Tamara Fajardo tiene 36 años, pero lleva desde los 12 haciendo las uñas. A pesar de ello, no lo hizo de manera profesional hasta hace nueve años, cuando su marido le animó a seguir lo que era su "pasión" en un intento de que olvidara uno de los episodios más duros de su vida: la pérdida de su bebé en pleno embarazo

Dejó su Almería natal y se mudó a Madrid, donde hizo varios cursos de manicurista. Se dio cuenta de que su especialidad era el dibujo "a mano alzada", lo que hizo que su negocio, 'Tamara Nails', destacara sobre el resto de centros de estética del municipio de Huércal de Almería. 

Por aquellos entonces "el diseño a mano alzada no estaba de moda", e hizo que el negocio de Tamara despegara pronto. Con un éxito ya consolidado, la vida le puso un nuevo obstáculo en el camino: tuvo que ser operada "a vida o muerte" por una perforación de estómago

"Si salgo de esta, tengo que ampliar mis horizontes, y hacer algo que nadie haya hecho nunca", pensó Tamara antes de entrar a quirófano. Y así fue como se convirtió en pionera de un nuevo modelo de negocio en España: manicurista en autocaravana

Hace menos de un año, con la intención de llegar a nuevos clientes, cogió una furgoneta de su marido "porque yo en cualquier sitio puedo hacer las uñas", y la adaptó para convertirla en lo que hoy es su salón de estética móvil, con el que va recorriendo pueblos cercanos al municipio huercaleño.

Un negocio sobre ruedas

Aunque le va bien, Tamara no puede hacer todos los viajes que quisiera con su roulot. Es madre de tres hijos, que reclaman mucho de su tiempo, pero también tiene que procurar que el negocio salga rentable.

"Tengo que ir con una agenda ya cerrada, y tengo que tener un número mínimo de clientas, porque la gasolina cuesta dinero, y si una manicura cuesta 25 euros, para atender a dos personas no sale rentable", explica. 

Uñas pintadas por Tamara. Cedida

Pero por suerte, Tamara tiene muchas más de dos clientas. A esto no sólo ha contribuido su buen hacer, sino el premio que le otorgó la Mancomunidad de Municipios del Bajo Andarax de mujer emprendedora

"Después de que me dieran el premio, los alcaldes y alcaldesas de Pechina, Benahadux... que son algunos de los que forman la mancomunidad, ya me conocían, y me dijeron que las puertas de sus pueblos estarían abiertas para mi negocio", cuenta Tamara. 

Empezó con "unas diez clientas", pero ahora tiene "hasta 30 o 40" en alguno de los pueblos que recorre, siempre próximos a Huércal, donde ella reside. "También estuve en Málaga, aprovechando que tenía familia por allí, pero me pilla muy a desmano... y la gasolina cuesta y mis hijos me necesitan", expresa.

Las vecinas de esos pueblos colindantes ya son clientela fija, tan fieles a Tamara que cuando han tenido algún problema y la esteticista estaba de vacaciones, se han bajado hasta Huércal de Almería, donde se encuentra de manera fija el centro de estética de Tamara, para que se lo solucionaran. 

"Ya saben que si yo no estoy tienen que venir al centro de Tamara Nails, y las que vienen quedan encantadas porque saben que mis chicas se lo hacen todo a la perfección", afirma. 

Una vida difícil 

A Tamara siempre le ha llamado la atención el mundo de la manicura. A los doce años, vio por la televisión a una artista que tenía las uñas de porcelana y dijo "mamá, quiero hacerme las uñas como ella". Su madre se escandalizó: "Cómo vas a hacerte las uñas, ¡tienes doce años!"

Tamara buscó otras alternativas, y empezó a emular unas larguísimas uñas poniéndose pegotes de plastilina. Tardó un par de años en poder hacerse unas uñas de verdad, y no fue hasta los 16 cuando empezó a hacérselas a terceros, a la misma edad a la que se casó

"Hacía las uñas desde mi casa. Al principio lo hacía para sacarme un dinero extra, mientras trabajaba en unos almacenes. A los 17 me quedé embarazada, igual que a los 20. Me costaba llegar a fin de mes, pero con mis hijos en casa y mi marido, que viniera la gente a casa empezó a ser insostenible", cuenta Tamara. 

Tamara Fajardo haciendo las uñas. Cedida

Además, sus hijos necesitaban de ciertos cuidados especiales. Su primera hija nació ciega, y el segundo con problemas de corazón. En su tercer embarazo, la vida la sorprendió con otro duro golpe: perdió al bebé. 

"Entré en un bucle muy negativo. Estuve muy mal, y dejé de lado todo lo que tenía que ver con las uñas. Trabajaba solo en los almacenes y estaba muy desanimada. Fue gracias a mi marido, que me buscó unos cursos de formación de manicurista y esteticista en Madrid, que conseguí salir adelante". 

Después de su formación, tanto en Madrid como en otros centros de España, se convirtió en la propietaria de 'Tamara Nails', un centro de estética afincado en su pueblo, Huércal de Almería. "Tuvo muy buena acogida porque nadie en Almería hacía diseño a mano alzada", afirma Tamara. 

Arte y formación 

Por el tipo de manicura que realiza, Tamara podía estar casi una hora con cada uña. Sus diseños son muy elaborados, y está especializada en dibujos de temática Disney. "Al principio estaba yo sola, pero empezó a venir mucha gente porque la mano alzada era algo novedoso en Almería, y tuve que contratar a una chica", explica.

El negocio fue creciendo y, además de hacer manicuras, comenzaron a incluir otro tipo de servicios de tratamiento estético, como el microblading, la depilación láser o la presoterapia. "Por suerte me ha ido bien, y ahora cuento con tres personas en la plantilla", apunta Tamara. 

Como su intención es que todo en su negocio sea "con la máxima profesionalidad", es la misma Tamara quien forma a sus manicuristas. Así descubrió también un nuevo nicho de mercado, y comenzó a ofrecer también cursos de formación para nuevas generaciones de esteticistas.

Tamara Fajardo en la primera furgoneta que te hace las uñas.

Ahora, después de su dura experiencia vital, ha querido dar un giro a su vida, y recorre los pueblos cercanos a su Huércal natal haciendo nuevas clientas y ofreciendo unos servicios únicos en pueblos "que no tienen apenas negocios de ningún tipo".

Tamara no tiene techo, y en un futuro planea abrir más tiendas por Andalucía hasta formar una gran cadena de centros de estética. Pero es sólo un proyecto. De momento, Tamara está centrado en su negocio y en ampliar horizontes montada en su autocaravana.