Cándido Méndez posa en el parque del Retiro para EL ESPAÑOL.

Cándido Méndez posa en el parque del Retiro para EL ESPAÑOL. Javier Carbajal EL ESPAÑOL

Reportajes

Cándido Méndez, al PSOE: "Vanagloriarse de la situación de la economía a mi juicio es temerario"

"No creo que vaya como un cohete" // "Si me invitan a un fin de semana con un político, yo ensayaría con Feijóo" // "Alvise no va a ser un fenómeno que se pueda consolidar en unas generales".

8 julio, 2024 02:30

Cándido Méndez (histórico líder de UGT desde 1994 hasta 2016) ha estado tres cuartas de su vida dando la batalla, metido en los televisores de España entera, y ahora se ha jubilado sin dejar por ello de ser un observador muy atento de la realidad social. Anda al menos ocho kilómetros diarios, así que ha venido caminando hasta nuestra entrevista, que sucede en el parque del Retiro durante la última mañana liviana de este comienzo de junio.

Ha escrito un libro en el que honra la memoria de su familia y evoca las vivencias de una infancia llena de éxodos y cuestas arriba: al salir su padre de la cárcel (fue socialista durante la guerra y se lo llevaron a la penitenciaría de Formentera), tuvo que ejercer de buscavidas. Entre otras muchas cosas, montó una escuela, una carnicería o capitaneó la traída de aguas hasta pueblecitos de Jaén. De él ha sacado Cándido la testarudez y el amarre por las ideas. De su madre, la dulzura y el buen humor. En esta entrevista mostrará su pensamiento político, entre bromas y veras, pero sin dejar las primeras de lado porque ayudan a digerir el cordero social que tenemos montado.

No cree en el Gobierno actual, sustentado como está en sus apoyos de investidura: "Eso no es un bloque de progreso, y si no que venga Dios y lo vea. Junts es un partido xenófobo", y cree que el PSOE está "dando un paso con carácter de error histórico" con la amnistía, siendo incluso "discutible que haya podido favorecer al PSC". Pone el ojo y la bala en las grandes cuitas sociales por solucionar en el presente: el paro juvenil, la brecha de género y los mayores de 55 años. "Vanagloriarse de la situación de la economía a mi juicio es temerario", añade.

Cándido Méndez.

Cándido Méndez. Javier Carbajal

Considera que el liderazgo de Feijóo está "consolidado", que VOX está ya en trayectoria descendente, y que algunas ideas de Alvise, como la implementación de trabajos forzados, son "abominables". No se muerde la lengua este gran conversador. La palabra siempre ha sido su fuerte y el lugar de lo posible. Palabras para la lucha, palabras para el entendimiento. Estas son las que hemos cruzado con él. 

P.– Su libro Por una nueva conciencia social. Pasado, presente y futuro del empleo en España es, ante todo, un ejercicio de memoria personal. Cuenta la historia de su familia y honra a su padre, que llegó a ser concejal del PSOE en su pueblo, fue encarcelado durante varios años en Formentera y, al salir, tuvo mil vidas más. ¿Qué tiene de su padre Cándido Méndez, y qué no? ¿Qué decantación ha habido ahí conforme ha pasado la vida?

R.– Yo suelo decir que pertenezco a una generación por la que soy peor que mis padres y peor que mis hijos. Pertenezco a una generación exenta de penalidades, nací fuera de los años del hambre. Tengo dos hijos con un alto nivel de preparación y una serie de atributos intelectuales y unos conceptos muy claros, que yo en cambio tuve que ir trabajando. Mi padre me sirvió como referencia importantísima. Y la otra gran referencia sindical que he tenido ha sido Nicolás Redondo. Y mi padre además es un puente entre mi familia biológica y la ideológica, pues yo bebí los valores del socialismo a través de él, y además se afilió a la Unión General de Trabajadores, a la Federación Nacional de Trabajadores de la Tierra.

P.– ¿Y en cuanto a rasgos de carácter?

R.– Sí, supongo que he de tener cosas. Mi padre era un hombre con una gran capacidad de hacer amigos. Era ateo, yo soy ateo. Y sin embargo se llevaba muy bien con los curas (ríe).

P.– Y usted igual, que ha colaborado con el Padre Ángel.

R.– Sí… Y luego hay un elemento en el plano relacional: mi padre ha sido siempre muy consecuente con sus ideas.

Cándido Méndez.

Cándido Méndez. Javier Carbajal

P.– Desde luego, le cerraron la escuela que montó por no dar la asignatura de religión.

R.– Efectivamente. Siempre fue muy consecuente, y cuando uno lo es no puede evitar los enfrentamientos. Sin embargo, mi padre tiene una calle en Jaén capital, y es algo que decidió el ayuntamiento por unanimidad. Quiero pensar que me parezco en eso.

P.– Su madre directamente le salvó la vida encargándose de hacerle llegar comida a la cárcel, donde el resto de presos morían de inanición… Me emocionan estas historias que parecen películas, pero fueron la vida real.

R.– Eso es la vida real. Allí en la colonia penitenciaria de Formentera había 1500 reclusos, y aquello realmente era un campo de exterminio, sobre todo para los extremeños. En el año 41 la distancia era infinita, no se puede observar con la mirada de ahora. Esperanza había para los reclusos de las islas. Murieron muchos de hambre. Mi madre estaba de asistenta en una casa en la que había un militar del Ejército Nacional que era el que aseguraba que la comida que podía reunir mi madre y las hermanas de mi madre le llegaba.

P.– Otro personaje de película.

R.– Sí… Y el señor que dirigía aquel centro, que paradójicamente se llamaba Don Ángel, revendía la comida que les llegaba a los reclusos. Así que sí, mi madre es el eje de la supervivencia de mi familia. ¡Y de la existencia de mi familia, porque si no hubiera sido así yo no hubiera existido! (rompe a reír con campechanía).

Cándido Méndez.

Cándido Méndez. Javier Carbajal

P.– Eso desde luego, y le dio la vida. Más allá de eso, ¿cómo fue su madre con usted?

R.– Mi madre me ha dejado algo muy importante y es la abnegación. Ella venía de Badajoz, éramos una familia que vivimos un doble éxodo, y mi padre pasaba muchas temporadas fuera, así que ella fue claramente el soporte de la familia.

P.– ¿Y era dulce?

R.– Mi madre sí. Era muy buena. Y yo, como todos los chiquillos, la arremeaba, como se dice en Extremadura.

P.– ¿Y eso qué es, volverla loca?

R.– Sí. Y mi padre cuando volvía a Campillo del Río (uno de los pueblos jienenses donde vivió la familia) de pasar días fuera me traía novelas del FBI que compraba en el mercado de segunda mano de Jaén capital, pero a su vez le preguntaba a mi madre cómo me había portado y me metía en vereda, claro.

Cándido Méndez.

Cándido Méndez. Javier Carbajal

P.– Habla de su infancia con un grado de detalle también cinematográfico. Su infancia parece la de Cinema Paradiso. ¡Hasta recuerda el sabor de los polos del bar de pueblo de Campillo del Río! ¿Le hubiera gustado ser escritor o cineasta?

R.– Tengo una anécdota en ese aspecto. A mí me gustaba mucho el cine del oeste y Alan Ladd, el actor de Raíces profundas. Una de las dos veces que viví en Jaén acudí a una academia que llevaba un viejo profesor represaliado, republicano. A muchos les quitaron el título, pero les dejaron poner academias porque había mucha penuria en el tema educativo. Y en aquella academia, a la que llegué con el curso empezado, hice mucha amistad con un compañero. Él me preguntó nada más llegar qué quería ser yo en la vida, le dije que actor de cine y me dijo el cabrón: "Ah, sí, tú puedes hacer de Frankestein". ¡No me dijo de Alan Lark, no! ¡De Frankestein! (reímos).

P.– Yo he vivido en Jaén cuatro años. Es probablemente la gente más noble que he conocido, pero también la más apocada. ¿No pueden ir de la mano ambición y humildad?

R.– Ehhh… Yo creo que sí. Pero ahí oprime la tierra, no el carácter, porque luego hay jienenses que triunfan por muchísimos sitios. Una vez me dieron un premio y entre los cuatro premiados estábamos tres de Jaén: dos naturales y uno adoptivo. Es una anécdota, pero es revelador. Pero la tierra oprime en el sentido de que Jaén sigue sin definir un proyecto de futuro: su gran oportunidad ha sido probablemente su trampa, el monocultivo del olivar. Pero cuando han tenido sus oportunidades las han aprovechado, como la fábrica Valeo, que es una de las más productivas del mundo. Así que yo creo que se puede ser ambicioso y humilde en tu comportamiento, aunque es verdad que allí se sigue sin dar con la tecla, porque Jaén sigue perdiendo población. Y también creo que las administraciones no han estado a la altura.

P.– Hay AVE a Granada y no a Jaén.

R.– Sí, bueno, aunque el AVE Granada es también una pequeña broma. Pero no, las administraciones no han estado a la altura con las comunicaciones.

Situación laboral en España

P.– Habla en el libro de la desafección en España con el trabajo. ¿Cuál es la principal causa? ¿Por qué vamos rebotados y tristes al tajo?

R.– Eso tiene que ver también con el ecosistema laboral en el que nos movemos. Hay una responsabilidad que tendrían que analizar con detenimiento los empresarios. La estructura económica española tiene una fuerte base en servicios al consumo, y son actividades que son muy duras en cuanto al trabajo. Pero eso no se puede plantear como una fatalidad natural, creo que se debería resolver.

P.– ¿Cómo podría resolverse?

R.– Yo creo que en España tiene que haber un cambio en la cultura empresarial. ¿Por qué en 2022 y 2023 se han ido 800.000 jóvenes titulados fuera? ¿Por qué aquí se les considera inútiles, y útiles en otros países de Europa? Son ingenieros, arquitectos… Eso nos interpela como sociedad. Otro ejemplo que conozco bien: en una empresa alemana, un trabajador alemán, pero de raíces latinoamericanas, llega a la empresa y cuando le preguntan qué es lo que ambiciona, a lo mejor pide que la empresa le pague un curso de español. Y la empresa se lo paga porque intentan resolver los problemas de los trabajadores. Eso en España igual lo plantea y lo ponen en la misma calle.

Y luego hay un dato que me llama poderosamente la atención, que es el nivel educativo. Hace poco han salido unos datos de Eurostat que afirman que el porcentaje de trabajadores con bajo nivel educativo es el 29%; empresarios, el 34%. En Alemania las cifras son del 16% y el 11%. Yo creo que hay una parte de la cultura empresarial que hay que cambiar, porque todo eso se refleja en la productividad. Hace falta una estrategia de luces largas en la que se comprometan empresas, sindicatos, administraciones… y eso podría ponernos en un sendero que resuelva estos problemas.

P.– Por ir desgranando esos aspectos. Hace poco he hecho un par de reportajes sobre el trabajo en hostelería. Los hosteleros se quejan de falta de personal, y yo incluso conseguí un trabajo en un restaurante a pesar de que no tengo experiencia. Si nuestra tasa de paro juvenil es la más alta de Europa, ¿qué está pasando ahí? ¿Por qué no se logra el match?

R.– Existe el problema de las malas condiciones laborales de la hostelería, pero también de vivienda. Ahora hay una gran demanda de personal para hostelería, que es muy fuerte en zonas de costa o en las islas, en lugares donde hay problemas de vivienda muy serios. A lo mejor te cuesta el 60% del sueldo un alquiler, eso hay que resolverlo. Y hay una serie de condiciones en hostelería que hay que resolver también: los horarios tienen que ser previsibles porque si no hay jóvenes que no van a querer. Luego se dice eso de que quieren vivir de la sopa boba, pero si eso fuera así no se irían 800.000 al extranjero, y no digo titulados sólo, hay mucha gente que aún va a la vendimia francesa porque tiene mejores condiciones.

Panorama político

P.– Nos dijo en una entrevista el pasado septiembre que no creía en el Gobierno actual sustentado como está por sus apoyos de investidura. ¿Qué balance hace de cómo les está yendo diez meses después?

R.– Yo diría que se confirma lo que yo pensaba. La idea que yo defendía no era la de una gran coalición. Creo que se paga un precio exorbitante con la amnistía, así que mi planteamiento era que se repitieran elecciones. Y yo era de los que pensaba que probablemente el PSOE hubiera podido quedar el primero de repetirlas. Hay gente que ha apostado por sacar el gobierno como sea, y mi opción era la repetición, y la he mantenido durante los famosos cinco días de retiro.

P.– ¿Y cree que Sánchez saldría reforzado, incluso ahora?

R.– Ahora ya no. Puede parecer un poco extravagante lo que voy a decir, pero el propio CIS dijo que como consecuencia de aquello le sacaba 9’4 puntos al PP. Una parte que sustenta demoscópicamente al Gobierno me daba la razón (ríe divertido), y sin embargo ellos no se lo creen. ¿Qué veo que está ocurriendo? Que los problemas se han incrementado respecto a la legislatura anterior, en la que no necesitaba a Junts. Y a su vez las últimas encuestas, incluso en las relacionadas con el Parlamento Europeo, se ve el giro estratégico del presidente del Gobierno, que renuncia a ser partido mayoritario y se conforma con ser el primero de un bloque, y esa estrategia le está debilitando.

El PSOE se está comiendo la cola, porque se está llevando votos del extremo, por lo tanto se va reduciendo el bloque. Es el uróboro. En una situación en la que creo que habría que hacer un esfuerzo para la mejor utilización de los fondos europeos o que hubiera un acuerdo en relación a la política de vivienda -porque nadie da un centavo por la ley de vivienda-. En un tema tan serio hay que trabajar con un acuerdo básico entre dos partidos en España, que son a la vez gobierno y oposición. Uno es oposición al Gobierno de la nación, y el otro es oposición de las CC.AA. Y ayuntamientos, y las tres administraciones son necesarias. Así que sigo sin ver esta gestión.

P.– ¿Qué le ha parecido la decisión del Tribunal Supremo de no aplicar la amnistía al delito de malversación que se imputa en la causa del procés a Puigdemont?

R.– A uno le puede gustar o no la decisión de un tribunal, pero no puede poner permanentemente en duda dependiendo de si favorece sus decisiones o no. Creo que eso no es bueno para el poder judicial.

Cándido Méndez.

Cándido Méndez. Javier Carbajal

P.– Entonces cambio la pregunta y le pregunto directamente por la amnistía como concepto.

R.– Yo estoy en contra de la amnistía porque estoy convencido de que afecta a un principio básico, que es la igualdad ante la ley. Y en relación con el delito de malversación se ha pretendido hacer un encaje de bolillos, pero si la manta te tapa la cabeza te descubre los pies. Se ha pretendido hacer a la carta para soslayar el rechazo de la UE y de los tribunales en España. Y el tribunal ha sentenciado, y eso es lo que hay que aceptar. Creo que se veía venir por cómo se expresa en el texto, absolutamente cogido por los pelos. Yo creo que es un camino equivocado y que se debía haber paralizado antes de que estuviera terminado el trámite legislativo.

P.– ¿Cree entonces que la amnistía ha sido el peor error de Sánchez?

R.– Yo creo que sí. Y además de ahí incluso ha provocado un giro estratégico, como te decía, de renunciar a la vocación mayoritaria de mayoría social del partido, y acabar dependiendo de un bloque en el que uno de los partidos es de extrema derecha. Eso no es un bloque de progreso, y si no que venga Dios y lo vea. Junts es un partido xenófobo. El propio presidente del Gobierno definió como el Le Pen español a Torra. Creo que es un paso con carácter de error histórico del Partido Socialista. E incluso es discutible que la amnistía haya podido favorecer al PSC: lo que se ha producido será una reconciliación con las elites del golpe de Estado, pero la sociedad catalana tiene inteligencia social y creo que tampoco ha sido una aportación apreciable para la reconciliación. Así que creo que es un error redondo, que lo mires por donde lo mires es un error.

P.– ¿Y algún acierto reconocible? ¿Qué le parece la subida del SMI?

R.– Yo estoy de acuerdo con las políticas sociales, y sé que el electorado va a contrabalancear unas cosas con otras. El SMI estoy de acuerdo sin reserva, y a su vez no comparto para nada ese análisis de que perjudica a los jóvenes en su primer empleo, pues no es verdad. Porque en Europa los cuatro países con mayor paro juvenil son España, Grecia, Italia y Suecia. Dos tienen salario mínimo e Italia y Suecia no. Y uno que tiene salario mínimo, que es Alemnia, es el que el tiene menor paro juvenil de Europa. Es una simplicidad que no se tiene en pie decir que eso perjudica el trabajo de los jóvenes.

Y luego he estado de acuerdo con la reforma laboral, ha reducido la temporalidad. Con lo que no estoy de acuerdo es con que se le atribuyan elementos que no tiene, porque ni ha sido un elemento decisivo para reducir el paro, ni ha reducido la precariedad.

Cándido Méndez.

Cándido Méndez. Javier Carbajal

P.– ¿Y la Economía va bien, que decía aquel?

R.– Yo creo que no va como un cohete. Si desciendes a situaciones concretas aparecen problemas: el paro juvenil, la brecha de género, los mayores de 55 años… Y el que abraza y resume a todos, que es la desigualdad, pues seguimos en niveles del 30%. Las comunidades de Madrid para abajo tienen unos niveles de desigualdad muy superiores a las de Madrid por arriba. Se pueden agudizar las desigualdades personales y territoriales. Vanagloriarse de la situación de la economía a mi juicio es temerario.

Las cosas van razonablemente bien, la prima de riesgo (la consideración que tiene la economía española por parte de los inversores es buena), pero los problemas de fondo siguen ahí. Es que a veces la economía va por unos derroteros y la situación social por otros. La inteligencia social funciona de una manera y la falta de inteligencia política se nota poco (ríe con un puntito malicioso).

P.– ¿Y a Feijóo cómo lo ve? ¿Cree que siente la espada de Damocles de la presidenta de la Comunidad o es más un mito?

R.– Vamos a ver. Yo conozco personalmente a Feijóo, y creo que es un buen dirigente para el centro derecha de este país. Tiene un partido con sus dinámicas internas: hay quienes piensan en el partido que el modelo de Ayuso es el que priva y otros creen que el de Juanma Moreno. Yo creo que el de Juanma Moreno es el que más corresponde con el sentir en España. Pero a mi juicio en el PP el liderazgo del Feijóo está muy consolidado.

P.– Luego está el resto de la paleta. Alvise decía en este periódico hace poco que defendía la implementación de los trabajos forzados en las cárceles, ¿qué le parece?

R.– Mira, yo soy un náufrago en las redes. Estoy al margen totalmente, y a este señor lo he conocido porque ha sacado 800.000 votos. En todos los países puede haber gente extravagante y potencialmente peligrosa, pero creo que para nada es el reflejo de la vocación mayoritaria de España. Creo que no va a ser un fenómeno que se pueda consolidar en unas generales.

Cándido Méndez.

Cándido Méndez. Javier Carbajal

P.– ¿Y cómo ve lo de los trabajos forzados?

R.– Abominable. Eso es acabar con dos siglos de humanismo. Cuando se acaba con la esclavitud se empieza a avanzar en un camino de humanidad y solidaridad, eso sería desandar. La sociedad no lo va a permitir, aunque puedan sacar votos.

P.– Y en cuanto a VOX, los de Abascal han pedido esta semana el cierre de los centros de menores. ¿Qué hacemos con eso?

R.– VOX es otra dimensión de la política española que también se va reduciendo, aunque se haya mantenido en las europeas. VOX está ya desfasado respecto al sentir mayoritario de la sociedad, como yo lo percibo. Va a entrar en contradicciones de manera permanente. Tiene unos aliados que conspiran contra España, mientras que ellos se presentan como la esencia de la defensa de los valores españoles. Ellos que pretenden erigirse en los defensores de los agricultores y ganaderos, no sé cómo van a conciliarlo con la política ultraproteccionista que querría plantear Le Pen. Ya tenemos problemas con Macron con las exportaciones…

P.– Hagamos un pequeño jueguito… ¿Con qué político español se iría a pescar, o a pasar un día en la naturaleza?

R.– Con ninguno, la verdad. Yo a pasar un rato de asueto prefiero irme con mi familia o amigos.

P.– Bueno, pero elija a alguien.

R.– Me iría con Zapatero. De hecho, he ido con Zapatero a La Pedriza, hace mucho tiempo.

P.– ¿Y qué tal fue el día?

R.– Yo aguanté razonablemente bien, y él es mucho más joven que yo. Pero hicimos un trayecto que conocía yo.

P.– ¿Y por qué fueron? ¿Para limar asperezas o se llevaban bien?

R.– No, no, no. Fuimos sin más, se lo propuse yo. No era presidente del Gobierno aún, creo.

P.– ¿Y a un concierto con quién iría? ¿Y de quién sería el concierto?

R.– Pues te voy a decir una cosa, yo nunca he ido de concierto.

P.–¿En su vida?

R.– Mmm… He oído a Paco Ibáñez, ¿eso es un concierto?

P.– Hombre, claro.

R.– Ah, pensaba más en Rolling Stones, en Bruce Springsteen, que me gusta mucho…

P.– ¿Y con quién repetiría de ser posible ver a Paco Ibáñez?

R.– Nada, con mi mujer y amigos.

Cándido Méndez.

Cándido Méndez. Javier Carbajal

P.– ¿Y a un viaje? Le obligan a ir a un viaje de fin de semana con un político. Alguien, piense, que sea pragmático y con el que se pueda llegar a acuerdos, porque ya sabe que los viajes necesitan una convivencia...

R.– (Cándido se parte de risa). Pues fíjate, yo ensayaría con Feijóo. Ensayaría con Feijóo.

P.– Cándido Méndez aún está en activo: ha publicado este libro, sigue acudiendo a tertulias televisivas… ¿Cuáles son sus planes para los próximos años?

R.– Lo que quiero es disfrutar de mi familia, hijos y nietos. Voy a intentar girar en torno a ellos. Ahora voy a ir a Alemania porque gran parte de mi familia está allí. Pero desde luego quiero ser un observador muy atento de lo que ocurre. Ahora la única posibilidad que tengo de hacer es decir, y voy a intentar seguir diciendo. No va a ser desde la nostalgia, yo no seré de los que digan que cualquier tiempo pasado fue mejor; yo estoy preocupado por un futuro que no veré, pero mis nietos sí.

P.– Ahora tiene usted tres hijas y un nieto. ¿Qué abuelo es? ¿Abuelo consentidor, abuelo batallitas, abuelo estricto?

R.– Soy el tipo de abuelo del que se dice que cuando el abuelo entra por la puerta, la disciplina sale por la ventana.

P.– ¡El abuelo clásico entonces!

R.– ¡El clásico! (la entrevista termina con una gran carcajada).