La inteligencia es inherente al ser humano. Algunos filósofos la tratan como la cantidad de incertidumbre que alguien es capaz de soportar o lo que se usa cuando no se sabe qué hacer. Que las personas tengan distintos grados de inteligencia no es ningún misterio, nada sorprendente, pero hay una minoría que resalta con una suficiencia intelectual muy por encima del resto. Miguel Ángel Funes es uno de ellos, un psicólogo que ha lidiado toda su vida con esta condición y que ahora se dedica a ayudar y detectar personas con altas capacidades.
A diferencia de muchas personas con una inteligencia superior y una vida llena de adversidades y dificultades para la adaptación social, Funes califica su historia como "todo muy simplón". Una historia que gracias a "casualidades" la vida le hizo leer un libro sobre inteligencia que se convertiría en el punto de inflexión que despegaría su trayectoria profesional. "Mientras leía pensé que yo también podía ser superdotado, entonces fui a hacerme las pruebas y me dijeron que lo era", comenta. Una nueva noticia que no le causó gran asombro, pues el barcelonés prefiere verlo como "una característica más".
"Me detectaron las altas capacidades ya de mayor, pero yo tuve una infancia plena y satisfactoria. Todo depende del contexto en el que te desarrolles. En mi clase era uno más, por lo que no tuve ningún problema a nivel social o emocional, de ningún tipo", afirma. Una realidad con la que no han contado muchas de las personas con este rasgo, ya que el ambiente de crecimiento y aprendizaje puede ser determinante a la hora de convertirse en un adulto "pleno y satisfecho consigo mismo".
Psicología y otros caminos
Miguel Ángel cursó la carrera de Biología y, aunque luego estudió psicología orientada a la educación, fue el nacimiento de su hijo lo que le hizo especializarse en altas capacidades. ¿Por qué? el niño presentaba "todas las características de manual". Una madurez lingüística muy avanzada, facilidad en el habla, vocabulario rico, oraciones complejas, curiosidad, muchos intereses, buena memoria…, son solo algunos de esos atributos "evidentes" que manifestaba el menor a sus escasos dos años.
"Una cosa llevó a la otra" y con su hijo como aliciente decidió que se iba a dedicar a ayudar a personas que tuvieran sus mismas condiciones. Funes explica a EL ESPAÑOL, que el colectivo de altas capacidades son personas que comparten cualidades en común, con una suficiencia de aprendizaje superior al resto como base neurálgica, y que se dividen en talentosos o superdotados.
Meter a todas las personas en el mismo saco, solo es fruto de la ignorancia. Las personas talentosas son aquellas que son excelentes en un área concreta. El "Einstein de las matemáticas" deslumbrará en su campo, pero puede que en otros no destaque tanto. Por otro lado, los superdotados brillan en todos los campos intelectuales. Es decir, dominan las "competencias generales" que se utilizan para determinar si tienes altas capacidades o no.
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El método
Funes lleva trabajando con este tipo de personas mucho tiempo. Comenzó su carrera como psicólogo enfocándose en los niños, pero en sus últimos años se ha centrado más en los adultos. Para el experto, las cualidades principales que definen e identifican a talentosos y superdotados son temas de controversia. La "curiosidad", "creatividad" y "sensibilidad" son los atributos principales por los que se les reconoce, "pero esto es como los horóscopos, todo el mundo se puede sentir identificado con estas condiciones".
La realidad de su trabajo es mucho más compleja. Tanto adultos como niños vienen a su consulta porque se sienten relacionados con esos tipos de caracteres, aunque sin la valoración del especialista no se tendrá un diagnóstico confiable. La forma de proceder también es distinta según quién acuda. "La mayoría de los adultos vienen a verme porque se sienten identificados con sus hijos con superdotación, o porque han escuchado algo en la radio o un pódcast de altas capacidades con las que se han sentido reflejados".
El estudio de la capacidad intelectual es muy diferente dependiendo de los objetivos que se persigan. Al experto le gusta empezar por una entrevista con la que se buscan esos "rasgos o indicios" para tener altas capacidades. "Cuando se trata de niños, te van contando su historia evolutiva mientras los voy analizando, y si son adultos son ellos mismo los que te explican por qué me visitan", menciona. Esto le aporta al psicólogo una base, un contexto que le sirve como interpretación de las pruebas empíricas que tiene que realizar. Sin embargo, en el caso de los adultos hay un componente que no se da en los niños: la educación escolar.
"Con un adulto el objetivo es el de autoconocimiento, que se sienta mejor consigo mismo, que se conozca mejor. Por eso no es imprescindible hacer una evaluación tan completa como a los niños. A los adultos les evalúo la capacidad intelectual general y algunas áreas relevantes del funcionamiento cognitivo", puntúa Funes. Un análisis muy distinto cuando se atiende a un niño, pues lo que interesa de detectar las altas capacidades a un joven estudiante, es que se le puedan aplicar las medidas necesarias en su centro educativo. La forma con la que procede es investigando el "perfil cognitivo", evaluando cada una de las aptitudes intelectuales para tener una idea de cuáles son sus puntos fuertes y débiles.
Miguel Ángel tiene claro que las personas con estas condiciones, son más que un mero número. "En muchas provincias de España la única prueba que verifica si tienes una inteligencia superior al resto es la del Coeficiente Intelectual (CI), pero esto no es práctico pues no se centra en las aptitudes que tiene la persona y puede generarle problemas socioemocionales si no se le aplican las medidas adecuadas".
Problemas, etiquetas y educación
El barcelonés resalta la importancia del "diagnóstico precoz" y la determinación de qué tipos de altas capacidades son las que tiene cada persona. "A un niño superdotado o con habilidad académica se le puede acelerar de curso, pero a uno con un talento creativo no tiene ningún tipo de sentido", confirma. Detectar altas capacidades a una edad temprana sirve para que el niño se "comprenda mejor así mismo y para que los padres y el colegio puedan ayudarlo", si el diagnóstico solo sirve para tener un "número" o colgarle una "etiqueta", lo más problema es que se le asocie a estereotipos y falsas creencias, o que tenga efectos contraproducentes en su desarrollo.
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Por estos motivos, el psicólogo considera de vital importancia la adecuación de sistemas y parámetros prácticos que garanticen un buen desarrollo escolar. "El niño que tenga un ritmo de aprendizaje muy por encima del resto de sus compañeros se va a aburrir en clase, incluso puede convertirse en una agonía el ir y escuchar una y otra vez las explicaciones del profesor, cuando él lo ha entendido a la primera. En los casos más extremos se puede llegar al fracaso académico".
El sistema educativo convencional está lleno de carencias, aunque el experto también comprende las dificultades a las que se enfrentan. "La base de todo es la formación", explica Miguel Ángel. Con una buena formación los docentes tendrían más conocimientos y facilidades para ayudar a las personas con estas características. "Algo ha mejorado en los últimos años, ahora empiezan a tener un poco más de idea sobre estas personas y cómo tratarlos. Son niños con necesidades educativas especiales que no suelen estar bien adaptados o atendidos socioemocionalmente, por lo que la formación por parte de los profesores en este campo, puede ser fundamental para garantizar un ambiente de desarrollo óptimo", concluye el psicólogo.