Cada fin de semana, los Laina García tenían un plan muy familiar: Armando y Sara llevaban al cine a sus dos hijas, Gloria y Sara. “A mis padres siempre les encantó. Mi madre estudió comunicación audiovisual y mi padre marketing y publicidad y, por eso, desde siempre han desarrollado un gusto especial por ver películas. Nos llevaban todos los sábados o domingos desde que éramos niñas”, explica a EL ESPAÑOL Sara Laina (Madrid, 2005), una joven que está terminando el primer curso de una carrera universitaria que cambiará para siempre la manera de crear los nuevos filmes y las nuevas series.
Se trata del grado en Efectos Visuales, que tiene un 95 % de empleabilidad y es una carrera universitaria pionera en España pues sólo se imparte, de momento, en el Centro Universitario de Tecnología y Arte Digital (U-tad). Y, desde luego, son unos estudios que están cambiando la manera de crear las escenas y los espacios donde ocurren las tramas gracias al empleo de la tecnología.
“La industria de los Efectos Visuales (VFX) facturará este año más de 25.000 millones de euros a nivel global y mantiene un ritmo de crecimiento del 11% anual con un gran déficit de profesionales formados y una empleabilidad nacional e internacional muy superior a otras profesiones”, explican desde la universidad que, conscientes de la necesidad de este tipo de formación en España a nivel universitario, se lanzó a la piscina para crear esta carrera.
Sara Laina ha sido una de las primeras estudiantes del país en lanzarse a la aventura de estudiar una carrera de nueva creación. Para más inri, es la única mujer de esta primera promoción, compuesta por nueve compañeros. “Es algo que al principio me chocó, porque creo que es un grado en el cual las mujeres podemos aportar una visión distinta en los trabajos para enriquecerlos. Aun así, cabe destacar que estoy súper a gusto con mis compañeros, pero hubiese estado bien que hubiera más chicas. Las animo a estudiar el grado si es lo que quieren”, se sincera la joven madrileña en conversación con este diario.
Y es que esta joven está segura de haber acertado en su elección, pues cree que estos estudios le pueden ayudar a alcanzar su sueño. ¿Cuál es? “Pensando a lo grande, algún día me gustaría ser directora de Producción en alguna productora grande de películas conocidas. Para crear una escena, por ejemplo, hace falta el trabajo en equipo de muchas personas expertas en modelar y texturizar un espacio y para mí sería un sueño algún día poder dirigir a un equipo así”, explica la joven, con mucha humildad, pues aún es consciente de que apenas está empezando a acercarse a este mundo de creación cinematográfica.
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El amor por el cine
Pese al amor que siempre ha tenido Sara Laina por el cine al crecer en un ambiente cinéfilo, lo cierto es que la joven no siempre pensó en dedicarse a ello. Su sueño, cuando era niña, era llegar a ser arquitecta porque siempre le gustó “el tema de diseñar entornos, las cosas que nos rodean, etc.”, explica Laina.
Lo que pasa es que fue creciendo y pensó que quería dedicarse a diseñar, pero en el mundo cinematográfico. Hubo muchas películas que le marcaron como, por ejemplo, Avatar, de James Cameron. “Eso fue un boom, sobre todo en el modelado 3D. Yo me fijaba en cómo introducían a los humanos y personajes en realidades alucinantes, ya sean edificios o naturales. Al acabar esa película fui a buscar el making of de la película de lo asombrada que estaba”, describe la joven estudiante de Efectos Visuales.
Fue cuando, durante su adolescencia, empezó a plantearse cómo aunar el diseño con el cine para poder dedicarse a ello. No había grados universitarios que dieran una respuesta clara. “Por ello, ni siquiera me decanté por el Bachillerato artístico, sino por el de Ciencias Sociales, para poder acceder al grado en Comunicación Audiovisual. Por lo menos era una carrera en la que tocaban las cámaras, se jugaba con los cromas, etc… Algo cercano, pero generalista”, opina Sara Laina.
Hasta que el grado en Efectos Visuales se cruzó en su camino. Fue cuando cursaba segundo de Bachillerato en el Colegio Leonardo da Vinci, en Moralzarzal (Madrid), cuando se acercó a Aula, el espacio anual de IFEMA sobre las carreras universitarias. Allí conoció la U-tad y, por consiguiente, los grados que ofertaba.
“Primero pregunté por el de Animación, pero estaba centrado más en diseñar a los personajes. Luego, me dijeron que iban a crear el de Efectos Visuales, para crear de cero espacio y entornos. Me encantó y salí de allí con la idea en la mente”, reconoce. Y allí terminó Sara, estudiando esa carrera que le permite crear los espacios de las series y películas del presente y del futuro. De momento, le va bien y aspira a llegar lejos en la industria cinematográfica que demanda este tipo de perfiles.
El grado
Este grado, de nuevo creación, está coordinado por Gonzalo Martín. Preguntado en qué consiste el grado universitario en Efectos Visuales de la U-tad, el experto responde a este medio: “Este grado va orientado a gente que le gusta el cine y, sobre todo, la parte más espectacular. No tanto la de dirección. Sirve para ayudar a crear toda la parte narrativa. Hoy en día, si trabajas en VFX, trabajas en la industria en el aspecto visual. También, tiene una parte artística para quienes les ha gustado películas como las de Star Wars o de Marvel, porque son películas muy visuales”.
Es más, afirma Gonzalo, los españoles están muy bien valorados por las empresas a nivel internacional “porque trabajamos muy bien” y, en algunos casos, “es más barato para la empresa contratar”. Por ello, cientos de películas o series de renombre internacional cuentan con un amplio elenco de españoles en el equipo. “Por ejemplo, para la última película de Avatar han trabajado muchísimos españoles en la parte de efectos visuales”, desvela el profesor. Eso, por ejemplo, sería un sueño para Sara Laina y el resto de compañeros de promoción.