Murcia

Una de las aficiones de Antonio Ayala era fumar y la otra, leer mucho: un buen libro, algún periódico... De hecho, este empresario jubilado tenía un cuarto habilitado específicamente para la lectura, en su piso del Edificio Dalia, en el céntrico Barrio de San Antón en Murcia. Y en esa estancia, se ha iniciado un incendio este domingo que ha acabado con su vida, a los 89 años. "Precisamente, este 28 de abril era el día del aniversario de su boda", subraya desolado su hijo, Francisco José, a EL ESPAÑOL.

"Mi madre se ha salvado porque estaba con una hermana mía que tiene un chalé en la playa en Punta Prima, se la había llevado a pasar el día y mi padre se había quedado solo en casa, leyendo el periódico", tal y como prosigue relatando uno de los cuatro hijos de este conocido empresario murciano. "Mi padre estaba en la habitación donde solía leer".

- ¿Qué es lo que saben de las causas del fuego?

- Francisco José Ayala: El incendio se ha inciado, a ciencia cierta, en su cuarto de lectura. Es una estancia a la que tenía acceso desde la terraza, contaba con buena ventilación y buena luz. Ahí se ve que ha ocurrido todo. Mi padre siempre ha sido un gran fumador y yo siempre le decía: 'Papá, déjate el tabaco'. Yo creo que el incendio ha sido por un cigarro. Esa habitación estaba totalmente calcinada, ha sido impresionante el fuego.

Prueba de ello es que el incendio ha provocado que la centralita del 112 reciba de una tacada 27 llamadas, a las 13.33 horas de este domingo, alertando de que salía fuego por una de las ventanas de un piso de la primera planta del Edificio Dalia. Incluso unos peatones han corrido hacia el portal para tocar los porteros de varias viviendas y advertir a los residentes de las dos escaleras de que debían abandonar sus domicilios de inmediato.

Un incendio en el Edificio Dalia del Barrio de San Antón en Murcia se ha cobrado la vida de un empresario jubilado.

El Edificio Dalia data de los años ochenta, está compuesto por dos bloques de siete plantas, con catorce pisos cada uno, y el desalojo se ha efectuado con rapidez, gracias a que los vecinos han ido llamando a otros residentes, conforme han ido bajando hacia la calle.

Además, las dos escaleras están comunicadas por la azotea y por el aparcamiento, lo que ha evitado más víctimas, debido a que la vivienda de Antonio y de su esposa, Ángeles, se sitúa en el 1º-E de la escalera 20 y era imposible atravesar esa primera planta hacia el portal, debido a que el humo que salía del inmueble era muy denso. "Nos hemos enterado del incendio por los gritos y el olor a quemado", tal y como relata Carmelo Cabañero, presidente de la comunidad de vecinos de la escalera 20, donde las llamas han arrasado el domicilio del matrimonio de ancianos.

- ¿Cómo han reaccionado al detectar el fuego?

- Carmelo Cabañero: Nuestra reacción ha sido inmediata, teníamos que salir los inquilinos de los 28 pisos y comprobar que toda la gente estaba evacuada. Hemos ido llamando a todas las puertas para desalojar con rapidez los dos edificios. Yo he ido alertando del fuego en mi escalera, llamando a las puertas de todos los vecinos, desde la quinta planta hacia arriba, mientras que otro vecino iba desde el quinto hacia abajo. Los vecinos de la escalera 20 han subido a la azotea para ir a la calle por la escalera número 18. Creo que otros han huido a través del aparcamiento cogiendo el ascensor.

- ¿Dónde estaba el foco del incendio?

- Las llamas procedían del piso de Antonio y salían hacia su terraza, sus vecinos de escalera han llamado a su puerta, pero no respondía nadie. Cuando hemos hecho el recuento de la gente, sabíamos que la esposa de Antonio no estaba porque se había ido con su hija, pero cabía la posibilidad de que Antonio siguiese en su casa y se ha dado la fatalidad de que allí seguía. Estamos totalmente desolados: no nos creemos que ha muerto.

Carmelo Cabañero, presidente de la comunidad de vecinos del Edificio Dalia.

Antonio era conocido por su actividad en empresas de varios sectores y actualmente todavía seguía siendo socio destacado de Laken: una conocida firma del Polígono Oeste de Alcantarilla, dedicada desde 1912 a fabricar cantimploras, termos, fiambreras y sets de camping, entre otros productos para conservar bebidas y alimentos de los deportistas. Los vecinos del Edificio Dalia recuerdan a este empresario jubilado, de 89 años, como un hombre "amable" y "educado", que siempre tomaba café en El Cubano, con su inseparable periódico y un pitillo, incluso con algún puro. 

"Mi madre sabe todo lo que ha ocurrido y está muy mal", recalca Francisco José Ayala, tras salir del piso calcinado de sus padres, pertrechado con una mascarilla contra el coronavirus para evitar inhalar el humo que todavía desprende el inmueble, mientras sujeta una bolsa con las pocas pertenencias de Ángela que se han salvado de las llamas. "Este domingo era su aniversario de bodas, mi madre llevaba desde los 16 años con mi padre, y hoy es un día muy triste para ella y para toda la familia".

La Policía Nacional se ha personado en el inmueble para realizar una inspección minuciosa, para determinar las causas del incendio, ya que lo que parece que está claro es que el foco estaba en el piso del matrimonio de ancianos. "Los vecinos han estado aporreando la puerta, pero se ve que mi padre ya estaba muerto, a lo mejor le había dado un infarto como consecuencia del humo", según detalla Francisco José. "Mi padre estaba bien de salud y de movilidad, caminaba despacio porque tenía 89 años, pero se tomaba todos los días su aperitivo: estaba genial. No sé que le ha pasado".

- ¿La Policía Nacional le ha dicho algo sobre la inspección del piso?

- Francisco José Ayala: Se ve que se le ha caído el cigarro o se ha puesto nervioso. No sé qué es lo que le podido pasar. No sé si realmente se la caído un cigarro y que haya prendido [algo], o un puro, porque era fumador de puros y que haya prendido la cortina. Igual se ha puesto nervioso y le ha dado un infarto porque no se lo han encontrado en la habitación de lectura, sino en el pasillo, según me han dicho los de la funeraria. Entonces, yo creo que habrá intentado salir, pero si ha tenido un achaque en el corazón: se ha caído.

- Todos los vecinos que conocían a su padre están desolados...

- Mi padre era una bellísima persona, muy trabajador toda su vida, un hombre muy honrado e íntegro.