Mientras la Unión Soviética se disolvía, ¡Ay, Carmela! de Carlos Saura se hacía con el Goya a mejor película y en China se celebraba el primer mundial de fútbol femenino, en 1991, en Antequera, un pueblo al norte de Málaga, Esperanza y Antonio inauguraban el Caserío de San Benito.

Poco esperaban que ese restaurante que buscaba mezclar el amor por la restauración de Esperanza y la pasión por las antigüedades de Antonio se convirtiese en uno de los restaurantes de carretera mejor valorados de toda España y en un lugar habitual para algunos de los rostros más conocidos de la sociedad.

Con casi 33 años a sus espaldas, lo del Caserío de San Benito no es suerte, sino dedicación y entrega a la gastronomía española. "La filosofía de nuestro restaurante es que hagamos equipo y vayamos todos a una, por eso no tenemos líder alguno. El cliente es lo primero y es lo más importante para nosotros", revela Esperanza a EL ESPAÑOL.

Cuando un conductor circula por la Autovía de Málaga o A-45, verá asomado un cortijo completamente blanco que a primera instancia podría parecer un convento. Sin embargo, en esta construcción que recupera la arquitectura popular del siglo XVIII se esconde el Caserío de San Benito. "El restaurante se construyó con materiales antiguos para recrear un establecimiento de época", señala la mujer.

Esperanza, dueña del Caserío de San Benito en una de las mesas más emblemáticas de restaurante. Cedida

Este restaurante que busca revivir la gastronomía andaluza se ha convertido en el destino favorito de los comensales que buscan donde comer en su ruta hacia el sur. "Los clientes suelen ser clientes de a paso que van hacia Córdoba o Málaga y oyen hablar bien del restaurante. Cuando cruzan España hacen parada en el Caserío de San Benito", afirma la dueña.

Además de clientes que en su ruta a otros destinos hacen visitas casuales al Caserío, el restaurante ha logrado cautivar a algunos rostros conocidos de la cultura española. "Vicente del Bosque y Juan Manuel Moreno son clientes habituales pero también hemos visto pasar a Luz Casal o el cantante de Extremoduro", asegura Esperanza.

Pero, ¿qué hace tan especial este restaurante para que se haya convertido en el favorito de tales celebridades y para que por sus comedores pasen cerca de 400 clientes al día? La respuesta es fácil: sus platos caseros y tradicionales de la zona.

El Caserío de San Benito ofrece un menú por 18 euros en el que hay 5 y 6 opciones tanto para primero como para segundo, además de un postre casero o café. Entre los platos que se pueden ofrecer está la asadura, el arroz mixto o el flamenquín de pollo.

No obstante, a la hora de decidir un plato estrella dentro de su carta, Esperanza no lo tiene tan claro. "Tenemos varios platos estrella, sería complicado decir sólo uno. Lo que más se vende es el potaje. Los clientes principalmente piden los platos de cuchara. Después te diría que también se venden mucho las migas", apunta la mujer.

Algunos de los platos más vendidos del Caserío de San Benito.

Cocina y exposición

Para poder sacar adelante un restaurante de esta envergadura y que ha recibido el Plato de oro de la gastronomía española y el Distintivo de la Singularidad, el Caserío cuenta con una plantilla de 34 trabajadores que se reparten entre cocina y sala.

Pero no siempre fue así. Es más, Esperanza rememora que cuando el restaurante abrió sus puertas empezó ella sola en cocina "para servir comida tradicional de toda la vida". Poco a poco, conforme iba creciendo la afluencia de clientela, se fueron implementando más platos en la carta, como pescados frescos y otro tipo de carnes.

Pero si hay algo que marca la diferencia entre el Caserío y el resto de restaurantes es la calidad de sus verduras, que ellos mismos cultivan y con las que luego preparan platos como gazpacho, verduritas con gambas o la porra antequerana. "Tenemos un huerto enorme donde cultivamos todas nuestras verduras que luego utilizamos en la elaboración de los platos", señala Esperanza.

Además de sus menús populares y su amplia variedad de vinos, el Caserío de San Benito cuenta con una sala de exposición de antigüedades donde se encuentran reliquias como cuadros, un carruaje, utensilios antiguos u objetos cotidianos de épocas pasadas. Todo un viaje por la cultura popular española.