Los profesores españoles lo ven crudo, consideran que un 56,5% cree que el abandono escolar está aumentando debido a la pérdida de la llamada cultura del esfuerzo. Podríamos convenir que su definición va encaminado a lograr una serie de objetivos y a tener un mejor futuro.
Para tres cuartos de los docentes de este país (un 82% del total), los alumnos no están preparados para la vida laboral. Son datos que recoge el Young Business Talents (YBT), el programa destinado a conocer las aptitudes de los jóvenes preuniversitarios.
Con el curso despuntando, EL ESPAÑOL ha hablado con expertos que están en primera línea de fuego junto a los estudiantes, y esto es lo que nos han contado sobre su día a día y su rendimiento.
Mario Martínez es el director del informe Young Business Talents, cuya muestra representativa del año 2023 es de 11.502 estudiantes de edades comprendidas entre los 16 y los 18 años.
El informe recoge también las opiniones de más de 600 docentes del país. Para Martínez, tras diez años de informes consecutivos testando las aptitudes de los alumnos y las consideraciones de sus profesores, no hay duda: "La capacidad de esfuerzo ha disminuido".
Las leyes educativas en la mira
Entre las razones que conducen a ello, en su opinión, figuran "la política y los políticos": "Ya empezó con la LOGSE en los 90, una ley por la que un estudiante pasaba de curso sin ningún esfuerzo".
En este sentido, el director del estudio considera que existe "una sobreprotección por parte del sistema hacia los jóvenes. Todo está pensado para que no cueste esfuerzo".
Apunta también al famoso meme: "Antes cuando un estudiante hacía algo mal, los padres le regañaban. Ahora van a por el profesor a recriminarle a ver qué le han dicho a su hijo".
En el esfuerzo que los jóvenes depositan en sus quehaceres influye, en opinión de Martínez, su mirada hacia el futuro. Y no son muy optimistas. Según el informe, sólo un 42,7% de los encuestados opinan que la situación del empleo mejorará en los próximos cinco años. Eso sí, cuatro de cada cinco creen que su trabajo será mejor que el de sus padres.
Se reduce el tiempo de atención
Juan Ramón Sánchez es profesor de matemáticas en un instituto de Valladolid. Inicia este septiembre su vigésimo segundo curso académico y, tras todo este tiempo delante de los alumnos, también se pronuncia alto y claro: "El esfuerzo hoy día brilla por su ausencia".
"En el mundo en el que vivimos, en el que todo se obtiene de forma fácil y casi inmediata a través de una pantalla, las cosas que requieren un esfuerzo continuado son difíciles de llevar a cabo. Con eso luchamos los docentes cada día", refiere el profesor.
Como padre, además de docente, Sánchez hace autocrítica. Dice que los progenitores hoy día tratan de facilitar tanto la vida de sus hijos que, cuando estos llegan al aula, quieren también resultados casi regalados.
Las redes y sus circuitos rápidos de recompensa tampoco ayudan: "Aprender matemáticas requiere de ese esfuerzo continuado en el tiempo, y los quince segundos de un vídeo de los que se mandan por whatsapp es un tiempo infinitamente corto comparado con el que se necesita para aprenderlas".
PREGUNTA.- ¿Ha notado que antes los alumnos tenían más paciencia escuchando sus explicaciones? ¿Se han acortado los tiempos de atención?
RESPUESTA.- Efectivamente. Cuando trabajas con niños o con adolescentes asumes que los 60 minutos que dura una clase no van a ser de atención constante. Pero ahora por ejemplo no podemos mandar para casa ejercicios de respuesta larga o de razonamiento, en los que tengan que profundizar mucho.
"Prefieren de respuesta corta, aunque sean más. Si tienen que enfrentarse a un ejercicio que les lleve bastante tiempo no es que no tengan capacidad de hacerlo, es que directamente abandonan", manifiesta el profesor.
Por eso Juan Ramón prefiere ser realista, aprovechar tanto como puede la hora lectiva presencial y no contar con el esfuerzo que sus alumnos podrían realizar en casa: "Ahí no voy a poder rascar mucho".
Casi siempre este docente vallisoletano trabaja con los alunmos más mayores, los que cursan segundo de Bachillerato y los de primero de la ESO. Tanto en unos como en otros observa una falta de decisión sobre la profesión a la que les gustaría dedicarse.
Eso sí, en boca de todos está 'el mundo que ven a través del móvil', el que domina las conversaciones entre clases y en los patios es el Instagram y el Tik Tok. Uno de sus sueños es llegar a ser youtubers, pero también saben que eso es difícil. "Nosotros intentamos abrirles los ojos y que sean realistas y conscientes de que solo triunfa uno entre muchísimos", señala.
Sánchez, sin embargo, no lo ve todo tan negativo: "Yo quiero pensar que el niño es optimista por naturaleza. Tienen siempre más ambición que los mayores, que estamos más de vuelta, tienen ganas de estudiar. Entran el primer día con muchas ganas, sólo que todo va más acelerado…".
Además, no cree que lleguen a la universidad peor formados: "Siempre se tiende a pensar que nuestro tiempo fue mejor. A mí ya me decían mis profesores que éramos peor generación. En determinados aspectos puede que vayan peor preparados, pero en otros no, porque la sociedad ha cambiado y lo que demanda también es diferente".
Así, por ejemplo, el profesor cuenta que sus estudiantes están a la última en todo cuanto a nuevas tecnologías. También en lo que respecta a las relaciones personales: "Cualquier alumno ha viajado y habla varios idiomas".
La pregunta es si se necesita que una persona hoy día sepa mucha geografía, o a lo mejor no hace falta que sepa tanta y sí más idiomas. Lo que demanda el mundo moderno es distinto, está muy globalizado. "Necesitamos personas muy versátiles que se relacionen con mucha soltura", refiere Juan.
La educación, dice, siempre va ir por detrás de la realidad, pues en nuestros colegios e institutos se están formando estudiantes para realizar trabajos que existirán dentro de 10 años y aún no sabemos cuáles son". Por ello es importante formarse de la forma más integral posible para tener más posibilidades.
Los youtubers como espejo
María José Torres es profesora de Lengua y Literatura en un instituto, pero también imparte clases particulares y eso, dice, le otorga una visión más optimista a la que suelen tener sus compañeros docentes. "En las clases particulares ves cómo el alumno intenta esforzarse. El problema es dónde se pierde", reflexiona.
Sobre ese lugar en el que se pierde, María José coincide con su colega Juan Ramón en mirar para dentro: "Les estamos acostumbrando a que tengan cosas que antes no les dábamos, y lo hacemos muchas veces para compensar porque somos padres y madres trabajadoras. Como estoy trabajando te dejo más tiempo con la tablet o te compro mejores playeros".
Sobre todo, dice, esta compensación la ve en las mujeres: "Yo cuando tengo evaluaciones por la tarde mi sensación es la de estar abandonando a mi familia. Cuando mi marido se pasa con las donaciones de sangre desde las 12 del mediodía hasta la una de la mañana, no tiene esa sensación, sino la de estar ganando el sueldo para su familia".
Torres pone también el foco en el modo en el que aprenden ahora los alumnos, a diferencia de cómo aprendíamos antes: "Mis padres aprendieron los Reyes Godos y se los saben aún. Ahora en primero de la ESO se sabe de tecnología, de biología, un poquito de mates, un poquito de lengua".
"En nuestra época eran seis asignaturas, no once. El currículum está ahora más diversificado, aprenden más cosas pero sin profundizar", manifiesta la profesora.
PREGUNTA.- Y en cuanto a las vocaciones, ¿qué quieren ser el día de mañana los chicos?
RESPUESTA.- La diferencia entre antes y ahora es que muy pocos alumnos te levantan la mano diciendo que quieren ser veterinario o médico o periodista. Quieren tener dinero rápido, una clase social media alta.
No sé si es por la diversidad que tenemos ahora, y que antes era sota, caballo, rey. Ahora, al haber más diversidad de conocimiento, les cuesta más tomar decisiones.
"Me ha llamado mucho la atención las chavalas, eso en lo que me educó mi madre de 'no aguantes a ningún tío y gana tu propio dinero' ya no está. Yo creo que las chavalas de hoy día ven que su madre está trabajando fuera y dentro. Dicen que está bien ser mujer florero. Eso sí que me ha preocupado", afirma María José.
Sobre las profesiones modernas y el modelo de los youtubers, María coincide en que las redes "hacen ver un mundo que es un espejismo", y por ello los docentes les enseñan a los chicos a tener 'un plan b, c y d'.
"De todos modos, yo creo que el ser humano al llegar a ciertas edades se le amuebla la cabeza y trabaja como todos, aunque seas un bandarra con 15 años, con 25, vas a tu fábrica y trabajas", refiere.
En mi época se puso de moda Belén Esteban y parecía que tener un hijo con un torero era un 'buen apaño', pero luego no he visto yo a nadie tener hijos con toreros y no querer trabajar", concluye la profesora con simpatía.