Alejandro García, exconcejal de El Puerto de Santa María.

Alejandro García, exconcejal de El Puerto de Santa María. Cedida

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El drama de Alejandro, casi un año sin ingresos: su empresa no le readmite por haber sido concejal

El edil de El Puerto de Santa María no puede incorporarse a su puesto de crupier, según el casino, por no haber pedido la excedencia para ser diputado provincial.

3 mayo, 2024 01:36

El 26 de mayo de 2019, Alejandro Gutiérrez fue elegido por sus vecinos para ser uno de los ediles que les representara, durante el siguiente ciclo político, en el Ayuntamiento de El Puerto de Santa María. Hasta entonces era crupier en el casino Bahía de Cádiz de localidad, pero tras ser electo decidió pedir una excedencia forzosa por cargo público.

Gutiérrez era, además de crupier, presidente del comité de empresa de su centro de trabajo. "Yo me había presentado por Adelante Andalucía (Adelante El Puerto, en este caso) y pedí la excedencia forzosa por cargo público. Alegué que era incompatible salir a las 4 de la mañana para estar a las 9 horas votando y teniendo responsabilidad patrimonial. Hay que tener la cabeza en una cosa", explica en conversación con EL ESPAÑOL. 

Una vez en el consistorio portuense, Gutiérrez se convirtió en el portavoz de su grupo municipal. Además, tras acceder a este primer puesto, también se le designó como diputado provincial.

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El pasado 28 de mayo, Gutiérrez salió del ayuntamiento portuense. "Cuando terminó mi mandato, pedí reincorporarme de nuevo. El problema es que la empresa contesta que como he sido concejal y después diputado provincial, entiende que son dos cargos distintos y que debería haber pedido dos excedencias. Como no lo hice, entienden que abandoné mi puesto de trabajo", apunta el crupier. Es decir, le niegan su vuelta a su puesto de trabajo y comienza el proceso judicial.

"Una persecución"

La vida de Gutiérrez es desde entonces una pelea constante. Desde junio del año pasado, cuando terminó en su puesto y pidió la readmisión, Gutiérrez se encuentra en una lucha judicial para lograr incorporarse de nuevo a su trabajo. Mientras tanto, no puede solicitar el paro ni ninguna otra prestación.

"Supone una problemática para tu casa pegarte 10, 11 meses, un año, dos años, sin cobrar", exclama el exedil. Afortunadamente para él y su familia, su pareja trabaja y los problemas económicos no son graves porque tiene su vivienda pagada desde hace años en Andalucía, donde la vida es más barata que en otras regiones de España. "Imagínate si viviera en Madrid o si tuviera una hipoteca", aduce.

El próximo 11 de junio tendrá lugar la primera vista contra la empresa, pero el litigio podría retrasarse y durar aún más. Además, podría perder el juicio en primera instancia y tener que continuar la batalla judicial. Eso no importa. "Vamos a ir a la pelea hasta las últimas consecuencias, aunque haya que ir a Estrasburgo, porque las leyes es lo único que tiene la gente ante las grandes empresas. Es David contra Goliat. Si la inspección de trabajo no me puede proteger, si la Constitución no me puede proteger, si el juzgado no me puede proteger… Pues estamos trasladando que esto es la ley de la selva".

La lucha de Alejandro va más allá de lo personal. "¿Qué es lo peligroso de esto y por qué ponemos tanto énfasis? Más importante aún que la economía de mi casa, es que si esto lo gana la empresa trasladan el mensaje de: no te metas en un comité, no luches por tus derechos laborales porque te vamos a estar esperando y en cuanto podamos te vamos a mandar a la puta calle. Y, luego, en política no te metas a denunciar nada ni para favorecer los derechos laborales. Y esto que dice la Constitución en el artículo 23 es una mentira. La libertad sindical también es mentira. Porque no hay un ERE en el Casino Bahía de Cádiz. El único despedido ha sido Alejandro Gutiérrez García".

Para él, "está claro que es una persecución. Vamos a la pelea con todas y ante todos para transmitir el mensaje de que la democracia existe, que cualquiera se puede presentar a representar a sus vecinas y vecinos en su ciudad sin tener que temer consecuencias".

"Puertas giratorias al revés"

Alejandro Gutiérrez es portuense de nacimiento. Dejó de estudiar por circunstancias familiares y empezó a trabajar los supermercados Cobreros. Durante seis años tuvo relación contractual con dicha firma, hasta que en 2002 llegó al casino Bahía de Cádiz.

Durante un par de años trabajó en Menorca, en otro casino de la misma matriz, hasta que lo repatriaron a su tierra. Dos años después accedería al comité de empresa.

"Ya no dejaría de estar en el comité hasta que me presenté a alcalde", afirma. Piensa que su trayectoria como delegado sindical le ha costado las represalias. "En esa trayectoria tengo que tomar medidas contra la empresa por algunos incumplimientos de convenio y lo denuncio en la inspección de trabajo", apunta.

Pone algunos ejemplos durante su conversación con EL ESPAÑOL. "Nosotros necesitábamos agua caliente para lavarnos las manos y por higiene del personal, que trata con dinero. Lo pedimos y no me hacen caso. Pasa un mes, pasan dos y denuncio a la inspección", afirma antes de dejar claro que es una actividad normal: "Que no he sido yo sindicalista de quemar neumáticos ni nada por el estilo".

Otro de los problemas que denunció fue "una sección ilegal de trabajadores". Es decir, "que mandan a las camareras a ser operadoras de máquinas. Eso implica pagar premios cuando ellas no tienen quebranto de monedas en la nómina", apunta.

Por último, tras años con el convenio y las tablas salariales caducadas desde 2009, en 2017 se unen varios casinos de la misma firma y se van a la huelga. "Les molesta la protesta que montamos en la Gran Vía de Madrid", apunta. Esto trae consigo algunas consecuencias: "Despiden a dos amigos de cada uno del comité. Al presidente del comité lo despiden, pero lo tienen que readmitir. Y le dicen: así vamos a estar hasta el día del juicio final".

Esto es lo que Alejandro cree que ha dado con sus huesos en la calle. "Era el cabecilla que les faltaba y han aprovechado esta tesitura para quitarme del medio", aduce. Pero él piensa que no es lo único.

"Luego, mi actividad como diputado ha sido ir a todos los conflictos laborales de la provincia para darles voz", insiste. "Entonces han dicho: este tío no nos conviene aquí".

La casualidad hizo que, justo en el momento en el que le tocaba incorporarse, estuvieran a punto de celebrarse elecciones sindicales. "La empresa diría: a este hay que quitarlo del medio pero ya".

García está tranquilo. Tiene escritos de los secretarios de El Puerto de Santa María y la Diputación, "dos habilitados nacionales que no son de mi partido", que corroboran que el cargo en diputación es una consecuencia de ser concejal. Por eso aguarda con confianza que todo se solucione y piensa que el hecho de pedirle una nueva excedencia es "la excusa" de la empresa.

"Son las puertas giratorias al revés. Cuando el Consejero de la Junta de Andalucía contrata 44 millones de euros con una empresa privada está echando un currículum del carajo. En mi caso...", expresa.

El argumentario de Gutiérrez finaliza: "Entonces, por eso lo que hay es un castigo por haber estado en el comité de empresa, por haber organizado una huelga nacional contra la empresa... Me la guardan y aprovechan la oportunidad que, aunque a la larga me tengan que dar la razón, porque hay documentos oficiales que lo certifican, que no hay interrupción de la causa legal, pues sí me putean porque me voy a pegar… Pues ahora mismo llevo 10 meses sin cobrar un duro, porque claro, hasta que lo diga un juez se supone que yo he abandonado mi puesto de trabajo".