La doctora que ha operado a Yngrid se presenta en sus dos cuentas de Instagram como la mismísima 'Reina de la cirugía plástica'. Pero Yngrid Goitia, tras pasar por el bisturí de esta cirujana que suma 192.800 seguidores en redes, ha terminado ingresada en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Santa Lucía de Cartagena. "Me hicieron dos transfusiones de sangre nada más llegar a la UCI", tal y como relata esta madre de dos hijos. "He estado al borde de la muerte".
Así lo demuestra el hecho de que este lunes todavía sigue hospitalizada, luciendo una maraña de cables para recibir oxígeno y tener controladas sus constantes vitales, tras haber ingresado el domingo 16 de junio: solo unas horas después de recibir el alta por haberse sometido a un recambio de prótesis mamarias, una miniabdominoplastia, una liposucción y una lipotransferencia a glúteos. "Voy a denunciar a la doctora que me ha operado", según avanza en una entrevista que concede a EL ESPAÑOL.
- ¿Por qué motivo emprenderá acciones legales?
- Yngrid Goitia: La cirugía no salió bien porque he pasado cinco días en Cuidados Intensivos y no sé si me quedarán secuelas. Además, esa persona es una doctora a la que contacté por Instagram, vino de América del Sur a España para operarme en una clínica de Cartagena, pero el alta de la cirugía me la ha firmado un doctor que a mí no me ha operado.
Lo que no puede ser es que una doctora que no está homologada en España venga aquí a ejercer de cirujana plástica. En ningún momento supe que ella no estaba homologada en España. Eso no pasó por mi cabeza hasta que he visto que mi informe con el alta médica me lo firmaba un doctor. En el quirófano, yo no vi a ningún cirujano solo a mi doctora.
Hay que remontarse a marzo de 2023 para entender cómo el cuerpo de Yngrid ha pasado por el bisturí de una cirujana plástica que se anuncia en Instagram y que no ha firmado su alta hospitalaria en el Virgen de la Caridad de Cartagena porque -supuestamente- no puede ejercer en España. "La facilidad de pago fue lo que me hizo contactar con esta doctora", según admite Yngrid Goitia, nacida en Venezuela, pero afincada en Madrid desde hace seis años.
- ¿Por qué decidió someterse a una operación de cirugía estética?
- Yngrid Goitia: Después de tener a mi segundo hijo, el 20 de septiembre de 2007, comencé a tener problemas en el tejido mamario del seno derecho porque se puso fibroso. Con el paso del tiempo, el pecho se me fue deformando, estéticamente lo tenía fatal, me dolía mucho, incluso podía haber riesgo de cáncer. Necesitaba operarme.
La situación no podía demorarse más, pero esta esteticista no andaba boyante en marzo de 2023, debido a que al llegar a España para reunirse con su hija, de 32 años, montó un centro de esteticién en Madrid que se lo llevó por delante la pandemia y con él la economía de esta familia de inmigrantes. "Estaba buscando presupuesto y a través de las redes sociales conocí a esta señora que ofertaba el pago de la operación a cuotas".
- ¿Qué condiciones le ofrecía?
- Yngrid Goitia: Te dejaba un año para ir pagando la operación, entregando el dinero que tú quisieras en cada una de las cuotas mensuales: unas veces más y otras menos, siempre y cuando llegase a cubrir todo el presupuesto. Cuando contacté con ella por Instagram me mandó un enlace directo, para hablar por WhatsApp con su asistenta. El coste de una operación para un recambio de prótesis era de 4.000 euros, por una lipoescultura, 6.500 euros, pero si en vez de hacerlo por separado, me lo hacía todo junto, solo me cobraba 8.770 euros. Ella solo hace eso para agarrarte como clienta.
- ¿No sospechó nada de una rebaja tan agresiva en el presupuesto?
- Yo la veía seria. Se publicitaba bien en Instagram: sacaba sus operaciones. La doctora ejercía en Venezuela, Colombia y España. No le pregunté si tenía título médico acá en España porque llevaba tres años operando aquí.
Yngrid relata que durante doce meses no tuvo contacto directo con la cirujana plástica que la iba a operar: ni una llamada de teléfono o una simple reunión on line por Google Meet. "Yo podía escoger la opción, pero una videollamada con ella me costaba 80 euros y una conversación por WhatsApp 30 euros". De modo que solo wasapeó una vez con la doctora que se autodefine como 'Reina de la cirugía plástica': "Me envió un protocolo para hacerme fotos que le debía enviar a ella para que estudiara mi caso".
El resto del proceso lo gestionó con los ayudantes de esta facultativa vía WhatsApp. "Tiene un equipo grande porque durante un año he hablado con gente de Venezuela y Colombia". De hecho, hasta junio no le dieron fecha para una consulta presencial con la doctora. "La cirujana me vio un día antes de la operación: el viernes 14 de junio, en el Hospital Virgen de la Caridad de Cartagena".
- ¿Cómo fue la consulta?
- Yngrid Goitia: Duró una hora. La doctora me examinó, me vio el problema del pecho y su asistenta me dio un masaje drenante. Me dio confianza lo que dijo que me iba a hacer en el seno derecho. Ella me citó para la operación el sábado 15 de junio, a las ocho de la mañana.
Cuando llegué al Virgen de la Caridad, me llevaron a una sala, y allí, la doctora me pintó el cuerpo para la lipoescultura, me chequeó y dijo: 'Listo, vamos al quirófano'. Cuando entramos a la sala de operaciones, su asistenta también estaba dentro para tomarme fotos y vídeos porque la doctora lo publica todo en sus redes sociales.
Los problemas de salud de esta venezolana comenzaron el domingo 16 de junio, horas después de recibir el alta en el Virgen de la Caridad, cuando regresó al piso de Airbnb que había alquilado con motivo de su viaje desde Madrid, para someterse a un recambio de prótesis mamarias, una miniabdominoplastia, una liposucción y una lipotransferencia a glúteos. "Mi hijo, de 16 años, y una amiga me acompañaron a Cartagena, estaba con ellos el domingo por la mañana, cuando empecé a notarme las manos hinchadas, los labios se me pusieron morados y comencé a vomitar", resume Yngrid Goitia. "Me puse pálida".
- ¿Qué hizo ante esos síntomas?
- Llamé a la asistenta de la cirujana plástica y me dijo que regresara al Hospital Virgen de la Caridad. Allí me hicieron un estudio, un escáner y llamaron a una ambulancia. Cuando me trasladaron al Santa Lucía iba delirando. No era consciente de que me estaba muriendo porque estaba en la UCI y le veía la cara a los médicos, pero todo me parecía un sueño.
Esta madre de dos hijos, a sus 50 años, no exagera al relatar que ha vuelto a nacer porque el contenido de su informe médico expone que presentaba un "deterioro respiratorio progresivo", antes de ingresar en la UCI del Hospital Santa Lucía con el siguiente cuadro clínico: shock hipovolémico secundario, a complicación hemorrágica tras someterse a una lipoescultura; laceración hepática de grado IV; hematoma subhepático...
Una vez que está fuera de peligro, Yngrid ha decidido emprender acciones legales porque tiene sospechas de que esta facultativa no tiene ninguna homologación para desarrollar operaciones de cirugía estética en suelo español: "He llamado a la Policía Nacional para poner una denuncia y no vienen al hospital a tomarme declaración, me dicen que debo ir a la Comisaría porque tengo un año para denunciar desde el momento en el que reciba el alta, pero tengo miedo de que la doctora huya de España".
- ¿Por qué afirma eso?
- Yngrid Goitia: Cuando estaba un poco más consciente en planta, he podido revisar toda la documentación y me he percatado de que la doctora que me operó no es la doctora que firma el procedimiento, sino un doctor que yo jamás había visto en mi vida ni había oído hablar de él. El sábado 15 de junio, cuando firmé el consentimiento para la operación, tampoco me di cuenta de que figuraban los datos de ese doctor.
Tanto el número de colegiado como los datos personales del citado facultativo son los mismos que figuran en el consentimiento informado y en el alta médica que recibió Yngrid. "En el quirófano yo no vi a ningún cirujano solo a mi doctora", insiste esta venezolana.
"No fui la cirujana principal"
EL ESPAÑOL ha contactado con un miembro de la Sociedad Murciana de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética que explica el motivo por el que no figuran los datos de la doctora ni en el consentimiento ni en el alta de su paciente: "Los médicos de América del Sur deben cumplir unos requisitos para ejercer en España. Uno es hacer un examen para convalidar su título de cirujano y otro, colegiarse en nuestro país".
Cuando este periodista sale de la habitación de Yngrid en el Santa Lucía se encuentra en la sala de espera a la doctora de marras y le pregunta la causa por la que se complicó esta intervención estética. "Yo no la operé", afirma la facultativa. Pero al ser repreguntada por el motivo por el que se encuentra en un hospital público en España, para visitar a una mujer que no es su paciente, la doctora ofrece otra explicación donde culpa a Yngrid de haber terminado en la UCI, antes de advertir a este diario de que no puede grabar la conversación si no es en presencia de su abogado.
"En España, mi título me permite ejercer como médico de familia". "Solo puedo actuar dentro de un quirófano como cirujano ayudante o invitada". "Yo no fui la cirujana principal en la operación, solo era una asistente". "Ella no nos informó de que llevaba dos años tomando anticoagulantes". Posteriormente, la doctora trata de acceder a la habitación donde está ingresada Yngrid, acompañada de una amiga, la cual llama al personal de seguridad y la facultativa abandona el hospital a paso ligero.