Una fotografía de los Domínguez Bocanegra.

Una fotografía de los Domínguez Bocanegra. Cedida

Reportajes

La paradoja de los Domínguez: un padre discapacitado y tres niños con altas capacidades

Daniel tiene dos lesiones de médula que le hacen estar en una silla de ruedas y ayuda a personas en la misma situación. 

30 junio, 2024 02:21

La historia de cada familia es única, todas tienen la suya. Los Domínguez Bocanegra son una de esas familias que llaman la atención, que tienen un mensaje para transmitir y se enfrentan a cada obstáculo que se les presenta. Como ellos mismo dicen, "siempre hay que tirar para adelante". Daniel, el padre, tiene una discapacidad móvil que le hace estar en una silla de ruedas, y junto a su mujer, Nohemí, tienen tres niños con altas capacidades. Una familia con unas cualidades que los hace estar muy unidos. ¿Por qué?, "el truco es adaptarse a las necesidades de cada uno".

Los Domínguez Bocanegra son de esas familias que desmontan barreras y limitaciones. Por términos, representan la propia antítesis, un padre discapacitado y tres niños con capacidades especiales, pero estos guadalajareños nunca han permitido que nada ni nadie los pase por encima. Daniel, a los 18 años tuvo un accidente de tráfico que le generó dos lesiones medulares, y desde entonces se ha pasado los días sentado en una silla. "En aquel momento fue un trauma, en España no había nada adaptado para las personas con discapacidad, nada accesible para que pudieras rehacer tu vida".

Aun así, nada iba a parar a Dani. Estudió, se sacó varios másteres, se especializó en finanzas y dirección económica, ha ocupado diferentes cargos de responsabilidad en dirección de equipos…, un currículum opulento y exquisito que siempre ha tratado de compaginarlo con el activismo de la discapacidad. "He sido representante y director de Aspaym Madrid y miembro de la junta directiva de Famma, y miembro de la federación nacional de las personas con lesiones medulares. Siempre he luchado por la integración social y laboral de las personas con esta condición, ese era el mensaje de la época. Hoy sería la normalización de la diversidad. Tenemos que caber todos en esta sociedad, no se trata de personas con discapacidad, si no sociedades discapacitadas que no pueden cubrir las necesidades de todos".

Nohemí Bocanegra con sus hijos.

Nohemí Bocanegra con sus hijos. Cedida

Las barreras de la discapacidad

Tener una discapacidad a veces supone estar limitado, y este ha sido el caso de Domínguez durante mucho tiempo de su vida, y alguna vez que otra en la actualidad. Los obstáculos con los que se ha encontrado Daniel, sobre todo, han sido "barreras arquitectónicas". Uno de sus rivales más frecuentes, han sido los escalones. "Siempre me he tenido que enfrentar a ellos, si quería llegar a mi casa, tenía 10 escalones para subir al ascensor, muchos centros educativos donde iba a formarme no estaban preparados, las aceras nunca han tenido rampas…", y la lista sigue y sigue. Al final, siempre requería la ayuda de un amigo o de "alguien que pasara por ahí" para poder subir o bajar.

Daniel y Nohemí son padres de familia numerosa, pero tener a estos tres niños no ha sido una tarea fácil. Aparte de superar la "barrera arquitectónica", también han tenido que vencer a una "barrera física". Las personas con su condición tienen dificultades para tener niños y la sanidad pública no cubría los tratamientos ni las necesidades para poder hacerlo. "Era una discriminación, tuvimos que recurrir a lo privado para poder formar una familia. Algo que está adaptado puede hacer uso de ello todo el mundo, al contrario, no", argumenta el matrimonio.

Otra de las limitaciones, quizás la más frecuente, es la "barrera social" en las que las etiquetas, los prejuicios, los insultos o la misma ignorancia, son algunos de los estigmas que las personas con este tipo de condiciones tienen que soportar. "Aunque parezca mentira, este tipo de mentalidades siguen existiendo. A mí me han llegado vecinos y personas a decirme 'qué hago con este chico', 'no sé cómo puedes' o 'lo que te espera', son algunos de los comentarios que he escuchado desde siempre. La gente no entiende que te puedas enamorar de una persona con discapacidad. No solo pasa con las personas, la adaptación en sí no es completa, hemos estado en hoteles 'adaptados' en los que Dani no cabía por la puerta", comenta Nohemí.

El padre explica que en muchas ocasiones ha sentido "un rechazo", tanto en el entorno laboral como en el social. "He ido a una entrevista de trabajo sin decir que era una persona en sillas de ruedas, y después de verme, no pasaba ni el proceso de selección. Igualmente yo me siento afortunado, tu entorno es la gente con la que te rodeas, y mis amigos y mi familia siempre han estado ahí para apoyarme. Lo único malo es cuando empiezas a rehacer tu vida y sales al mundo social, ahí te encuentras todas las barreras de golpe. De mentalidad optimista, el matrimonio sabe que "todavía hay un largo recorrido", pero que las limitaciones, al fin y al cabo, "se las pone uno mismo".

Altas capacidades y discapacidad

"Hay muchas personas con discapacidad que tienen altas capacidades, solo que atendemos más a sus limitaciones que a sus virtudes". Perdemos talento. Daniel y Nohemí son padres de tres niños con una inteligencia por encima de la media. Por muchos juicios de valor que haya, ideas preconcebidas o el imaginario colectivo del típico 'cerebrito', solo es un reflejo de la ignorancia. A su parecer, los niños con altas capacidades son personas que tienen una forma de ver al mundo con otros ojos.

"No son ni mejores ni peores, son diferentes. Tienen formas de pensar, de crecer, de observar…, diferentes, diversas. Tienen una capacidad que sobresale de la media, pero esto puede ser también una limitación. Unos por defectos y otros por exceso, pero al final nos vemos todos en el mismo cajón".

Daniel Domínguez es activista de las personas con discapacidad.

Daniel Domínguez es activista de las personas con discapacidad. Cedida

Las personas con altas capacidades y las que tienen discapacidad no van por caminos diferentes. Ni son excluyentes ni son incompatibles. Tener una capacidad superior no es más que una cualidad intelectual humana que puede tener cualquiera. Los términos se separan, como si de antónimos se trataran, pero la realidad es muy distinta. "Solo son personas diferentes, solo discriminamos por los defectos y no apreciamos el talento".

La familia y sus capacidades 

"Eduardo (16) que es nuestro hijo mayo, siempre ha sido muy espabilado. En la escuela no paraba, era muy inquieto y siempre estaba castigado a pesar de que académicamente iba muy bien. Se pasaba los días en clases con diferentes tutores para ver si se comportaba mejor, pero nunca fue así. Decidimos cambiarle a otro colegio, y una tutora nos dijo que creía que tenía altas capacidades. Al final contactamos con un psicólogo, nuestro ángel de la guarda, el que confirmó su capacidad y nos empezaron a orientar".

Gracias a este gabinete de psicólogos, la familia consiguió "llevar" a sus hijos. Con los niños de alta capacidad todo funciona destino. "Nos vino todo de golpe, no sabíamos cómo actuar porque con estos niños, los modelos de educación antigua, imponer o enfrentarse a ellos no sirve. Tienes que razonar con ellos, enseñarlos a ver y acompañarlos, ofrecer todas esas necesidades que la escuela no les puede dar", menciona Daniel.

Daniel Domínguez junto a su hijo.

Daniel Domínguez junto a su hijo. Cedida

El colegio para Eduardo no ha sido ningún camino de rosas, por la forma de expresarse o por los temas que le interesaban, es decir, "por ser diferente", ha sufrido mucho bullying. 'De oca en oca y tiro porque me toca', el adolescente tuvo que cambiar numerosas veces de colegio hasta llegar al que está ahora, que dentro de lo que cabe, "está bien". A veces, los hermanos mayores, sirven para allanar el camino de los hermanos que vienen por detrás. A Mencía (11) y Gadea (7), les detectaron altas capacidades por el recorrido de Eduardo, y afortunadamente, no han tenido los mismos problemas en la escuela.

En la casa de los Domínguez Bocanegra convergen las altas capacidades con la discapacidad, para muchos podría ser un inconveniente, pero para esta familia jamás lo será. Es un hogar adaptado a una persona con silla de ruedas y preparada para personas con rasgos intelectuales muy altos. Sus tardes son "un tetris", pues tienen que coordinar las necesidades de cada uno, como "los engranajes de un reloj" para un buen funcionamiento. "Tenemos una convivencia muy buena, es episodio nuevo todos los días".