Julio Alcalde, natural de Alcalá de Henares, en Madrid, se ha convertido a sus 26 años en el vendedor de lo imposible. Desde una casa de pueblo sin ventanas por 50.500 euros a un ático de 19 metros cuadrados por aproximadamente 190.000 euros, en el barrio de Chamberí.

Julio se hizo viral en redes sociales hace un mes por ofrecer las bondades de un mini ático "fácil de limpiar". Muchos cuestionaron su profesionalidad, pero no se amilanó: "No he dicho nada que no sea verdad, el video muestra tal cual es y cómo está distribuido", explica a EL ESPAÑOL.

La persona que quería vender viajaba mucho y en junio contactó con Julio para que lo vendiera. Primero hicieron el video. Se acordó que hasta inicios de julio no se harían las visitas para enseñar el inmueble.

Durante ese tiempo, como el video se hizo viral en redes sociales, mucha gente lo llamaba y le ofrecía dinero sólo para hacerse fotos en el lugar, no para comprar. También recibieron muchas propuestas de personas que enviaron hasta sus documentos por el interés del ático.

El sábado 13 de julio por la tarde recibió una llamada de una familia española que radica en Francia, que buscaba una propiedad con esas características para sus hijas. Hicieron la visita al día siguiente, les gustó y lo compraron inmediatamente. De momento lo va a utilizar sólo una de las hijas que viene a estudiar a Madrid.

La Comunidad de Madrid estipula que el valor del metro cuadrado de esa zona es de 5.600 euros como mínimo. "Si alguien quiere venderlo por debajo de ese valor, Hacienda se lo va a cobrar. El ático en cuestión tiene 27 metros cuadrados construidos y 19 habitables. No he engañado a nadie", se defiende Julio.

Otro de los lugares difíciles de vender y Julio lo ha conseguido aunque tardó cerca de un año, fue un piso sin iluminación, donde solo hay una minúscula ventana, ubicado en Santorcaz, un municipio de la Comunidad de Madrid de 800 habitantes.

"El comprador es una persona soltera, que quería tener algo propio y poder ahorrar durante un tiempo y más adelante poder comprarse algo mejor, lo visitó, le encantó y allí vive", relata Julio.

"No es lo mismo vender una propiedad en Alcalá de Henares que en el centro de Madrid, el coste del metro cuadrado es diferente. Es un mundo en el que se mueve por la oferta y la demanda", señala.

Sus inicios

En conversación con este periódico se aprecia que esa habilidad adquirida de Julio va más allá. Este joven nacido en Alcalá de Henares pasó por muchas circunstancias difíciles hasta tener su propia empresa, Élite Alcalá, donde es muy solicitado.

Julio Alcalde revisando las imágenes de viviendas para vender. Rocío López

Julio no terminó la E.S.O., porque considera que no te preparan para la vida, "no todo es teoría". Ha estudiado mucho de forma autodidacta. Hace unos meses obtuvo la titulación de API, (Agente de la Propiedad Inmobiliaria), sin embargo, ya había trabajado en inmobiliarias sin experiencia.

Siempre ha sido afín a los números. Sus padres le presionaban a estudiar para comprarle ropa, por ejemplo. Por eso aprendió la manera de ganarlo por sí mismo. Sus primeros ingresos los obtuvo preparando tablas de ejercicios de deportes a niños y sus padres le pagaban.

"Soy una persona de proyección, muy comercial. He visto a gente con carreras pero menos preparadas, que no tienen aspiraciones en la vida, se emplean para alguien y ganan poco. Prefiero estudiar algo que realmente me guste y sé que me va a servir, que sea rentable y ser mi propio jefe", explica Julio.

De tapicero a agente inmobiliario

"Me fui de la casa de mis padres siendo menor de edad, y viví en una habitación con dos primos africanos. Mis tres primeros salarios eran de 634 euros por trabajar todo el día de tapicero y terminaba con las rodillas reventadas, era el único trabajo que encontré siendo menor de edad", relata.

Luego se cambió de trabajo al sector inmobiliario, como agente, durante siete meses en 2016, en plena crisis. Aun así lograba los objetivos. Ganaba un salario más comisiones, pero para él era muy poco.

Posteriormente alquiló un piso de los años 70: un bajo, lleno de humedades donde no había presión de agua. "Me duchaba con un hilo de agua. Necesitaba una reforma entera y los propietarios no querían. La gente no quería venir a visitarme porque era horrible", cuenta Julio.

Pasado un tiempo consiguió otro lugar, también en Alcalá de Henares, donde pagaba un poco más. Mientras seguía trabajando para una inmobiliaria, en una charcutería, preparaba tablas de ejercicios deportivos y vendía productos de nutrición. Todo a la vez con 19 años.

Julio cuenta que en el barrio donde creció era humilde y tuvo muy pocos amigos porque no tenían las mismas aspiraciones que él. Solo uno de ellos las tenía y, con el tiempo, se unió para trabajar y fundar con él Élite Alcalá, la empresa inmobiliaria. 

En el 2021, junto a su amigo, empezaron a trabajar como autónomos y en 2022 se constituyó Élite Alcalá. Todas las ganancias lo invertieron en el local, hasta que en marzo de 2024 decidieron seguir caminos distintos y Julio compró su parte. Actualmente tiene cinco empleados.

"Con Internet y leyendo muchos libros he aprendido sobre ventas, marketing, finanzas, economía, la parte fiscal, derecho inmobiliario y laboral. Toda esa investigación la he aplicado en mis trabajos por eso me he enfrentado a casos difíciles, que los propietarios no consiguen vender.

Julio Alcalde, de 26 años ha vivido siempre en Alcalá de Henares, en Madrid. Rocío López

Ha vendido inmuebles en Fuengirola, Asturias, Valencia, entre otros. Los clientes piden que sea él quien se encargue. Muchos de ellos lo contactan por recomendación y saben que no se van a encontrar con 'sorpresas en el camino'.

Una de las estrategias de Julio para tener éxito en este sector es la seguridad, el compromiso y la confianza que transmite a los clientes. Desde el primer momento explica su plan de trabajo para un servicio óptimo.

Con una atención personalizada, está dispuesto a atender a cualquier día y hora, solventando cualquier duda. "Tratamos con un patrimonio de una persona, que es su mayor inversión en la vida, es el tesoro más preciado para una familia. No es lo mismo que vender un coche".