Domingo Díaz Cristina Villarino

Al compás de una suave guitarra flamenca calienta Antonio Barrull antes de su regreso al ring, en busca de su sexta victoria como profesional. Esta pelea es especial, su cara lo refleja, sobre todo después del último "suceso", que es como lo llamará él a posteriori. El púgil leonés lo sabe, por eso ha cuidado hasta el más mínimo detalle para la tarde de este viernes. Viste botines morados contra el maltrato, calzones blancos y una camiseta ancha color beige con el gato Gardfield en posición de KO y un mensaje claro en la espalda: “Próximamente, Barrull, en los mejores cines”. Su staff lo acompaña con camisetas blancas con un lema distinto: “El silencio te hace cómplice”.

En las horas previas a la pelea, Barrull no deja que nadie más que sus entrenadores entren en su cabeza. Dame amor, luna de plata, dame amor tararea mientras hace movilidad y se quita la camiseta.

Un maletín se abre y deja paso a un nuevo detalle: los guantes que vestirá en la pelea contra Alexandru Lonita serán morados también. Se lo prueba, lanza una derecha a la manopla y vuelve a su mundo antes de relajar sus músculos con un masaje al son del cante de El Capullo de Jerez y Alejandro Sanz.

Paco, Camarón y mi Manué,

mi Morao, mi Chati y mi Capullo de Jeré.

Paco, Camarón y mi Manué

Qué cosa más bonita me llevaré.

Llegan sus tres niños y su novia, Celeste, también vestida de morado para la ocasión.

Antonio Barrull durante el calentamiento. Cristina Villarino

El calentamiento de Barrull continúa. Llega el momento más icónico de los boxeadores: saltar la comba. Muestra su juego de pies durante un rato, hasta que se percata de cómo el sol entra por la cristalera del vestuario de la primera planta del polideportivo municipal de Puente Castro (León).

La luz permite al púgil usar la cristalera de espejo para hacer algo de sombra. Suena Israel Fernández.

Barrull trabajando con su comba. Cristina Villarino

Aún resta mucho para su pelea. Su combate es el último. Barrull solo saldrá cuando el sol se ponga. Son las 21.19 horas. El flamenco ha dejado de sonar y en la sala solo quedan dos miembros de su equipo técnico y Adolfo, su hijo mayor.

La fama

Desde las 18 horas, el pabellón municipal está lleno. La velada ‘Noche de las Estrellas’ tiene un mensaje claro: contra el maltrato y la violencia de género. El merchandising de Barrull se vende con mensajes en ese sentido: la camiseta que llevan él y su staff técnico se pueden comprar también en su web.

En el polideportivo, Celeste, su novia, lidera las ventas y cuenta cómo todo surgió después del incidente en el cine.

"Le ha costado mucho mentalmente concentrarse. Después de una semana difícil, tenía que volver a llevar entrenamientos, la dieta para dar el peso... Pero se centró en la pelea y ya todo bien", reconoce antes del combate de su novio.

Celeste, con la camiseta del staff técnico de Barrull. Cristina Villarino

Camiseta que portaba el boxeador durante el calentamiento. Cristina Villarino

En este punto, cabe recordar que Antonio Barrull se hizo conocido para el gran público a principios del pasado mes de mayo. Las redes sociales hicieron viral un vídeo en el que el boxeador leonés daba una paliza a un hombre que había gritado y golpeado a su pareja en una sala de cine, a la espera de ver la película infantil de Gardfield. Delante de niños, Barrull acabó pidiendo perdón por haber golpeado a aquel hombre delante de los niños. 

El boxeador aún está a la espera de que llegue el juicio, un tema que está en manos de su abogado. Sin embargo, la mayor parte de la población le mostró su respeto y apoyo después de que levantara la voz contra la violencia machista.

Últimos preparativos

Son las 21.26 horas. En su camerino, Barrull pide música. Concretamente a un grupo: los Yakis.

Tú no me lo contradigas,

no me lo puedes negar,

lo primero es la familia,

la salud y la libertad.

Como cantan los gitanos,

no, no me lo puedes negar.

Barrull hace sombra y Adolfo, su hijo mayor, le hace de espejo. Cristina Villarino

Antonio Barrull junto a su hijo. Cristina Villarino

Continúa el calentamiento con los suyos. Llegan buenas noticias desde el ring. Sergio Pérez, manager de Barrull y fundador de The Boxer Club, anuncia que el compañero Sergio Crespo ha ganado su combate.

Barrull sigue a lo suyo. Ve a dos extraños. Les pregunta con voz tímida: “Perdonad, no sé quiénes sois”. Los reporteros se presentan y Barrull responde con una sonrisa y la misma voz: “Gracias por venir”.

Los minutos previos son eternos. Lo único que sale del morado y el blanco en la vestimenta de Barrull es la coquilla: azul. El sol se va marchando poco a poco mientras la sala se vuelve a llenar. Barrull comenta con su entrenador cómo entrará a su rival. "Quiero ver cómo de rápida es su derecha"; "es muy pequeñito"; "voy a intentar estar en el centro", deja como frases el púgil. Su esquina le pide que vaya con el uppercut a la mandíbula del oponente.

Comienza a descubrirse el traje que llevará Barrull. Brillantes plateados y morado fueron los colores elegidos para pelear la sexta. El calzón portará, además, un crespón morado en honor a todas las víctimas de la violencia de género.

El boxeador leonés concentrado. Cristina Villarino

Hay algún problema nada más introducirse el guante. Barrull no está en perfectas condiciones perfectas. Cuando mete el recto, en su mano hay algo que no funciona.

Su entrenador le dice que no golpee fuerte la manopla. Él responde que no importa, ya se irá el dolor.

Barrull colocándose el guante. Cristina Villarino

6-0

Son las 22.30 cuando el equipo de Barrull pide a todos los que están en la sala que bajen abajo. El evento está presto para que comience el combate. Antonio Barrull, 'El volcán' de León, hace una aparición estelar a los pocos minutos en el centro del pabellón. Esta vez ya no hay flamenco, hay que animar al público. Un grupo de bailarinas le escoltan al ritmo de Bad Bunny con Vuelve Candy B.

Lo que tú hagas

a mí no me impresiona,

es como meter un gol

después de Messi o Maradona.

El púgil español en su presentación.

Barrull ya en el ring. Cristina Villarino

En el cuadrilátero ya le espera Alexandru Lonita, al que presentan como un boxeador profesional que quiere seguir en la élite. Barrull no necesita presentación, es el "orgullo de León y del pueblo gitano".

Son las 22.47 horas. El público ruge y la pelea da comienzo. Barrull, como había anticipado en el entrenamiento, coge el centro del ring. Lanza múltiples ganchos que conectan con su oponente y encienden al público.

Desde su esquina le dan indicaciones claras de cuándo debe rematar con el upper. Su rival se queja de algún golpe bajo, pero el peleador gitano se lleva el primer asalto sin contemplaciones, esquivando un último golpe como si fuera un recortador.

El segundo asalto comienza con el público enfervorecido, coreando al unísono "volcán, volcán, volcán...". No tarda mucho en conectar nuevos golpes Barrull, que también recibe un croché que hace murmurar al público.

Barrull lanzando la izquierda a su oponente. Cristian Villarino

Una imagen del primer asalto del combate. Cristina Villarino

Lonita toca entonces la lona por primera vez. Se queja de un golpe de conejo (golpe ilegal en la nuca) que no se aprecia a simple vista y el árbitro comienza a contar. El combate continúa con un pequeño intercambio de golpes. La campana suena de nuevo. Fuera de tiempo, el púgil español se desequilibra y cae al suelo, levantándose sin mayores problemas. 

El tiempo entre asaltos se agota. 'El Volcán' está listo para volver a retomar la pelea. Sin embargo, en la esquina contraria hay un segundo de duda. Lonita no volverá a pelear, tiene un corte cerca del ojo derecho y no está en condiciones de seguir: tiran la toalla.

El árbitro declara la victoria favorable a Barrull. Cristina Villarino

Dos niñas se abrazan en la pasarela que da acceso al ring emocionadas. Antonio Barrull se acaba de hacer con su sexta victoria como profesional y acumula un 6-0 en su casillero. Lo ha hecho en su casa, en León, después de un duro mes en lo personal.

Y ahora la boda

Nada más conocer su victoria, Antonio Barrull se lanzó a celebrar en la esquina. Una vez más calmado, cogió el micro y desde el propio ring se dirigió al público. "He pasado por un momento muy delicado en mi vida. Mentalmente no me he sentido bien, porque como sabéis todos, me ha pasado una cosa por circunstancias de la vida de la que no me siento orgulloso, pero el silencio hace cómplice a cualquiera. Nadie puede quedarse callado en esa situación".

Fue entonces cuando Barrull pidió a Celeste, su novia, que subiera al ring. "Vivir con un boxeador es muy complicado. He viajado por más de 15 países, la he dejado mucho tiempo sola, me ha aguantado como nadie y es la persona más maravillosa que tengo a mi lado", exponía el boxeador. 

"Por eso, todo lo que le prometo lo cumplo. Soy humilde, vengo de barrio, como todos vosotros, no me permito lujos porque no puedo, pero le prometí una cosa y hoy la voy a cumplir". Mientras hablaba, ya sin guantes aunque con vendas, se sacaba algo de la coquilla: "¿Te quieres casar conmigo?"

Momento de la pedida de mano tras el combate. Cristina Villarino

Celeste no lo dudaba un segundo: "¡¡¡Sí!!!". Emocionado, 'El Volcán' cerraba con un claro mensaje: "Ahora que venga el título y que venga quien quiera, que lo voy a partir también".

El post combate

Barrull valoró con EL ESPAÑOL su combate. "Me he sentido muy bien. No he contado todo lo que me ha pasado, pero he boxeado con la mano rota porque sufrí una rotura en la falange del cuarto dedo en el suceso del cine. Aun así, a placer", comentaba. "Decidí boxear para mi gente, para el 6-0, antes del límite, que es para lo que trabajo. Voy a conseguir el todo por el todo por mi familia".

Antonio Barrull celebra su 6-0 una vez finalizada la velada. Cristina Villarino

Ya en el calentamiento se veía que algo no iba bien en la mano del boxeador. "He tenido muchos dolores y he pasado un momento mental muy complicado", decía Barrull, que no renuncia a nada. "Pero vengo con todo, que tiemble en España el peso súpergallo porque vengo con todo".

El boxeador se deshacía también en elogios hacia su equipo. "La victoria no es solo mía, sino también de mi padre, Vicente Barrull, Óliver Sánchez, mis preparadores físicos, Rubén, Dani, otro equipo de fisioterapeutas, Roberto... Es un equipo muy grande y no puedo nombrarlos a todos. Esta victoria no es mía, sino de todos ellos y de la afición". Una afición que ha crecido en masa después de su pelea en el cine. Barrull lo tiene claro: "Ha sido un broche de oro".