José Antonio Meneses Cadenas es hijo de Francisca Cadenas, de 59 años, quien lleva desaparecida siete años en Hornacho, Badajoz, en extrañas circunstancias. Ahora la UCO ha reabierto el caso y ha devuelto la esperanza de obtener respuesta a la familia.
No es Madrid ni Barcelona, Hornacho es un pueblo de 3.000 habitantes donde la gente se conoce y más para quienes llevan toda una vida viviendo allí. Sin embargo, no hay explicación para perder el rastro de una persona a 50 metros de su casa, en 15 minutos, un 9 de mayo de 2017.
"Ahora vuelvo y te hago la cena", fueron las últimas palabras de la madre de José Antonio, quien quiere reivindicar el mundo de los desaparecidos y que no quede en el olvido, como ocurre con personas que no son mediáticas ni famosas.
José Antonio manifiesta a EL ESPAÑOL que no entiende la diferencia en el uso de los recursos por parte de las autoridades y los medios y no quiere que nadie pase por las carencias que ha pasado por la desaparición de su madre.
"Tengo que seguir con mi vida por imposición como un ciudadano más porque necesito trabajar y es muy duro llevar la parte emocional. Es una auténtica vergüenza que pasen tantos años", explica el menor de los Meneses.
Para la familia Meneses Cadenas ha sido una sorpresa que la Unidad Central Operativa, de la Guardia Civil, UCO intervenga ahora, después de siete años y tres meses, siendo que desde un inicio el pueblo lo había solicitado.
Luisi Cabanillas es cuñada y tía de José Antonio y ha indicado a algunos medios de la región que el culpable podría ser cualquiera, al ser un pueblo tan pequeño donde todos se conocen. Hay muchas preguntas que siguen sin respuesta.
Lo que desea la familia Meneses es respuesta a lo sucedido, son muchos años de una agonía e incertidumbre. No se resignan a que transcurran diez años para declararla oficialmente muerta.
¿Qué pasó aquella noche?
Francis, así se le conocía en el pueblo, era ama de casa, casada con Diego Meneses, de profesión agricultor, con tres hijos, Diego, Javier y José Antonio. Ella cuidaba en su vivienda a una niña de tres años y esa noche sobre las once salió de casa a despedir a los padres de la menor, amigos de la familia.
A 50 metros de la vivienda de los Meneses estaba aparcado el coche de los amigos de la familia, Antonio, un agente de la Guardia Civil y Adelaida, su mujer. Un trayecto que no debería haber tardado en recorrer 15 minutos.
Aquella fatídica noche, Francis vestía ropa de deporte, una camiseta rosa de manga corta, mallas oscuras y deportivas. Salió de casa sin cartera, ni llaves, ni móvil. Dejó la puerta entreabierta. El rastro se pierde en un callejón a menos de veinte pasos de donde vivía.
Javier Meneses, uno de los hijos de Francisca es el portavoz de la familia y llamó hace unos días a los investigadores para saber si era verdad que la UCO iba a tomar cartas en el asunto y buscar respuestas desde cero, pero no se lo han podido confirmar, porque en ese momento estaban en reunión.
Los tres testigos
Fueron tres personas que vieron por última vez a Francis y ninguno de ellos actualmente vive en el pueblo. Se desconoce la fecha en que se marcharon. Aparte de Antonio y Adelaida, un temporero de nombre Carlos Guzmán, reconoció haberse cruzado y solo se saludaron como cualquier vecino.
La familia Meneses ha insistido desde un inicio que la desaparición de la madre no ha sido voluntaria. Se buscó por el monte y un pantano que está a las afueras de Hornacho, sin encontrar ningún rastro.
Antonio y Adelaida declararon a las autoridades que Francis la dejaron en la entrada del callejón esa noche. En alguna ocasión los ha acompañado hasta su casa, pero en esta oportunidad, solo fue unos metros para despedirse.
El recorrido desde la puerta de casa de Francis hasta el coche de sus amigos, tiene aproximadamente unos 50 metros en total. Había que subir la calle, atravesar el callejón que sale a la izquierda, un trayecto iluminado con tubos fluorescentes.
El grupo de élite de la Benemérita va a investigar el caso desde cero y recopilar todas las pruebas para encontrar nuevas líneas de investigación que permitan dar respuesta a lo ocurrido con Francisca.
Los recuerdos
Como toda familia unida han vivido momentos entrañables, José Antonio recuerda que Francisca siempre lo apoyó en su carrera y el día que se graduó como Técnico de Prevención de Riesgos Laborales, su madre estaba feliz. "Guardo ese día en los más profundo de mi corazón".
"Al inicio recibimos apoyo psicológico pero luego entre una cita y otra pasa mucho tiempo y no se puede pedir más. La vida continua pero solo queremos respuestas. Es injusto vivir así", refiere José Antonio.