Una veintena de personas convocadas por la Coordinadora Antimonárquica de las Comarcas Gerundenses protestó en la noche de este jueves por un acto que se celebraba en la sede de la Fundación princesa de Girona en la ciudad del mismo que nombre. Los concentrados querían "denunciar que la Monarquía se esconde para evitar el rechazo popular".
Se quemaron fotografías de algunos miembros de la Casa Real frente a la sede de la entidad, resguardada por un fuerte dispositivo policial, aunque en su interior no se encontraba había ningún miembro de la familia real.
Se trataba de un acto para anunciar el nombre del centro galardonado con el Premio Princesa de Girona Escola, que recayó en el Centro de Educación Especial Purísima Concepción de Granada. El jurado valoró "su liderazgo en dar visibilidad a proyectos inspiradores que nos lleven a una verdadera escuela inclusiva".
Precedente en Barcelona
Esta no ha sido la única ocasión en la que fotos de algún miembro de la familia real han sido vandalizadas. La última fue en Barcelona, en el año 2019, cuando un grupo de manifestantes que se congregaron ante la presencia del rey para los Premios princesa de Girona.
Cientos de personas se citaron ante el Palau de Congressos de Catalunya con carteles con la imagen de Felipe VI bocabajo y consignas como 'Fuera las fuerzas de ocupación' o 'Fuera el Borbón'.
Algunos de los presentes en las protestas también quemaron imágenes del Rey frente al Club de Polo de Barcelona, muy próximo al Palau donde transcurría la entrega de premios.
La familia real no ha sido la única víctima de este tipo de actos. Fue también en 2019 cuando tuvo lugar en Coripe (Sevilla) una manifestación en el marco de la festividad local de la 'Quema de Judas', en la que se quemó y fusiló un muñeco que representaba al expresidente catalán Carles Puigdemont.
Un precedente más cercano en el tiempo sería la caricaturización y vandalización de muñecos como el de Pedro Sánchez en Ferraz, al que decenas de personas golpearon como si fuera una piñata.
Ya no es delito
Aunque este tipo de actos han sido perseguidos durante los últimos años, en marzo de 2018 un Tribunal Europeo de Derechos Humanos se pronunció al respecto y dio un duro golpe a la justicia española.
Se había castigado con penas de hasta 15 meses de prisión a dos personas que habían prendido fuego a una gran fotografía de los ahora reyes eméritos en 2007. Con su fallo, Estrasburgo dejó clara su postura de que "la pena de prisión recibida no era ni proporcionada al objetivo legítimo perseguido ni necesaria en una sociedad democrática".
Señalaba que quemar la foto de un cargo no es ni declaración de odio ni incitación hacia la violencia. Según el Tribunal, entra dentro del marco de la libertad de expresión, y no se trata sino de una mera "crítica política a la institución que representaban los monarcas".