Susana Vilariño (1971, Cuba) es la directora de Algosur, la empresa de quinoa que más produce en España. Venerado y parodiado a partes iguales por haberse convertido en símbolo de un estilo de vida saludable llevado en ocasiones a extraños límites, la quinoa es un grano que suscita cada vez más interés en todo el mundo. “Su cultivo vale la pena. Es muy sencillo hacerlo y tiene grandes propiedades alimenticias”, asegura Vilariño.

Vilariño estudió Ingeniería Agrónoma en la Universidad de Las Villas, en Cuba, y llegó a España para hacer un curso de nutrición auspiciado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés). Finalmente, se quedó haciendo un doctorado en Biología Molecular porque le interesaba mucho el cultivo de la estevia. “Unos años antes, había pasado por Chile, y fue allí donde empecé a conocer el grano de la quinoa. Aunque en esa época no lo sabía, después ha sido muy importante para mi carrera”, afirma.  

La experta recuerda que tenía tan solo 30 años cuando propuso en Algosur añadir este nuevo cultivo a la rotación. “Aquí apena se cultivaba. Entonces, empezamos a hacer pruebas en colaboración con diferentes países en donde tenían más experiencia en su plantación, como Perú y Chile”.

Cuando empezaron estas pruebas, se dieron cuenta de que las condiciones climáticas que se dan en España son muy parecidas a las de los países de origen de la quinoa, con lo que había buenas posibilidades de adaptar el grano. “Primero, seleccionamos las variedades con las que íbamos a trabajar, y después intentamos perfeccionar la técnica que se iba a utilizar junto con la Universidad Autónoma de Madrid y el CSIC”, recuerda. La apuesta salió bien. España es hoy uno de los mayores productores de Europa de quinoa.

“Hay que tener en cuenta que a partir de los 32 grados no es viable cultivar quinoa, y las fechas de la siembra son muy importantes para tener un cultivo exitoso en el sur de España por el polen”, explica. 

Y aunque ahora se está empezando a cultivar en el norte del país desde julio, en el sur, en regiones como Andalucía, se puede cultivar hasta noviembre. “En Sevilla nos gusta mucho porque fue donde empezamos, y se nos da muy bien. Aunque este año vamos a cultivar quinoa en todo el territorio porque ha llovido muy poco”, afirma la experta. 

La empresa Algosur tiene más de 1.000 hectáreas sembradas en el sur de España, y ya han empezado a cultivar otras 1.300 en el norte. “En España somos la empresa que más ha sembrado este año”, explica Vilariño. En comparación con otros países de Europa, también el país ibérico lleva la delantera por las buenas condiciones climáticas. “En Francia se han sembrado 1.700 hectáreas en total, seguido de Alemania (600) e Inglaterra (400). En países como Perú y Bolivia se llegan a producir más de 114.000 toneladas de quinoa en un año”. 

Cultivo de quinoa de Algosur. Algosur

Al haber pocos productores, el precio del grano sufrió un incremento muy grande en el 2013, cuando la FAO declaró que era el año internacional de la quinoa. Fue un reconocimiento para los pueblos andinos. “Estos pueblos han sabido preservar a la quinoa en su estado natural como alimento para las generaciones presentes y futuras, a través de prácticas ancestrales de vida en armonía con la naturaleza”, aseguró el director general de la FAO, José Graziano da Silva, en el lanzamiento oficial del Año Internacional de la Quinoa en la sede de las Naciones Unidas.

“El precio llegó a estar en 10 euros el kilo de media”, cuenta la agrónoma. Ahora, se puede conseguir un kilo por cinco euros en el mercado y si se compra al por mayor sale a dos euros. “Eso sí, la ecológica es el doble de cara”, aclara. “Cuando se dio el boom, el precio subió mucho, pero ahora se ha universalizado. En lugares como China y la India se ha convertido en un grano muy deseado”, afirma. 

Buen negocio para el agricultor

Según la experta, el cultivo de quinoa es muy rentable para el pequeño agricultor. “Se puede alcanzar a producir más de cuatro toneladas por hectárea, es un cultivo que necesita poca agua y se puede incluir como uno más dentro de la rotación”. 

La quinoa tiene grandes propiedades alimenticias por su alta fuente de minerales y proteína. Además, no contiene gluten. “En España, en los últimos diez años se ha triplicado su consumo”, asegura Vilariño, que es consciente de que todavía se podría explotar mucho más en preparaciones de panadería y bollería. “Tenemos muchos clientes españoles, pero cada vez importamos más quinoa a países como Holanda, Francia e Italia”, dice.

Vilariño considera que todavía queda mucho trabajo por hacer en España. “Queremos que la gente conozca nuestro trabajo”, dice.

Alimento milenario

El grano es originario de América y tiene más de 5.000 años. “Al igual que la papa, la quinoa fue uno de los principales alimentos de los pueblos andinos preincaicos. Tradicionalmente, los granos de quinua se tuestan y con ellos se hace harina, con la cual se fabrican distintos tipos de panes. Hoy la quinua también tiene un papel destacado en la cocina gourmet, pero sus usos también se han extendido al área farmacéutica e industrial”, aseguran desde la FAO. 

Los primeros registros que se tienen de la quinoa en Europa es un texto de Garcilaso de la Vega que todavía se conserva en el Archivo de las Indias. “Tengo muchas ganas de ir al archivo para leer el texto”, asegura la directora de Algosur, que se considera afortunada: “He tenido muy buena suerte porque el cultivo es muy resiliente, y los agricultores han estado dispuestos a innovar y hacer muchas pruebas para que esto sea un éxito”, dice. 

El futuro de la quinoa en España parece brillante. “El consumo cada vez va a ir a más. Cada vez hay más empresas y pequeños agricultores que nos llaman todos los días desde Murcia, Albacete o Cataluña interesados en cultivar este grano en sus tierras”, asegura. La quinoa ha llegado para quedarse.