Luis Pérez Fernández, conocido como Alvise ha sido la gran sorpresa de las elecciones europeas. Este outsider, agitador y líder de 'Se Acabó la Fiesta' anunció que se presentaba a las europeas a principios de 2024. Para entonces, ya tenía una sólida comunidad de seguidores en redes sociales y canales como Telegram. Con tres eurodiputados y 800.000 votos, su nombre se ha colado en las tertulias de los medios generalistas. Julio García, experto en comunicación verbal y gestual, analiza su discurso. Luis Casal, redactor de política en EL ESPAÑOL, nos acerca a la figura de Pérez y nos traza un perfil de sus seguidores. "No todos sus votantes son de extrema derecha, algunos son víctimas de la desinformación y viven en las conspiraciones", asegura.



Además, varios expertos en comunicación política nos ayudan a entender las claves de su éxito en las urnas. Para Juanfer F. Calderín, director general de The Queen, consultora de asuntos públicos y comunicación estratégica, su triunfo radica en haber sabido “crear una audiencia propia sin intermediarios, ya que lo más efectivo es la propaganda, no la información”. Calderín nos acerca a la figura del “héroe y villano” que tan bien funciona en comunidades digitales. Daniel Ruiz, asesor en el Gobierno de Aragón, destaca que hace un “pseudoperiodismo de investigación” pero utilizando “información trucha que no se sabe de dónde viene”. El profesor de la Universidad de Navarra, Jordi Rodríguez Virgili, centra los logros de Alvise en haber sabido “canalizar un descontento que manifiesta un hartazgo ciudadano por la corrupción y el descrédito de los partidos tradicionales en el que hay que incluir a Vox”, destaca.



 Por los micrófonos de 'En La Sabana' también ha pasado Sergio Arce, profesor e investigador de la Universidad Internacional de La Rioja, quien nos explica el nacimiento y trayectoria de los bulos en redes sociales. El investigador de la UNIR alerta también del peligro de los algoritmos a la hora de consumir contenido de forma diaria. “La gente vive en burbujas donde solo reciben la reafirmación de sus creencias, confundiéndose con la opinión pública”. Este fenómeno ya existía, pero con la llegada de las tecnologías “se ha acentuado”, subraya.