Daniel Ramírez y Álvaro Urquijo (Los Secretos): un diálogo sobre música, poesía y los Beatles

“Es muy jodido presentar un libro en el Ateneo de Madrid. Aquí se reunía la Generación del 27, me hunden los poemas”. Así, con tono desenfadado, daba inicio el periodista y escritor Daniel Ramírez a una conversación con Álvaro Urquijo (Los Secretos) sobre música, poesía y libros. De fondo, el lanzamiento de "Tus canciones y las mías" (Aguilar, 2024), la carrera del grupo madrileño y las canciones de los Beatles.

El libro recién publicado por el periodista es una colección de poemas que él mismo describió como "escenas concretas", donde los pequeños detalles actúan como "esa rendija por la que se cuela la luz".

Ramírez aseguró haber elegido una canción de los Beatles como fondo de cada poema por ser éstos de tono luminoso, alegre incluso cuando tratan la nostalgia o la pérdida. La conversación iba pespuntando los temas que unen a tantas generaciones a través del grupo de Liverpool: la amistad, el amor, el pasado, las ganas, el deseo.

A Ramírez le pasa con Los Secretos algo parecido que con los Beatles: siempre le han acompañado. El cuarteto británico también ha estado siempre en la vida de los hermanos Urquijo, tal y como contaba el actual líder de la banda.

"Salvando las distancias" –como dijo Urquijo–, Los Secretos "también tuvieron la suerte de escribir himnos generacionales". A lo largo de la velada, Urquijo fue relatando los entresijos de composiciones como "Déjame" o "Pero a tu lado".

Como si de la búsqueda del tesoro se tratara, Daniel tiene claro que Los Beatles son el gran descubrimiento que hacemos alguna vez en nuestra vida, que te conectan a escribir, te empujan. Parafraseando a García Márquez, Los Beatles son “la única nostalgia que tienen en común padre e hijo”.

Una nostalgia que compartieron Urquijo y Ramírez, pero también todos los presentes. Para transmitir ese sentimiento había que comenzar por algún lado. Ramírez lo hizo con “Empezar a empezar”, el poema que abre el libro y que, sin grandilocuencia alguna, relata la vida de cuatro hermanos que corren alrededor de una mesa en el salón.

[Daniel Ramírez presenta 'Tus canciones y las mías': "Amor, amistad y risa sin abstracciones"]

Poder y nostalgia

“La manera en que juntaban una melodía con una letra para contar historias era fascinante”, puntuaba Urquijo risueño mientras tatareaba "All my loving", que influyó mucho en la canción de Los Secretos "Déjame".

Ramírez habló a continuación de esa frontera que comparten música y poesía: la capacidad de oír o leer algo y viajar a un momento concreto.

Daniel Ramírez, periodista de EL ESPAÑOL, durante la presentación de 'Tus canciones y las mías'. David Morales EL ESPAÑOL

Reivindicaciones generacionales y elogios a la sencillez

¿Alguna vez han tenido el apoyo incondicional de alguien para hacer lo que te gusta?, ese fue otro de los temas abordados en el coloquio. Daniel incidió en la figura de los abuelos, los verdaderos "protectores de ilusiones": "Se escribe muy pocos sobre ellos, pero son los grandes defensores de los sueños de los nietos. La literatura sí ha dado grandes libros sobre los padres y las madres, pero no sobre los abuelos".

En el libro, Ramírez incluye dos poemas dedicados a los abuelos. Urquijo relató cómo, en su caso, tanto su abuelo como su abuela, jugaron un papel fundamental en el apoyo al grupo, mientras su padre, menos comprensivo con la música, siempre intentó que la dejaran.

El cantante de 'Los Secretos', Álvaro Urquijo, durante la presentación del libro. David Morales EL ESPAÑOL

El elogio a la sencillez fue otro de los grandes temas de la noche. Ramírez habló de la poesía "de línea clara". Citó a poetas como Luis Alberto de Cuenca, Jaime Sabines o Idea Vilariño. También a letristas como Enrique Urquijo o Antonio Vega. Los puso como ejemplo de ese camino de sencillez para intentar tocar con palabras el corazón de alguien.

Urquijo también desmigó esa manera de hacer que une sus canciones con los poemas de Ramírez. En ese punto, llegó uno de los momentos más emocionantes de la noche: el cantante de Los Secretos relató en profundidad la personalidad de su hermano Enrique, su manera de escribir e incluso su muerte.

Álvaro definió a Enrique como "un genio". Un hombre que, con una pincelada, sabía sacar esa magia a las canciones. Pero también era un genio disperso, que acababa requiriendo de la ayuda de su hermano y el resto de integrantes para sacar los temas adelante.

Enrique, como Baudelaire, dijo Ramírez, era un "poeta maldito". Alguien a quien llegó a molestar que sus canciones tuvieran éxito. Alguien que se cabreó porque "Pero a tu lado", que es un poema precioso, tuviera tantos versos acabados en "ado". “Era como un pozo depresivo que llenaba su vacío con textos. Escribía trazos de angustias apoyado en la música”, describió Álvaro.

Ramírez y Urquijo hablaron de amor, hilo conductor de tantos poemas y canciones de ambos. Hicieron un recorrido por algunos poemas y canciones con esa temática. Lo definieron, muy divertidamente, como algo "casi contracultural".

Ramírez se refirió a los viejos poetas orientales, que ya instauraron el amor como tema principal hace miles de años. Y Urquijo puso sobre la mesa las rancheras que les acercó su abuelo y que tanto influyeron en Los Secretos.

La presentación de 'Tus canciones y las mías' en el Ateneo de Madrid. David Morales EL ESPAÑOL

Empezaron con la infancia y acabaron en el mismo sitio. "Al final sólo importan las cosas del principio", dice un poema de Luis Alberto de Cuenca que citó Ramírez. También comentaron los versos de Machado: "Estos días azules y este sol de la infancia". Y "Volver a ser un niño", una de las últimas canciones de Enrique Urquijo.

Tanto Ramírez como Urquijo coincidieron en que los poemas y las canciones siempre acaban enraizando de alguna manera en esos principios. La conversación terminó con un poema de Ramírez que dice así:

He leído por ahí que los científicos
no saben casi nada de la luz:
quién la impulsa, quién la sostiene.
Los científicos, en este caso,
son como los poetas.
Miran y quedan fascinados
por el misterio irresoluble.

Pero ellos no han aprendido
que es mucho mejor así,
que la belleza es bella
porque no se puede explicar;
que el amor es cierto
porque carece de ADN,
y que la vida es vida
porque quizá
no haya nada detrás.

Entonces sí,
sólo en este punto
y sin que sirva de precedente,
podemos concluir:
la vida es luz.