Juan Manuel Navarro Castro, aunque todo el mundo le conocía como Juanma, murió en el sitio donde más le gustaba estar: su viñedo de Villaquejida, el pueblo leonés que le vio crecer. Según sus compañeros, se trataba de un Guardia Civil "ejemplar", aunque su verdadera pasión siempre fue la enología.
El pasado miércoles 7 de agosto, y como todos los días después de trabajar, Juanma se desplazó desde Benavente (Zamora), lugar donde estaba destinado, hacia su finca del pueblo para desbrozar unos terrenos a los que mimaba con pasión. Pero ese día, Juanma no regresó a casa.
La fortuna no estuvo de su lado y, mientras hacía las labores, recibió una picadura de una avispa. Como era alérgico, el hombre, de 53 años, llevaba su medicación encima. Consiguió administrársela pero, sin embargo, no fue suficiente para salvar su vida.
Aún con el corazón encogido, su familia ha querido hablar con EL ESPAÑOL, para que todo el mundo recuerde a Juanma. Con una alegría tímida, han querido recordar "la sonrisa que él siempre tenía", y se han deshecho en halagos hacia el que, para ellos, era "el mejor Guardia Civil, el mejor padre, el mejor marido y la mejor persona".
Flores agotadas para Juanma
Después del trágico infortunio, todo el pueblo de Villaquejida se ha volcado con la familia Navarro. Según cuentan Ana, su esposa, y Luis, su hermano, "todas las flores de la comarca se agotaron para hacérselas llegar a Juanma".
En su entierro, que tuvo lugar el pasado viernes 9 de agosto, "no faltó nadie", y una larga fila de personas acompañó su féretro desde el tanatorio hasta el cementerio. "Fue muy emocionante. No ha podido tener mejor homenaje que el que ya ha tenido, que es que todos sus compañeros se turnaran porque todos querían llevar a hombros el ataúd", afirma Ana con un orgullo inmenso.
Desde fuera de las fronteras del municipio leonés también han llegado mensajes de apoyo a la familia. "Nos ha llamado el teniente coronel de Castilla y León delegado en Zamora para darnos las condolencias y remarcar lo buen profesional y lo buena persona que era", apunta también su hermano Luis.
A su hija Claudia no le sorprende. Sabe lo "muchísimo" que querían a su padre en todas partes. "Era una persona súper trabajadora, súper responsable y, aunque él tuviera cosas que hacer, siempre sacaba tiempo para ayudar a los demás".
Una vida dedicada al vino
Juanma entró a la Guardia Civil con 19 años, "aunque podría haber sido lo que quisiera, porque era una persona brillante", exclama Ana. Actualmente se encontraba destinado en Benavente, donde la familia residía de manera habitual, en el departamento de tráfico.
Tan sólo le quedaban dos años para jubilarse, después de 34 años de servicio "en los que no se cogió ni una baja". Aunque le encantaba su trabajo, deseaba esa tan ansiada jubilación para poder dedicarse en cuerpo y alma a la que siempre fue su "profesión frustrada": la de enólogo.
Así lo cuenta Luis, que destaca "el gran amor" que su hermano siempre tuvo por los viñedos. "Empezó por herencia familiar. Los viñedos eran de mi padre, pero no he visto persona que les dedicara tanto tiempo como Juanma. Todos los días estaba allí tres o cuatro horas, cuidando las uvas".
Los vinos que hacía Juanma eran muy conocidos en el pueblo por la enorme calidad que tenían. "Tanta que hasta superaba a los del supermercado. Juanma regalaba vino a los vecinos y amigos y siempre querían más", asegura su esposa. Su especialidad eran los espumosos y, en casa, hacía mucho ya que no se brindaba con ningún vino que no tuviera el sello 'Navarro'".
En el pueblo pasaba igual, la gente "sólo quería barriles Navarro" y el rumor se fue extendiendo hasta otro municipio de León, Cembranos, donde una bodega se interesó por los vinos de Juanma. "Por una amistad, vinieron a la finca, probaron los vinos y les encantaron. Quisieron que colaborara con ellos, pero Juanma dijo que no. Era algo familiar y para él no era un negocio, era su vida", asegura Ana.
Su secreto: una gran investigación. "Mi padre tenía libros y libros de enología encima del televisor. Siempre se estaba informando", explica su hija Claudia. "Y el internet. Siempre estaba con el internet para arriba y para abajo, viendo cómo podía cuidar cada variedad, como prevenir plagas... tanto que los vecinos que le llamaban para que les diera información, porque era el que más sabía de todo el pueblo", matiza su mujer.
Todo el mundo del campo le apasionaba. Era mucho de cuidar "lo suyo y a los suyos", y tanto mimaba las cosas, que su tractor viejo fue su tractor toda la vida. "Era muy antiguo, heredado. Estaba que se caía, pero nunca quiso cambiarlo. Su dedicación era tal que desmontó y limpió pieza por pieza todo el tractor y lo montó de nuevo", recuerda Ana.
"De hecho, cuando le terminó, salió con una sonrisa a dar un paseo por todo el pueblo, subido en su tractor, y todo el mundo salió a la puerta a darle la enhorabuena por cómo lo había dejado", continúa su hermano Luis.
Ahora, todos esos vecinos lloran en un Villaquejida que hoy se siente un poco más triste. En el municipio de León no sólo han perdido a un Guardia Civil "honrado y generoso", sino que Ana, Claudia y Luis han perdido al que era, "sin duda, el pilar de la casa".