llegar a ser un perfil que las empresas tecnológicas buscan para liderar sus proyectos más innovadores”, explican desde la propia universidad.
Esto sirve para trabajar en “sectores tan diversos como la aeronáutica, la automoción, la ciencia de materiales, la elaboración de nuevos medicamentos, la meteorología, las máquinas autónomas”. Unos sectores con una demanda creciente de profesionales especializados, lo que permite que tanto Marta, como el resto de compañeros que estudian su carrera, puedan acceder al mercado laboral incluso antes de que acabar el doble grado.
Sólo una mujer
Marta Pérez, además de estar estudiando una carrera pionera, cumple otra circunstancias que la diferencia de sus compañeros. En su promoción son ocho personas, pero ella es la única mujer. Esto, a su juicio, debe cambiar “porque es importante que la mujer no esté infrarepresentada en la ciencia”.
“Yo les diría a las chicas que les da miedo estudiar este tipo de carreras que pregunten, que se asesoren. Por ejemplo, este grado puede orientarse incluso hacia la Medicina, que es un grado más femenino. En este sentido, la Física Computacional y la Ingeniería del Software se pueden enfocar hacia la investigación médica y eso a lo mejor puede ser llamativo”, explica la estudiante.
Ella, de hecho, nunca pensó que se dedicaría a la Física pues su camino siempre ha estado orientado hacia lo Biología, pero fue preguntar y asesorarse y su vida adquirió un nuevo rumbo. Aún está en segundo de carrera, pero la joven ya tiene nuevas metas y aspira a seguir formándose en Inteligencia Artificial. “Es una herramienta que va a marcar el futuro y se va a usar en todo”, opina la joven.
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Su sueño, sin embargo, va mucho más allá. No sólo se conformará con continuar haciendo cursos sobre IA, Química o Biología, sino que quiere trabajar con el acelerador de partículas CERN, situado en Francia. “Estuve en una conferencia con ellos y nos enseñaron cómo trabajaban. Me llamó mucho la atención cómo trabajaban con nuevas partículas, átomos... Me gustaría seguir en esa rama y sé que perfiles como el de mi carrera pueden ser interesantes por ellos”, reconoce.
Aun así, antes de alcanzar ese sueño, Marta Pérez deberá concluir su carrera del futuro. Algo que de momento está cumpliendo con una media notable. Su carrera, por cierto, vale alrededor de 10.000 euros anuales y dura cinco años.