A las 20.33 horas de este domingo 9 de junio, "se acabó la fiesta" en Pozanco (Ávila), dice con sorna un vecino. Concretamente, a esa hora terminó el recuento de los votos de las elecciones europeas en la localidad abulense. Lo hizo con un resultado que ha llamado la atención de los foráneos. Sin embargo, no extrañó a los locales. "Algo sí que me esperaba", reconoce Alejandro Jorge Martín, alcalde del PP del pueblo.
Lo que ha llamado la atención pasadas las fronteras de este pueblo es que casi la mitad de los votantes del lugar se han decantado por Alvise Pérez y su partido 'Se Acabó La Fiesta'. 14 de los 35 electores que ejercieron su derecho a voto se lo entregaron a la formación creada en abril de 2024. Seis le fueron fieles a Vox, mientras que el PP ganó con 15 votos.
Jorge Martín sabía que esto iba a ocurrir, "porque Vox va para abajo y me imaginaba que los votos iban a ir allí". No obstante, "no esperaba tanto".
El motivo, según el alcalde, es que el partido de Alvise Pérez es el que mejor "trata a aquellos que están en contra de la Agenda 2030. Entonces, los que somos agricultores y ganaderos, pues... Por ahí van los tiros". El alcalde no parece tener dudas: "Ese ha sido el detonante".
Si uno pregunta a las pocas personas que andan por el pueblo, todos coinciden en que los votantes de Alvise han sido los jóvenes. "Los que se juntan en el bar", dice una mujer. "Es la gente joven", insiste Jorge Martín, reconociendo que los jóvenes aquí tienen entre 30 y 40 años. "Los mayores han votado al PP, que ha ganado", reconoce.
Según el primer edil, estas elecciones han contabilizado el menor número de votos. "En las locales solo faltaron por votar cuatro. Estas son las que mayor importancia tienen, pero no le damos tanta importancia porque nos pilla bastante lejos", apunta Jorge Martín.
El voto del pueblo parece ser el de los agricultores y ganaderos, movilizados con protestas en los últimos tiempos en toda España.
—¿Qué piensan en el pueblo de la Unión Europea?
—Estamos totalmente en contra de toda la burocracia que nos mandan. Queremos vivir de nuestro trabajo y del campo, no queremos andar con papeleo. Tenemos que estar con el libro digital, tenemos miles de inspecciones, nos dicen lo que tenemos que sembrar... Si nosotros llevamos aquí toda la vida, cómo no vamos a saber. Nos enseñan cómo tratar a los animales, ¿cómo no vamos a saber? Si llevamos toda la vida aquí, si los trataramos mal seríamos los más perjudicados...
Lo que nos interesa es que nosotros estemos cómodos y hacer las cosas bien. Pero con sentido común, no las políticas que dicen que tienen que sembrar tanto de cebada, tanto de trigo y tienes que dejar para las aves tanto tiempo sin segar. Sin pagárnoslo. Porque si nos lo pagaran, pues todavía... Pero sin pagarlo... Y tenemos que aguantar el lobo, tenemos que aguantar al jabalí y la gente se está marchando. Para que os hagáis una idea, en el último año han desaparecido tres explotaciones: una de vacas, una de cabras y una de ovejas. La gente se cansa.
Pozanco
Emilio Jorge Martín tiene claro contra qué está su pueblo: la agenda 2030. "Por eso cala el discurso", finaliza.
Pozanco no tiene apenas coches. Ni siquiera calles. El alcalde de la localidad reconoce que la mayoría de lugares comunes que aquí se encuentran son plazas. Las últimas obras que se han llevado a cabo en el pueblo son el arreglo de los columpios y un muro, que ha costado casi lo mismo, un montante que ronda los 10.000 euros. Además, la Diputación de Ávila ha asfaltado una calle.
¿Columpios sin niños? Lo cierto es que parece extraño, pero el motivo es sencillo: el pueblo recobra vida en verano, donde los críos juegan con total libertad gracias a la falta de coches.
La Virgen de la Cuesta es la patrona de este municipio coronado por una iglesia.
El lugar de ocio, además de las calles, es la sede de la asociación. Está instaurada en una casa y hace las veces de bar, cuando van los jóvenes, y de consultorio médico, cuando acuden los mayores. De ahí que en la pared haya lo mismo un calendario con la quiniela que otro con marcado con cruces.
El día a día es tranquilo. El alcalde reconoce que tienen que convivir y que los piques solo llegan con las elecciones locales. No pasa de ahí.
La mayor bronca fue hace años, con la llegada "de los árabes". Según el alcalde, justo antes de que pinchara la burbuja del boom inmobiliario, en 2007, unos árabes acompañado de un español acudieron al pueblo para prometer distintos proyectos. Compraron tierras cercanas. "Estaban a 75.000 pesetas (450 euros) la hectárea y la pagaron a 1.200.000 pesetas (unos 7.200 euros)", apunta en la plaza del pueblo.
Prometieron campos de golf, universidad y residencia para mayores. Nada de aquello llegó al pueblo y las tierras quedaron allí. Los que vendieron, lo aprovecharon. Las tierras municipales no se vendieron por la falta de concreción de los proyectos.
Cada vez con menos habitantes, muchas de las casas que aquí se encuentran han perdido su valor. Pertenecen a herederos que no consiguen vender las propiedades. Los que aún habitan este pueblo, a poco más de una hora de Madrid, se dedican en su mayoría a la ganadería y la agricultura.
Otros habitantes del lugar están jubilados. El mayor sueño del alcalde es construir una residencia para mayores.
Alvise
Estos 14 votantes se han sumado a los otros tantos que han decidido entregar su voto a Alvise Pérez y Se Acabó La Fiesta (SALF). En total, han sido más de 800.000 electores, lo que le ha otorgado 3 europarlamentarios (el propio Alvise, Diego Solier y Nora Junco) a la formación de ultraderechista.
A pesar de ni siquiera tener programa ni campaña electoral, SALF ha logrado calar con sus proclamas a través de las redes sociales. Su fundador, condenado en varias ocasiones por difundir bulos y única voz visible del partido, ha expuesto la mayoría de sus mensajes a través de Telegram, podcasts y vídeos virales.
En este tipo de comparecencias públicas dice que luchará contra la corrupción y la inmigración; irá contra la "partitocracia"; luchará por la libertad de expresión y protegerá la infancia; reformará el Estado; defenderá el uso del dinero en efectivo; y creará la mayor cárcel de Europa para enviar allí a todo el que delinca, lleve un tatuaje de una banda o a los familiares de estos.
Sin embargo, el discurso que más ha calado en la España rural ha sido el de oposición a la Agenda 2030. En este sentido, ha deslizado que negociaría mejoras que respeten los intereses nacionales, sugiriendo la posibilidad de un 'Brexit' a la española en caso de que no se den sus intenciones.