En septiembre de 2020, The Guardian publicó un artículo completamente escrito por inteligencia artificial (IA), demostrando cómo la tecnología puede complementar y, en algunos casos, reemplazar partes del trabajo periodístico tradicional. Ya mucho antes, colosos como Reuters o AP venían usando sistemas de generación automatizada de noticias para temas que requerían mucha urgencia en su publicación (y no demasiada exigencia creativa) como resultados financieros o crónicas deportivas.
Sin embargo, todo eso fueron apenas unas motas de polvo en un desierto tecnológico en el que la inteligencia artificial generativa (la que permite crear textos, imágenes o vídeos a partir de simples instrucciones de un humano) no había despertado aún. Y así fue hasta el otoño de 2022, cuando OpenAI popularizó ChatGPT. De pronto, una herramienta sencilla, al alcance de cualquiera, prometía sustituir a todo tipo de profesionales, incluyendo a los periodistas. Y eso abrió, más si cabe, el cajón de los debates sobre el futuro del periodismo y el papel de la IA en la redacción de contenidos informativos.
Con el paso del tiempo ha quedado claro que los sistemas de IA actuales no pueden reemplazar la profesión periodística, puesto que carecen de lo más elemental de este oficio: la capacidad crítica y el 'instinto' para ver dónde está la noticia. Son, tanto ChatGPT como sus contendientes Llama, Copilot, Mistral o Gemini, un mero robot entrenado con miles de millones de parámetros y que usa las leyes probabilísticas para crear el contenido deseado. Pero es incapaz de salirse de lo establecido, de entender dónde está lo verdaderamente relevante, lo que puede motivar cambios en la opinión pública o despertar el interés de los lectores.
Sin embargo, eso no significa que la inteligencia artificial no pueda (y deba) usarse en el periodismo del siglo XXI. La colaboración entre humanos y máquinas no solo aumenta la eficiencia sino que también permite a los periodistas enfocarse en tareas más creativas y de análisis profundo. La IA puede ser, además, un importante aliado en diversas aplicaciones, desde la recopilación y análisis de datos masivos (por ejemplo, en grandes casos de investigación) hasta la verificación de hechos en tiempo real (esencial en los tiempos de desinformación que corren) y la personalización de contenidos.
Cómo adoptar la inteligencia artificial generativa dentro del periodismo es una parte esencial del máster ofrecido por EL ESPAÑOL y la Universidad Camilo José Cela. Dentro de uno de sus siete módulos se desglosan no sólo los fundamentos de esta tecnología, sino también casos prácticos donde aplicarla, se exploran sus limitaciones y se debaten los asuntos éticos y de responsabilidad que rodean a su llegada.
Por ejemplo, las herramientas de IA pueden analizar grandes volúmenes de datos en segundos, identificando patrones y tendencias que serían imposibles de detectar manualmente. Esta capacidad es crucial en investigaciones que involucran grandes conjuntos de datos, como los Panama Papers o los Paradise Papers.
Por eso, en estos momentos los periodistas de investigación ya están empleando estas herramientas para para poder facilitar su labor y abarcar más y más datos que permitan exponer la verdad sobre todo tipo de cuestiones trascendentales para nuestra sociedad.
En la misma línea, la IA puede ayudar a los periodistas a verificar la autenticidad de la información rápidamente, comparando datos de múltiples fuentes y detectando inconsistencias. Esto es especialmente útil en la era de las fake news, donde la desinformación se propaga rápidamente, como sucedió esta misma semana con la publicación por parte de múltiples medios de la muerte de Noam Chomsky, posteriormente desmentida.
Eso sí, en este caso la inteligencia artificial puede ser un arma de doble filo, haciendo más fácil la diseminación de estos bulos (con imágenes falsas o editadas, por ejemplo), lo que también obliga -como se imparte en este máster- a entrenar las propias capacidades humanas a la hora de detectar esos contenidos generados por IA.
Y si bien la IA no reemplazará a los periodistas humanos, sí que es cierto que herramientas como ChatGPT o Mistral pueden asistir en la redacción de artículos, resúmenes y análisis. Su uso ya está muy extendido a la hora de preparar esbozos o guiones básicos de lo que después un profesional ha de convertir en una pieza atractiva y relevante. También para facilitar la ordenación de ideas, transcribir entrevistas o realizar múltiples tareas del proceso informativo que se esconde detrás de una noticia.
Gracias al tiempo y el esfuerzo liberado por la tecnología, los periodistas pueden centrarse más en el aspecto humano y narrativo de las historias, dejando a la IA las tareas más repetitivas y técnicas.
Con ello, la integración de la inteligencia artificial en el periodismo es inevitable y transformará la profesión en formas que apenas estamos comenzando a comprender. Los periodistas del futuro necesitarán una sólida comprensión de estas tecnologías para aprovechar al máximo sus capacidades y seguir siendo relevantes en un mundo cada vez más digital.
El Máster de Periodismo de EL ESPAÑOL y la UCJC se adapta a estas nuevas realidades, asegurando que sus alumnos estén equipados con las habilidades necesarias para liderar el futuro del periodismo. Con expertos en la materia y el acceso a las herramientas de IA más avanzadas, los estudiantes estarán preparados para enfrentar los desafíos y aprovechar las oportunidades que la inteligencia artificial trae al campo periodístico.
*Alberto Iglesias, profesor de IA en el Máster, especializado en economía digital.