Por sus expresiones al hablar, sus tatuajes, y también por su forma de vestir, nadie diría que José Enrique Escardó Steck —conocido en redes sociales por su acrónimo JEES— pasaba los días de su adolescencia estudiando teología. Cada día, desde las seis de la mañana: Santo Tomás de Aquino y la Suma Teológica, eclesiología, cristología, mariología. Lo hacía a escondidas de sus padres, quienes pensaban que estaba estudiando en la Universidad de Lima y no en el Sodalicio de Vida Cristiana.
La rutina diaria era la siguiente: llegaba el superior a los cuartos y gritaba "¡Virgen de Guadalupe!", inmediatamente todos tenían que levantarse de las camas y responder "¡Ruega por nosotros!". Se ponían ropa de baño para salir al muelle y nadar en el mar. A veces, les hacían cargar una piedra grande, la más grande que podían cargar, y llegar con ella hasta la isla. Regresaban a casa y debían continuar haciendo ejercicios.
Se duchaban, se vestían, rezaban, desayunaban y luego ingresaban a la biblioteca para estudiar toda la mañana hasta el almuerzo. Luego del almuerzo, hacían una siesta de 45 minutos, aproximadamente. Los despertaban y otra vez iban al mar. Continuaban con ejercicios intensos y extenuantes. Después reanudaban el estudio o ingresaban a las sesiones con el director espiritual.
Cada día a las nueve de la noche empezaban las dinámicas grupales que consistían, según José Enrique, en abusos físicos y psicológicos, golpes y actos denigrantes. Consiguió salir de esta situación y se convirtió en el primer denunciante de los abusos cometidos en el seno de la Iglesia Católica desde el año 2000. En la actualidad es el presidente fundador de la Red de Sobrevivientes Perú y cofundador del Movimiento de Valientes Latinoamérica y el Caribe. Y, sin embargo, nadie en España conocía su historia. Hasta ahora.
"En el año 2000 fui la primera persona que denunció al Sodalicio, en el 2003 el primero en pedir su excomunión a la Iglesia Católica, y en el 2024 soy el primero en conseguir una sanción para 'curas trolls'", confiesa en una conversación con EL ESPAÑOL. Está haciendo referencia a Francisco José Delgado, un sacerdote de Toledo que se ha visto obligado a interrumpir su actividad en redes sociales por órdenes del Vaticano, a raíz de una denuncia que él mismo puso.
La tertulia "contrarrevolucionaria"
La actividad de Francisco J. Delgado en plataformas como Twitter o YouTube siempre fueron polémicas: en su tertulia "contrarevolucionaria", con el nombre de "La Sacristía de la Vendée", cinco sacerdotes solían opinar sobre ideología de género, homosexualidad; o directamente de política, invitando a fundadores de partidos de ideología ultraconservadora.
Pero no es por sus pensamientos políticos por los que José Enrique le ha denunciado ante el Vaticano. La historia es un poco más larga. "Seguramente recuerdas la imagen del póster de Semana Santa en Sevilla, que era un Jesús como muy afeminado, ¿no?", empieza a explicar JEES. "Normalmente no me meto en cuentas de otros a comentar. Pero ese día, cuando vi que le daban mucha vuelta, le puse a un sacerdote mexicano, Juan Razo, algo muy sarcástico como: «Qué terrible esto. Estoy con usted. Ojalá tenga el mismo tiempo que invierte en denunciar un dibujo para destinarlo en cosas reales como los abusos a menores en la Iglesia Católica»", prosigue.
Desde entonces, la conversación se convirtió en un intercambio de adjetivos malintencionados: "Me llamó imbécil y a continuación vinieron todos sus seguidores a atacarme. Y es cuando entra en escena Francisco J. Delgado, que es el director de la tertulia en la que él participa y desde en la que hace unas semanas dijeron rezar para que el papa 'se pueda ir al cielo cuanto antes'", explica.
Ante el señalamiento y los insultos que recibió José Enrique, decidió no entrar, y prefirió elevar una denuncia ante del Dicasterio de la Doctrina de la Fe, que es la encargada de este tipo de asuntos: "En enero es que les envío un informe con todos los tuits y comprueban efectivamente la documentación", dice.
Cuatro meses después, el arzobispo de Toledo, Francisco Cerro Chaves, tomó la decisión de obligar al sacerdote toledano a abandonar las redes sociales. Él mismo lo comunicó hace apenas unos días en su Twitter: "Por orden directa de mi arzobispo, me veo obligado a interrumpir la actividad en todas mis redes y a suspender mi participación en medios de comunicación. En esta ocasión no lo hago por mi propia voluntad. No me queda más remedio que defenderme de una calumnia de la que espero algún día poder dar detalles".
El 'satanista'
Ante las acusaciones de 'satanista' que le han sido vertebradas desde medios de comunicación católicos, José Enrique dice ha sido a raíz de su primera denuncia: "Me dicen satanista, el anticristo... todo después haber sido católico durante ocho años. En realidad soy simplemente ateo, pero utilizo la imagen simbólica de satanás como algo literario en respuesta a los insultos", explica.
En la actualidad, Francisco José Delgado se encuentra viviendo 'desterrado' en Virginia Dale, un pequeño pueblo del estado de Colorado, en Estados Unidos. José Escardó, por su parte, ha celebrado públicamente haber sido el primero en conseguir que "un cura troll" haya sido expulsado de las redes sociales: "Si una persona de la Iglesia no sólo no denuncia los abusos, sino que además se ríe de ellos, como hacía este cura español, pasa a ser él también un abusador. Me parece muy importante que alguien no se crea intocable por tener una sotana", concluye.