Cristina se pasa los días llorando en el módulo 16 para mujeres del Centro Penitenciario Murcia II en Campos del Río. Allí ha ingresado acusada de haber matado a golpes a su compañera de piso, Diana, y por haber apaleado a su pareja, Alfonso. Todo ocurrió en una casa okupa en el Puerto de Mazarrón donde convivían estas dos mujeres que compartían techo y al mismo hombre: Alfonso, pareja de hecho de la víctima mortal [Diana] y amante de la presunta homicida [Cristina].

"Yo la quería más que a una hermana", tal y como llega a asegurar Cristina A. M. (Marruecos, 1972) en su declaración en los juzgados de Totana a la que ha accedido en exclusiva EL ESPAÑOL. Pero tal afirmación no ha impedido que la magistrada ordene su ingreso en prisión como la supuesta autora del que bien podría denominarse: 'El homicidio del trío okupa'.

Cristina sostiene que la convivencia con Diana Romero García (Madrid, 1964) se saldó de manera trágica, el viernes 14 de junio, debido a que mantuvieron una discusión por la limpieza de la casa okupa que este trío -marcado por los excesos- compartía en la avenida José Alarcón Palacios del Puerto de Mazarrón. Así lo afirma Cristina en su declaración en la que solo responde a las preguntas de su abogada, antes de que su defensa fuese asumida por el conocido penalista Eduardo Romera.

- Abogada defensora: ¿Díganos que pasó el día 14 de junio?

- Cristina: Yo venía de la calle y mi compañera estaba en la habitación con su marido [Alfonso]. Empezamos a hablar del tema de la limpieza porque convivimos tres personas. Me senté al lado de la cama y comenzamos a gritarnos un poco. Yo me había bebido un vaso de cerveza con pastillas y entonces, nos cogimos de las manos y de los brazos. Diana me tiró del pelo y yo le di un empujón: cayó de la cama y yo me acosté encima de su espalda.

- Abogada: ¿Diana se dio con un mueble, con la cama o con la mesilla?

- Cristina: Es que estaba la luz apagada porque siempre la han tenido rota. No había luz. Entonces, no sé con qué se dio, supongo que sería con la mesilla porque yo no veía nada. Según dice Alfonso, ella se dio en la cabeza.

- Abogada defensora: ¿Estaba presente Alfonso? ¿Él se metió por medio o no se metió en la pelea?

- Cristina: Sí. Le escuché decir algunas palabras, pero es que yo, en ese momento, no entendía lo que estaba diciendo. Estábamos entre nosotras y no sé lo que dijo Alfonso. No lo recuerdo.

Cristina A. M., investigada por el homicidio de su compañera de piso. Parte 01

- Abogada defensora: ¿Diana le pegó a usted?

- Cristina: Sí. Normal. Me tiró del pelo. Y yo la empujé un poco.

La respuesta de la supuesta homicida contrasta con el contenido del atestado de la Guardia Civil que incluye un reportaje fotográfico sobre las graves lesiones que presentaba Diana el jueves 20 de junio. Aquel jueves, los agentes fueron informados por un médico del Hospital Santa Lucía de Cartagena, de que esta madrileña, de 60 años, había fallecido cinco días después de haber ingresado con cuatro costillas rotas, múltiples hematomas por la cabeza, los brazos, el torso, una hemorragia…

Alfonso Merino, este lunes, ingresado en el Hospital Santa Lucía de Cartagena.

Diana estaba hecha un Cristo y no por un empujón, o por un forcejeo con Cristina que se saldara con un golpe con un mueble de la habitación, sino por las lesiones que recibió con un palo. Así lo asegura Alfonso en una entrevista que concedió a EL ESPAÑOL este lunes, en su habitación del Santa Lucía, donde sigue ingresado porque sufre la rotura de un hombro, un derrame en un ojo... De hecho, Alfonso cuenta que el 14 de junio, cuando regresó de la calle a la casa okupa, se encontró a su amante apaleando a su pareja: "Diana, estaba tirada sobre el sofá mientras Cristina le pegaba con un palo de madera en la cabeza y por todo el cuerpo. Yo le grité: '¡Estás loca!'"

Alfonso Merino afirma que no era buena la convivencia entre Diana y Cristina: "Se peleaban más entre ellas, por la cerveza, que por otra cosa". "La Policía Local y la Guardia Civil vinieron varias veces a nuestra casa por las peleas, sobre todo la Guardia Civil. En unas ocasiones, iban a petición de los vecinos, y otras veces porque les llamaba Diana. Ella tenía miedo por su vida, y al final, la pobre no pudo hacer nada". Precisamente, durante su declaración en los juzgados, Cristina es interpelada por su letrada por la relación que mantenía con su difunta compañera de piso.

- Abogada defensora: ¿Cómo califica la relación entre usted y Diana?

- Cristina: Con altibajos. Pero estábamos muy bien ya. Hemos tenido nuestras cosas, aunque tampoco eran graves. Nuestras discusiones de porqué no he ido a limpiar... Al principio, pues sí nos cabreábamos, pero por cosas normales. Algún 'empujoncillo', alguna tontería, algún insulto: tonterías. Yo me iba por un lado y no le hablaba a Diana. O ella no me hablaba a mí.

La presunta homicida comete varios lapsus durante su declaración porque se refiere a Alfonso, como el "exmarido" o el "exnovio" de Diana, a pesar de que este vecino de Ciudad Lineal, de 49 años, seguía siendo la pareja de hecho de la víctima mortal. Prueba de ello es que se trasladó con ella desde Madrid al Puerto de Mazarrón por los problemas de salud de su suegra: una anciana que acabó ingresada en una residencia. En esa época fue cuando Alfonso conoció a Cristina, en una salida de copas, iniciando una amistad que se acabó convirtiendo en una relación extramatrimonial.

Cristina A. M., investigada por el homicidio de su compañera de piso. Parte02

Alfonso y Diana fueron desahuciados por el impago del piso de alquiler que tenían en el Puerto de Mazarrón, a causa de la inestabilidad laboral de la pareja. Aquel episodio fue el prólogo de su salto al mundo okupa, ya que estos madrileños pagaron 300 euros por forzar la puerta de una vivienda en la avenida José Alarcón Palacios. A partir de ese momento, sus vidas entraron en barrena con un consumo desmesurado de cerveza, en el que también participaba Cristina, a la que acogieron en su casa okupa porque también la iban a echar de su vivienda por no cumplir con su casero.

"Lo único que bebíamos era cerveza. Nos poníamos como las Grecas", según admite Alfonso en la entrevista con este diario. Tal afirmación del 'macho alfa' de este trío okupa, se ve corroborada en la declaración que presta Cristina en el juzgado, al afirmar esto: "Teníamos problemas de convivencia. Ellos bebían mucho". Incluso detalla que Diana "pasó la hepatitis" y "muchas veces" se caía al suelo. "Yo la recogía, a veces iba bebida".

La convivencia estaba aderezada con peleas, insultos, alcohol y los problemas psicológicos que sufría Cristina porque asegura ante la magistrada que padece "un síndrome ansioso depresivo", "trastorno de la afectividad"... También enumera la medicación que tomaba -como Valium- y admite que el viernes 14 de junio, antes de propinar una supuesta paliza a su compañera de piso, mezcló pastillas con cerveza. Todo un cóctel molotov para una mujer que a sus 52 años había sido arrestada por delitos de lesiones; atentado contra agente de la autoridad; amenazas...

- Abogada defensora: ¿Usted dice que el día 14 había tomado cerveza y las pastillas que usted ha descrito? 

- Cristina: Sí, ese día sí que las tomé.

Cristina A. M., investigada por el homicidio de su compañera de piso. Parte 03

- Abogada defensora: ¿Usted llamó al Hospital Santa Lucía para ver cómo se encontraba Diana?

- Cristina: Sí. El segundo día nos dijo que le iban a dar el alta. Ella suponía que en dos días le iban a dar el alta.

- Abogada: ¿Era su intención provocarle la muerte a esta señora?

- Cristina: ¡Qué va! En absoluto ¿Cómo voy a querer eso? Ella era mi amiga. Yo la he querido como si fuera mi hermana. Mi madre a mí no me hace caso y Diana era mi amiga. Hemos tenido momentos mejores y peores, pero yo la apreciaba aunque ella tuviera sus cosas y yo las mías. Es mi amiga. En ningún momento pensaba eso. Yo no soy una asesina. En absoluto pensé que esto acabaría así. Creía que Diana se iba a poner bien.

Ni sus lágrimas ni las buenas palabras que le dedicó a su difunta "amiga", evitaron que Cristina ingresara en prisión. Su nuevo abogado defensor, Eduardo Romera, ha acudido a visitarla a la cárcel de Campos del Río y explica que su clienta no es capaz de articular palabra tras lo sucedido: "No se puede hablar con ella porque no para de llorar ni un segundo".

Eduardo Romera, en el despacho de su bufete con sede en la Región de Murcia. Cedida

El letrado detalla que está analizando su historial clínico porque "tiene antecedentes psicológicos" y "de consumo de drogas, como cocaína y hachís". El penalista del despacho Romera y Torrecilla Abogados avanza que estudia "solicitar la inimputabilidad" de su clienta, a la vista de que Cristina podría haber actuado sin tener plenas sus facultades volitivas ni poder controlar sus actos, a tenor del contenido de la declaración que prestó en el Juzgado de Instrucción número 1 de Totana.

Eduardo Romera sostiene que el clima de convivencia que mantenía este trío de adultos, algunos de los cuales podrían presentar patologías mentales y una supuesta dependencia al alcohol, se saldaba con situaciones extremas que desencadenaron este homicidio: "Había consumo de sustancias, peleas continúas, vejaciones y agresiones".

De modo que la Justicia tendrá la última palabra sobre el trágico final que ha tenido este trío de amor fatal entre Alfonso, Diana y Cristina, cuyo escenario ha sido una casa okupa del Puerto de Mazarrón.