Adrián Lastra está a unas horas de disputar su segunda final de un concurso de televisión en poco más de una semana. Y es que el pasado viernes, el madrileño se enfrentó a Chenoa, Marta Díaz y Pablo Castellano en el último programa de El Desafío, del que salió vencedor el marido de María Pombo.
Este sábado, a las 22:00 horas y en directo, Lastra tiene por delante una nueva final y una nueva oportunidad para lograr la victoria, en este caso en el talent Bailando con las estrellas de Telecinco. El actor ya sabe lo que es ganar un concurso de este estilo, ya que se alzó con la victoria en Mira quien baila: La Revancha en Estados Unidos. Delante tendrá duros rivales como María Isabel, Athenea Pérez y Bruno Vila.
No obstante, aunque el madrileño es conocido por sus trabajos como actor en series como Velvet, Jaguar, Lalola o Impares y películas como Primos, Fuga de cerebros 2, Toc Toc o Si yo fuera rico, entre otras; antes se curtió en musicales (Hoy no me puedo levantar o 40, el musical) porque otra de sus pasiones, además de la interpretación y el deporte, es la música.
Lastra hizo una pausa en sus ensayos de cara a la final de Bailando con las estrellas para atender a EL ESPAÑOL y hablar del talent, pero también echó la vista atrás para recordar su infancia en el madrileño barrio de Vallecas, sus inicios, sus miedos o sus baches en la profesión.
Un niño inquieto
Aunque ha ido templándolo con los años, algo queda en Adrián Lastra de aquel niño nervioso e inquieto que jugaba por Palomeras Bajas, en el madrileño barrio de Vallecas. Por ejemplo, que era muy deportista, como lo es ahora, pero en vez de pisar el gimnasio o la pista de baile, corría por la banda de los campos de fútbol: “Era super nervioso y muy deportista, era también muy rápido corriendo y mi obsesión era convertirme en futbolista. Pero como no era buen estudiante, mis padres me decían que, o sacaba buenas notas, o se acababa el fútbol”, recuerda el actor.
Su sueño de jugar en el Estadio de Vallecas, en el Metropolitano o en el Santiago Bernabéu se diluyó por culpa de sus malas notas: “Me convocaron a unas pruebas para los infantiles de equipos de fútbol grandes y en todas me preguntaban que qué tal iba en los estudios, como los llevaba muy mal, no pude entrar en ninguno”, admite.
Pregunta.— Con la perspectiva de los años, ¿qué consejo le daría a ese chaval de Vallecas?
Respuesta.— Sigue haciendo lo que haces porque mola mucho. No te arrepientas de nada.
P.—¿Qué pasó con sus estudios?
R.—Cuando acabé la E.S.O. no quería seguir con el Bachillerato, porque estaba claro que los estudios no eran lo mío, así que metí a hacer un módulo de Electrónica y lo acabé. Justo ahí, empezó la primera edición de Operación Triunfo, me enganchó el programa y decidí que yo también quería cantar y me apunté a clases. En esa época vi mi primer musical y tuve claro que eso era lo que quería hacer.
Empecé a apuntarme a castings y en todos me decían que no, hasta que un día sonó la flauta y me dijeron que sí. A partir de ese primer musical entré en la rueda y fui encadenando trabajos: Hoy no me puedo levantar, 40, el musical, El discurso del rey, Billy Elliot… y de ahí a la televisión, hasta el día de hoy.
Música e interpretación
Operación Triunfo fue lo que hizo que tuviera claro su futuro y los musicales fueron sus inicios en el mundo de la interpretación mezclado con la música, su otra pasión. Luego empezaron a llegar ofertas para hacer series y películas. Pasó de papeles episódicos en Los hombres de Paco, Yo soy Bea, Impares o Bicho malo a más de 100 capítulos en la serie Lalola.
Aunque si hay una ficción que ha marcado una carrera, esa ha sido Velvet: “Fue para mí un antes y un después en mi carrera. Me abrió muchísimas puertas a nivel mundial, me dio oportunidades en México, en Estados Unidos... El hecho de que una serie se emita en plataformas te da muchísima visibilidad internacional”, reconoce. Luego llegaron Pequeñas coincidencias, Jaguar, Sin límites o Camilo Superstar.
En 2011, tras su éxito en Primos, con nominación a los Premios Goya como Mejor actor revelación por su papel como José Miguel incluida, llegaría su primer papel protagonista en Fuga de cerebros 2. Desde entonces, cine, televisión y concursos no se le han resistido.
No obstante, es muy poco probable que los espectadores le vean en una película o una serie de terror ya que “me da mucho miedo todo lo paranormal. De hecho no puedo ver películas sobre espíritus, exorcismos… lo paso fatal. Y la oscuridad también me da miedo”, confiesa el actor.
P.—¿Qué prefiere hacer: teatro, cine o televisión?
R.—No tienen nada que ver entre sí. Hacer un musical te requiere una exigencia bárbara y una serie de requisitos que no te piden ni el cine ni la tele. Tienes que estar haciendo funciones todos los días de la semana y siempre al 100%. En televisión, en programas como El Desafío o Bailando con las estrellas, no hay detrás un personaje sino que eres tú mismo, yo me muestro tal cual soy en cualquiera de ellos.
P.—¿Ha tenido algún momento de desencanto con la profesión?
R.—Sí, si no has sentido eso alguna vez es que no te dedicas al mundo artístico. Es inevitable el pensar: ¿Cuándo va a llegar mi momento? O encontrarte con otros compañeros y pensar: ¿Por qué él y no yo? ¿Qué estoy haciendo mal?…
Es una profesión dura, tengo muchos amigos actores que se tiran años sin trabajar, sin que suene el teléfono. Por cada persona que tiene éxito en esta profesión, hay detrás muchísimos que han tenido que abandonar su sueño. Yo nunca he pensado en dejarlo, porque si dejo esto no sé qué podría hacer. Pero sí que he pasado momentos de desencanto absoluto.
Forma física
Aparte de su habilidad en la interpretación, Adrián Lastra destaca por una gran forma física, que no duda en mostrar en redes sociales y que, incluso, comparte con su padre y su hermano. Eso le ha ayudado a superar los grandes retos que tuvo en El Desafío, por ejemplo, y eso que sufrió una grave lesión preparando la última prueba de pole dance, donde se desgarró el recto abdominal. “Me dijeron que tenía que estar un mes y medio de reposo, pero les dije que era imposible porque tenía que continuar en el programa. Con mucha radiofrecuencia pude continuar”, recordó el actor en su visita a El Hormiguero.
Su afición por el deporte le hizo conocer a uno de sus ídolos, David Bustamante, con el que comenzó su amistad en un partido benéfico entre artistas y famosos. También ha compartido con el cántabro entrenador y escenario.
P.—David Bustamante era uno de sus ídolos cuando empezó en el mundo de la música y la interpretación, pero luego se hicieron amigos y hasta han llegado a entrenar y cantar juntos.
R.—Sí, hemos coincidido hasta compartiendo entrenador personal hace años porque estuvimos un tiempo entrenando juntos. Nos conocimos en un partido de fútbol y fue maravilloso, le dije: ¿Sabes que yo estoy aquí porque te vi en OT y decidí que quería ser como tú?. David se partía de risa. Tiempo después, en un concierto, subí a cantar con él la mítica canción Dos hombres y un destino, fue un sueño.
P.—¿Qué tipo de entrenamiento hace para estar tan en forma?
R.—Hay muchísima equivocación conmigo, y yo no paro de decirlo siempre, pero la gente no me escucha o debe pensar que es mentira, pero yo llevo dos años sin tener una rutina de entrenamiento concreta.
He podido pisar el gimnasio un máximo de seis veces en estos dos últimos años. Es verdad que durante ese tiempo he hecho Mira quien baila, La Revancha en Estados Unidos, un programa como El Desafío, en el que la exigencia física es muy fuerte y hay que preparase pruebas muy duras.
Para Bailando con las estrellas también hay que estar a punto físicamente, estoy bailando durante 8 o 9 horas al día y eso es mucho ejercicio.
En ese sentido, tengo una genética muy agradecida. Me desarrollé muy tarde, el estirón físico lo tuve súper tardío, aún así soy un tío fibroso, pero muy pequeño, todo lo musculoso que pueda parecer debajo de la ropa es mentira. En los fiting rooms me suelen traer una talla L, y yo en realidad llevo una S (risas).
Bailando con las Estrellas
Este sábado, a las 22:00 horas, llega el final de Bailando con las estrellas, el programa de baile de Telecinco presentado por Jesús Vázquez y Valeria Mazza. El exigente jurado del formato (Blanca Li, Julia Gómez Cora, Gorka Márquez, Antonia Dell’Atte, Boris Izaguirre y Cristóbal Soria) y el público serán los encargados de decidir quién se lleva la victoria en el talent musical entre los cuatro finalistas.
Lastra tendrá que competir en la final con María Isabel, que en 2004 se convirtió en una de las niñas más famosas de España tras ganar Eurovisión Junior con su canción Antes muerta que sencilla; Athenea Pérez, modelo y Miss Universo España 2023 que lleva dos años practicando Heels, una modalidad de baile en tacones; y Bruno Vila, miembro de los conocidos Mozos de Aorusa de Reacción en cadena, que ha conseguido suplir su inexperiencia en el baile con el apoyo incondicional del público.
P.—¿Cómo afronta la final de Bailando con las estrellas?
R.—Con mucha ilusión y muchas ganas. Muy emocionado de haber llegado a la final de un programa de baile. Estoy ansioso por que la gente vea lo que estamos montando, que es algo muy arriesgado, le hemos puesto un plus que le da mucha peligrosidad, nunca se ha visto en ningún Dancing with the Stars en el mundo.
P.—Es la segunda final que vive en una semana, pero en el caso de Bailando con las estrellas es en directo: ¿Eso lo hace más complicado?
R.—Claro, los nervios hay que llevarlos muy controlados. Siempre hay cosas inesperadas que suceden en todos los directos, es la vida misma. En este caso, mi número final lo tengo que llevar medido al milímetro porque, con un solo paso en falso, corremos peligro, tanto de coreografía como físicamente.
P—¿Ha tenido alguna lesión durante los ensayos del programa?
R.—Sí, el lunes pasado en los ensayos estuvimos probando varios porté (movimiento de danza combinado entre dos o más bailarines en el cual uno es levantado por otro o otros) y, en uno de ellos me hice mucho daño.
No sé todavía si ha sido desgarro, rotura o qué, pero está siendo complicado. Todavía no he ido al médico porque sé que me va a decir que pare, y yo tengo que seguir hasta acabar la final del programa. Ya me pasó algo parecido en El Desafío preparando la prueba de pool dance a tres días de la final. Pude realizarla gracias a que me puse en manos de un excelente fisioterapeuta y a radiofrecuencia.
P.—¿Cómo definiría a sus rivales en la final?
R.—Athenea es una mujer súper luchadora con unas aptitudes impresionantes. María Isabel, en mi opinión, es la concursante que más ha evolucionado en el concurso, creo que lo está haciendo impecablemente. Y Bruno es una persona maravillosa que, a pesar de tener quizá menos nivel que nosotros tres, se está esforzando mucho, tiene una gran fuerza de voluntad y eso da sus frutos.
P.—¿Qué me puede decir de Sara García, su bailarina?
R.—Pues que es la mejor compañera que me podía haber tocado en el mundo, no me podría imaginar el concurso sin tenerla a mi lado. Tengo clarísimo que si no fuese por ella, yo no estaría en la final.
P—¿Es muy competitivo?
R.—Sí, pero con una competitividad sana. Siempre me gusta ir a más. En esta caso es la final y quiero darlo todo, porque cuando termine esto no voy a volver a bailar a este nivel, volveré a lo que es mi trabajo como actor.