La periodista y escritora Cruz Morcillo ha acompañado el caso que forma parte de la crónica negra que conmocionó España, desde que ocurrió el asesinato de la niña adoptada originaria de China, cuyo nombre original era Fang Yong y pasó a llamarse Asunta Basterra (12) el 21 de septiembre de 2013
Cruz Morcillo viajó a Santiago de Compostela en su momento, consiguió copias de documentos importantes y estuvo atenta a todo lo que sucedía en el juicio, donde los padres adoptivos fueron sentenciados a 18 años de prisión.
A pocos meses de cumplirse 11 años del terrible asesinato, la periodista conversa con EL ESPAÑOL para analizar algunos puntos que hasta el momento no tienen respuesta y que desencadenaron en el suicidio de Rosario Porto, madre de Asunta y Alfonso, el padre, a cumplir la pena en la prisión en Teijeiro.
"No me atrevo a decir que la historia esté cerrada, porque Alfonso dijo que escribirá un libro para contar su verdad. Si eso ocurre y agregamos que dentro de unos cuántos años saldrá de prisión, comenzará un nuevo capítulo. Mínimo habrá un nuevo hito", refiere Cruz.
"En el supuesto de que aparezca una tercera persona, y diga que es el verdadero 'asesino' como ha sostenido Alfonso; al ser un caso juzgado, ya no se podría volver a juzgar, eso se llama ‘el principio de cosa juzgada’. Según todo lo que he investigado y he leído hasta el momento, no lo veo probable", señala.
Las incógnitas del caso Asunta
Por su experiencia, la periodista está convencida que no hay respuestas a algunos elementos que tienen que aparecer en una investigación judicial porque el ordenamiento jurídico dice en forma clara que, no es necesario un móvil para que exista una condena, siempre y cuando sea un hecho probado.
"Este crimen fue un caso muy rápido. Desde que unas personas encontraron el cadáver de la niña en una pista forestal, los padres fueron detenidos en tres días y encarcelados en una semana, algo que no es muy habitual", explica Cruz.
Fue un crimen tan mediático, con un caso de adopción en una familia socialmente bien posicionada y nunca se supo el móvil de una forma clara, salvo especulaciones porque los padres no asumieron ser los autores del crimen. Eso deja abierto a todo tipo de especulaciones.
"Los hechos estaban probados con una secuencia bien trazada y desde el punto de vista científico. A la niña se le encontró el medicamento Orfidal (Lorazepam) en su cuerpo cuando la drogaron, no solo ese día, sino los tres meses previos a su muerte a través del análisis realizados", aclara Cruz.
Por otra parte, Cruz, indica que es muy raro el desaparecimiento y posterior aparición del móvil y el ordenador de Alfonso, del piso donde vivía desde que Rosario Porto lo echó y se divorciaron, que se ubica cerca de la casa donde vivían madre e hija.
Se probó que la niña murió por asfixia, le taparon la nariz y la boca con la mano o con un objeto, pero no se probó si Alfonso participó o no. No hay pruebas que lo hayan visto dentro del coche el día del crimen. Se decía que podía haber estado en el maletero.
Rosario admitió finalmente durante el juicio que había ido a la Finca de Teo, pero hay un lapso de tiempo que Alfonso se justifica y señala se quedó leyendo en su piso y que su móvil estaba apagado y por tanto él sostuvo que se despreocupó y se quedó sin batería.
Reconstruir las últimas horas del crimen de Asunta fue una tarea titánica. Había cámaras que vieron salir a Asunta y nunca la vieron volver. La niña ya no se podía defender porque ya estaba sedada, según concluyeron los científicos y la Guardia Civil.
Algunos testigos en sus declaraciones indicaron que habían visto a la niña caminar por los alrededores, pero el horario no coincide, porque según las investigaciones, para ese momento, ella estaba muerta.
"El jurado emitió un veredicto que resolvió algunos puntos del caso, pero dejó graves incógnitas. Cuando salió la sentencia que está ratificada ante el Supremo pensé que ya estaba todo dicho. Hace casi siete años, pero evidentemente no es así", expresa la periodista.
Perfil de Rosario
Cruz ha podido estudiar a fondo el perfil de la madre de Asunta y refiere que los cuadros de depresión y altibajos emocionales de Rosario eran desde su adolescencia. Estuvo ingresada en varias ocasiones, con lo cual, lleva a pensar que esa personalidad inestable, podría ser manipulable, en este caso, por Alfonso.
En la familia de Rosario prevaleció la imagen que se proyectaba en sociedad, como la 'familia perfecta'. Se sabe que Rosario detestaba encargarse de las cosas domésticas de la casa y lo hacía su marido Alfonso.
Cruz, autora del libro 'El Crimen de Asunta' indica que Rosario relató un episodio de maltrato físico en enero, cuando su marido descubrió que tenía un amante, porque entró a su correo electrónico y leyó las conversaciones después del Día de Reyes y en febrero se divorciaron.
"No se pudo probar si la niña les estorbaba y si querían deshacerse de ella para que Rosario pudiera rehacer su vida y Alfonso también", indica Cruz.
Los médicos expertos señalan que sufría de trastorno maniaco depresivo. Cuando estuvo en la primera cárcel en el Centro Penitenciario de Teijeiro, en La Coruña, ella tenía permisos para salir a sus consultas con su psicólogo privado.
Las únicas visitas que recibió fue de La Nena, amiga de su madre y de ella desde la infancia y su abogado. Con la pandemia dejó de recibirlas y las comunicaciones estaban restringidas. "El estar sola aislada agravó su depresión. No se puede olvidar que ella desde que nació vivió una vida de lujos y habrá sido un shock estar en prisión", señala Cruz.
Se sabe que cuando trasladaron a la madre de la pequeña a la cárcel de mujeres de Brieva en Ávila, volvió a entrar en depresión.
Manipulación de Alfonso
El 14 de febrero de 2013 se divorciaron los padres de la niña, pero Alfonso no lo aceptaba. En junio, Rosario recae en su salud por el lupus y él se ofrece a cuidarla y encargarse nuevamente de todo lo relacionado a la casa y demás cosas para administrar.
Los testigos han manifestado en el juicio que Alfonso acudió a diferentes farmacias a comprar 'Orfidal', una de las medicinas que era para Rosario y que solo se podía vender bajo receta médica. Sin embargo, se registraron compras superiores de este fármaco a las que estaban autorizadas, lo que coincide en tiempo que se le suministraba a Asunta, dejándole vulnerable.
Cruz con 27 años de experiencia cubriendo casos de crímenes explica que: “Es muy raro que en un asesinato se encuentre todas las respuestas, porque a base de hurgar, siempre va a existir dudas e incógnitas. Un asesinato es como la vida. En la vida no hay respuesta para todo en los crímenes tampoco”.
Después de salir el documental y la serie sobre este crimen, se dispararon las ventas del libro de Cruz, pero tal como ella aclara, la trama que se ve en la pantalla tiene un componente, 'la ficción'.
El sábado 16 de junio Cruz Morcillo estará en Feria del Libro de Madrid a las siete de la tarde para firmar su nuevo libro, 'Ferrándiz, el matamujeres', que trata sobre un asesino en serie. Fue un caso muy sonado en España, que mató a cinco mujeres, Joaquín Ferrándiz.