"La gente que se mete con los gordos está mal de la cabeza, tiene un montón de frustraciones consigo mismo", comenta nada más empezar la entrevista Noa Sánchez, modelo plus size, influencer y activista contra la gordofobia, un tipo de acoso que ella misma ha sufrido desde niña.  A día de hoy lo sigue sufriendo, también en la calle, pero especialmente a través de la redes sociales, donde también recibe bastante hate

Sin embargo, ella nos recibe en el salón como una diva de los años 50, sonriéndonos, junto a sus hijos, lo que más quiere en el mundo. Pero lo que nos llama la atención de ella es su personalidad totalmente arrolladora que tanto la define. 

Aparentemente, parece que no le importa ni le afecta nada pero en el fondo es una persona muy sensible, con grandes valores, que ha sufrido durante su vida y que a pesar de todo, sigue adelante, logrando su sueño de niña de ser actriz y locutora de radio. Y lo más importante, sin importarle el qué dirán porque para eso ya creó el proyecto Soy Gorda y Qué.

Noa interpreta a Candela en la obra teatral Embarazosas, una secretaria alegre pero inocente que no quiere ser madre, todo lo contrario a la Noa real. Carolina Blasco

Para Noa, también conocida por su nombre artístico como La Muñeka, los comentarios y burlas no lograron su cometido de destruirla, pero reconoce el daño profundo que pueden causar. "Pasé por unos años 90, que fueron muy crueles. Me veo en fotos y digo: no era tan gorda, pero obviamente eso me machacó muchísimo. Afectó mi autoestima y mi visión de mí misma".

Por otro lado, nos encontramos a Isabel, mucho más sencilla, calmada, pero siempre con ganas de hablar y sobre todo con mucho que decir; porque aunque parezca más tranquila, una vez que la conoces y mantienes una conversación con ella sabrás que tiene mucha rabia acumulada por todo lo que ha pasado, desde las dietas estrictas de su madre hasta episodios traumáticos que han desembocado en ir a terapia durante años.

Pero es que, el acoso y la discriminación no conoce de sexo, ni edad, ni fronteras. Es la nueva plaga de la Edad Contemporánea, todo ello incrementado por los filtros en las fotos y los posteriores retoques estéticos. Si hablamos acerca del físico, uno de los tipos de acoso más comunes y menos discutidos es la gordofobia. 

En este reportaje de EL ESPAÑOL, se explorará la vida de dos mujeres que se han enfrentado a la gordofobia de maneras distintas: una desde una perspectiva de cambio y transformación y la otra luchando contra ella desde la aceptación y el amor propio.

En España, el 34,3% de los adultos tiene sobrepeso y un 14,1% sufre de obesidad, según datos del Instituto Nacional de Estadística de 2022. Estas cifras se comparan con que 4 de cada 10 estadounidenses tiene obesidad, datos recogidos por el estudio State of Obesity 2022: Better Policies for a Healthier America publicado por Trust for American Health (TFAH).

En Europa, la tasa de obesidad en el Reino Unido pasó del 13,8% en 1990 al 28,3% en 2022 entre las mujeres. En ese mismo año, la prevalencia de la obesidad en el país se situó en la posición 87 a nivel mundial para las mujeres y en la 55 para los hombres. Esto nos muestra que la gordofobia no es exclusiva de España y que la lucha contra la discriminación por peso es un desafío global.

La ASECOM, Asociación de Empresas de Confección y Moda de la Comunidad de Madrid, asegura que las tallas 42 y 44 son las más vendidas en España, lo que resalta la desconexión entre la realidad de los cuerpos y las expectativas de la moda y la sociedad.

Además, solo un 20% de las mujeres españolas logra encontrar en tiendas convencionales ropa de estas tallas. A pesar de estos datos, la gordofobia persiste, alimentada por estereotipos y prejuicios que causan un profundo impacto en la vida de las personas.

Primeros encuentros con la gordofobia

Noa ha vivido la gordofobia desde su infancia. Ella recuerda cómo la moda y la falta de opciones de ropa para personas de talla grande aumentaban su inseguridad.

Entrevista a Noa Sánchez.

"No podía encontrar vaqueros que me sirvieran y siempre tenía que usar leggins o chándal". No solo se veía acomplejada si no que también, los vaqueros 'normativos' le hacían daño o no le quedaban bien optando por otras opciones.

Además, la adolescencia de Noa no fue fácil. "Todos hemos sido niños. Yo era una niña con muchas piernas y todo venía porque me llamaban piernas de caballo o de dinosaurio. Jugaba al fútbol, patinaba, siempre fui muy 'piernona'. Lo pasé un poco mal", nos cuenta nuestra entrevistada con cierto aire de nostalgia, orgullosa de por fin no sentirse así.

El impacto en la autoestima

A pesar de todos los desafíos a los que se ha tenido que enfrentar, ya no solo el tema de la gordofobia, si no también el hecho de criarse en una familia desestructurada, Noa ha sabido reconstruirse.

"Ahora mi autoestima está estupendamente. Cuando uno va siendo mayor, le importa menos lo que opine la gente. Mi autoestima está alta sobre todo porque la he trabajado mucho y me he rodeado de buenas personas. El entorno es muy importante".

Sin embargo, la lucha no fue fácil y Noa tuvo que aprender a defenderse y a aceptarse tal y como es. "He aprendido a rodearme de personas súper guays y a crecer y a defenderme, sobre todo, pero ha costado".

A pesar de su éxito como modelo y activista, Noa todavía tiene que enfrentarse a la gordofobia en su vida diaria, recibiendo no solo insultos y amenazas que han puesto su vida en peligro si no también prejuicios acerca de su salud.

"Hay personas que piensan que porque soy gorda tengo que justificar mi apariencia. Mi cuerpo cambió por una medicación, y tengo dos opciones: o me pongo a llorar y no salgo a la calle, o continúo con mi vida, mejorando cada día, respetándome al máximo".

Noa ha tenido que enfrentarse a la discriminación en la industria de la moda también. "La moda es un poco cruel con las gordas porque el culto a la delgadez deja mucho dinero. A día de hoy, hay tiendas para tallas grandes, pero no siempre fue así. Cuando yo era pequeña, no había opciones. Por suerte, ahora puedo encontrar ropa online, pero aún no puedo entrar en una tienda y encontrar algo que me quede bien", afirma nuestra influencer, asegurando que ahora pesa en torno a unos 90 kilos.

Como figura pública, Noa recibe constantemente comentarios y amenazas en redes sociales. "A mí el que me busca me encuentra. Si no me gusta una persona, no le sigo o le bloqueo, pero no invierto tiempo en insultar a nadie. Me amenazan o me insultan, pero yo me defiendo muy bien. Las personas que se meten con otras no están bien de la cabeza".

Noa incluso ha tenido que instalar cámaras en su casa debido a amenazas. "La gente es muy valiente detrás de una pantalla, pero habría que verlos de frente", añade con gran determinación.

La gordofobia en las relaciones personales

La gordofobia no se limita a comentarios anónimos en Internet; también puede llegar a afectar a las relaciones personales. "He tenido novios a los que les encantaba su gorda, pero en la calle no me daban la mano. La gente piensa que si tienes una novia gorda, es porque ella no se quiere a si misma o porque es una dejada", dejando caer que las mujeres sufren aún más este tipo de discriminación.

Esta percepción afecta no solo a las relaciones románticas, sino también a las profesionales. "En el trabajo me han dicho que tengo una cara muy bonita, pero que a ver si adelgazo para entrar en un programa. Canto música urbana y me dicen que tengo que adelgazar".

Además, añade algo que es cierto, haciéndonos reflexionar de si existen artistas importantes dentro de España que sean gordas

Para contrarrestar la gordofobia, Noa creó el proyecto Soy Gorda y Qué. "Es un grito de libertad y aceptación. Inicialmente quería hacer una agencia de modelos, pero decidí crear una comunidad de gordas donde todas estemos felices y hermosas. Organizamos desfiles, coreografías, vamos juntas a zumba, al cine, al gimnasio".

También lanzó una línea de ropa adaptada a cuerpos grandes y creó una canción con el mismo título. "Me encanta ver a las gordas perrearla, porque cuando yo era pequeña, me hubiese encantado ver las gordas que veo ahora, maravillosas".

Noa posa en su despacho en el que desarrolla su proyecto Soy Gorda y Qué. Carolina Blasco

Isabel M. Ruiz: un caso ejemplar

Isabel M. Ruiz, a sus 43 años, es una mujer fuerte que resiste contra todo, con dos carreras universitarias a sus espaldas, ahora se dedica a la banca y lo más importante de todo, tiene una historia que resuena e impresiona a muchos.

"Siempre he sido gorda, la gorda de la clase, con lo que eso significaba. Después, a la hora de relacionarte con el mundo, no te relacionas como Isabel, te relacionas como la gorda. Entonces generas tus experiencias a partir de ser ahí, siempre vas a ser la amiga guapa, nunca vas a ser la protagonista. Pero en principio la sociedad te pone en ese papel".

La lucha de Isabel comenzó también desde temprana edad y ha marcado cada aspecto de su vida, llegando a compararse con su entorno, sin poder llegar a ser ella misma.

Entrevista a Isabel.

La gordofobia ha dejado una marca profunda en Isabel, afectando no solo su autoestima, sino también a sus relaciones y su carrera.

"Eso ha afectado a mi vida tanto a nivel profesional como a nivel personal. En el ámbito laboral, también me ha afectado. Había una oferta para trabajar en recursos humanos en una empresa. Yo voy ahí preparada con mi currículum y es que no me hizo ni la entrevista. Según me vio, dijo: 'Lo siento, pero estamos buscando otro tipo de persona'". 

Ella destaca que eso pasó hace 20 años y que ahora mismo, ese tipo de situaciones no pasarían, al menos por respeto te harían la entrevista. Lo único que pide nuestra licenciada en economía es que la respeten y le den la oportunidad de conocerla y saber si realmente vale o no.

La historia de Isabel destaca por la discriminación sistémica a la que se enfrentan las personas con sobrepeso en el ámbito laboral. A pesar de sus habilidades y preparación, Isabel fue rechazada basándose únicamente en su apariencia física. Este tipo de discriminación no solo es injusto, sino que también priva a las empresas de ciertos talentos.

La gordofobia en la televisión y los medios

Isabel también observa que, a pesar de algunos avances, la representación de personas con sobrepeso en la televisión y los medios sigue siendo limitada.

"No he visto en ningunas campanadas a alguien con mi talla y con un señor en tanga, por ejemplo. Ya no es cuestión de gordofobia, sino también de la sexualización de la mujer. Tampoco hay nadie en prime time que sea gorda. No hay ninguna presentadora en ningún canal que no tenga unos cánones muy marcados y definidos. No creo que se haya mejorado, solo que se enmascara mejor, para intentar no ofender".

La falta de representación en los medios no solo refleja prejuicios culturales, sino que también perpetúa la idea de que solo ciertos tipos de cuerpos son dignos de ser vistos. Esta invisibilidad es dañina, ya que limita de modelos a seguir a las personas con sobrepeso positivos y refuerza la idea de que deben cambiar su apariencia para ser aceptados.

Emprendimiento y superación

Isabel también intentó combatir la discriminación a través de la moda. "Empecé con una línea de ropa para tallas más grandes. Como persona gorda, no es que esté gorda, es que lo soy, siempre lo he sido. En ningún momento he sido delgada".

Todo ello marcado por la obsesión de su madre para que adelgazara, algo que le ha marcado desde pequeña, hasta arrastrarla a llevar a cabo dietas perjudiciales para su salud, sintiendo que se moría aunque por fuera su entorno le apremiara y le viese bien.

El emprendimiento de Isabel por llevar a cabo su propia marca de moda no solo fue una forma de luchar contra la discriminación, sino también una manera de crear algo positivo y empoderador a partir de sus experiencias.

Aunque el proyecto no tuvo el éxito que ella esperaba, lo recuerda con mucha emoción y no descarta desarrollarlo en un futuro. Además, según nos relató ella misma, fue una manera de contribuir a la lucha contra la gordofobia.

La terapia y la autoaceptación

A pesar de los desafíos y la discriminación, Isabel ha trabajado de forma constante para mantener su autoestima.

"Es verdad que mi autoestima sigue tocada porque siempre me he sentido como la segundona. Entonces empiezas a actuar como si lo fueras, eso te genera dolor. Todo vino a partir de un hecho traumático que pasó en mi vida y decidí ir a terapia".

Se sentía que estaba viviendo con un rol equivocado que le había impuesto la sociedad. Siempre le habían dicho, o al menos se lo habían insinuado, que por ser gorda valía menos: "Mi valor no está definido en que yo sea gorda o delgada porque si yo adelgazo, voy a seguir teniendo el mismo valor que si estoy gorda. Ir a terapia me ayudó muchísimo a conocer y valorarme por ser como soy", aseguró nuestra entrevistada.

La terapia sin duda fue un punto de inflexión en la vida de Isabel, ayudándola a desafiar las creencias negativas que había interiorizado durante años. Gracias a que decidió ir al psicólogo, aprendió a valorarse a sí misma independientemente de su apariencia, lo que le permitió enfrentarse a la gordofobia con una nueva perspectiva y una mayor fortaleza interior.

Isabel minutos antes de comenzar la entrevista posa relajada y feliz. Carolina Blasco

Noa e Isabel son ejemplos poderosos de cómo la gordofobia afecta la vida de las personas de muchas maneras. Sus historias destacan la necesidad de una mayor aceptación y respeto hacia los cuerpos de todos los tamaños. Aunque se han logrado algunos avances, queda mucho por hacer para combatir la gordofobia y sus efectos perjudiciales.

Ambas mujeres han encontrado formas de resistir y desafiar las normas sociales, ya sea a través de la moda, el emprendimiento o la creación de comunidades de apoyo. Sus historias no solo nos inspiran, sino que también nos recuerdan la importancia de seguir luchando por una sociedad más inclusiva y respetuosa.

La lucha contra la gordofobia es una batalla continua que requiere el esfuerzo colectivo de todos nosotros. Al escuchar y compartir historias como las de Noa e Isabel, podemos contribuir a un cambio positivo, desmantelando los prejuicios y construyendo una sociedad donde todos los cuerpos sean valorados y respetados.

Este reportaje pertenece a la serie elaborada por los alumnos del Máster de Periodismo de EL ESPAÑOL y la Universidad Camilo José Cela, en su 1ª edición. Una investigación de semanas realizada para sus Trabajos de Fin de Máster.