De rojo, con un ramo de flores, tarta nupcial, con anillo y acompañada de 40 invitados. Así fue como se casó consigo misma Vanessa García, una pintora ovetense de 47 años. Pero no lo hizo sola. Otras dos mujeres asturianas se dieron a sí mismas el 'sí quiero' en esta peculiar boda 'sológama' a tres bandas que tuvo lugar en un hotel de  Gijón. 

Parece que desde que Candela Peña encarnó a la protagonista de la película La Boda de Rosa en 2020, la 'sologamia' se ha vuelto una tendencia en auge en España. Aunque para Vanessa, esto no se trata de "sólo de una moda", sino que se trata de algo más. 

"Es un acto 'psicomágico' para el cerebro. Es demostrar que te vas a amar durante el resto de tu vida, y desde que lo hice hace tan sólo unos días yo ya me siento mejor", explica Vanessa a EL ESPAÑOL. 

Así lo corrobora de igual manera su maestra de ceremonias, Teresa Estay, que lleva ya un lustro siendo su propia pareja sentimental. "Pasas de estar buscando tu media naranja a ser la naranja completa, pero eso no significa que renunciemos al amor. Sólo es un acto por el que te sientes más llena", afirma Vanessa. 

"Si tuviera pareja lo haría igual"

Vanessa está cansada de sentirse juzgada. Aunque para ella "todas las opiniones son libres y bienvenidas", no han sido pocas las que le han dado acerca de lo que algunos tachan como "una locura"

"Mucha gente cree que lo hago por despecho por no tener pareja, por haber renunciado al amor o simplemente porque estoy loca. Pero a mí me gusta hacer las cosas con conocimiento de causa, me informé sobre el tema, y tengo que decir que aunque no estuviera soltera lo hubiera hecho igual. De hecho, conozco a una mujer que está casada consigo misma y acaba de tener su segundo hijo", sentencia. 

Todo empezó por un evento que gestionó junto Estay, su maestra de ceremonias, sobre la 'sologamia'. "Fue un evento que me interesó muchísimo. Allí conocí a chicas que estaban entusiasmadas, que ya lo habían hecho, y yo pensé 'quiero experimentarlo'. Y así lo acabé haciendo".

Vanessa de camino al altar. Cedida

Se lo pensó. Buscó mucha información, pero fue en una excursión por su natal Asturias cuando tomó la decisión. "Estaba con mis amigos en una ruta y de repente les dije: 'Me caso'", cuenta.

Habló con Estay para prepararlo todo, y sólo el hecho de verbalizarlo ya supuso para ella "un antes y un después". "Ya Teresa me dijo que me iba a cambiar la vida, pero no sabía que sería tan inmediato. No sé muy bien que fue lo que pasó, pero de repente me sentía en un compromiso. Me sentía hasta más acompañada", revela. 

Dos meses de preparación 

Aunque su boda fuera un acto de romper con lo tradicional, quería una celebración "normal", con sus preparativos de banquete, restaurante y ceremonia. Entre unas cosas y otras, lo planificó durante dos meses.

"Se lo dije a los más allegados, quería algo pequeño y que se saliera de la norma. Aunque yo por ejemplo tuve mi ramo de flores porque me encantan, pero luego fui con un vestido rojo potente. También tuve mi anillo y mi tarta. Fue una boda preciosa y muy íntima en un hotel de Gijón", explica. 

Como era una boda a tres, Vanessa fue la última. Tenía la opción de ir acompañada hasta el altar, pero en acto de empoderamiento, decidió ir sola. "Si me caso conmigo, yo me acompaño hasta el altar". 

Teresa Estay oficiando la ceremonia de Vanessa. Cedida

Allí la esperaban su madrina y Estay como maestra de ceremonia. Fue esta última la encargada de preparar "los registros". "Cada una teníamos un folio entero. Llevaba nuestro nombre, apellidos, la fecha de nacimiento... y Teresa los leyó para oficiar la boda", cuenta.

Las otras dos mujeres no quisieron, pero Vanessa, en un acto "que tiene mucho que ver con el sentir hacia una misma", quiso declararse su amor propio a través de unos votos a los que ha tenido acceso este periódico. 

"Hoy 6 de julio voy a casarme. Es una fecha que marcará un antes y un después, ya que hoy decido comprometerme más que nunca conmigo misma, porque para que te traten con amor y respeto, primero te tienes que amar y respetar tú la primera" versa el primer párrafo de los votos de Vanessa. 

Vanessa leyendo sus votos. Cedida

"Prometo amarme, respetarme, cuidarme, prometo valorarme y escucharme, prometo perdonarme, prometo seguir mis sueños, pasiones y propósito de vida, prometo quererme con todo mi corazón todos los días de mi vida y poner mi felicidad por encima de todo. Prometo ser feliz, estar en paz y sintonía con lo que piense, diga y haga".

Un "viva la novia" que vino de parte de los invitados puso fin a su discurso y a la ceremonia. Pero entonces dio comienzo la fiesta. "Fue como celebrar tu cumpleaños pero en boda. Sonó un vals, todo el mundo suelto bailando un poquitín. Hubo una actuación de una chica que se dedica al baile, después yo bailé también con un chico... Al final es estar con amigos, familiares y compartir ese momento único". 

Un matrimonio sin divorcio

Al respecto de cómo encajó la decisión su entorno, no disimula la risa que le entra cuando dice "la verdad es que a nadie le extrañó". "De hecho, la respuesta de mis amigos fue 'qué idea tan guapa'. Una de mis amigas se emocionó un montón porque era su primera boda, y la hizo ilusión que fuera esta", cuenta.

Su padre fue al que más le sorprendió. Incluso preguntó por el divorcio. "Le tuve que explicar que no tenía que divorciarme si encontraba a alguien, porque al final no hay ningún documento que dé validez a este matrimonio", explica. 

Aprovecha este momento para reivindicar acerca de lo que, para ella, es algo que debería estar regulador por ley. "No te voy a mentir, los 15 días que te dan cuando te casas pues sí que quería habérmelos cogido pero no puedo porque no existe justificación. Vivimos en un tiempo que hay leyes para todo, y debería haber una para esto. Ojalá en un futuro sea así". 

Vanessa preparándose el día de su boda. Cedida

Desde el 6 de julio, Vanessa goza de la plenitud de haberse comprometido con ella misma. Como ha reiterado varias veces, "es algo que tiene que ver con el sentir y con amarse a una misma", pero no se cierra al amor de otra persona

De hecho, se encuentra incluso más abierta que antes. "Me noto más segura de mí misma. Y si antes era más reticente a entablar relaciones con otras personas, ahora me siento incluso más preparada y predispuesta. Me voy a ir de luna de miel yo sola y, a lo mejor, en el camino me encuentro a alguien", finaliza.