David G. Maciejewski Sara Fernández

El madrileño barrio de El Pardo acoge los cuarteles 'El Rey' y 'La Reina', sede compartida de los integrantes de la Guardia Real. Sus miembros, soldados pertenecientes a las tres ramas del Ejército, se encargan de dar protección al rey Felipe VI y a los miembros de la Familia Real. Precisamente es en el primero de estos acuartelamientos donde, escondido en uno de sus inextricables barracones, se encuentra un pequeño zaguanete que, todas las mañanas, es utilizado por la Sección de Alabarderos del cuerpo militar como vestidor para engalanarse en sus uniformes rojiblancos, tomar sus alabardas defensivas y mentalizarse para ejecutar sus tareas de escolta a la Casa Real y a sus allegados.

El guardia real Marcos Valenciano es uno de los 30 hombres que integran este cuerpo militar especializado en velar por la seguridad del jefe de Estado. Joven, enérgico y leal a la corona, además de campeón de España de jiu-jitsu, a la llegada de EL ESPAÑOL el militar ya luce uniformado con la casaca, el chaleco, el calzón, los zapatos, las polainas y el tricornio, todos ellos enseña de la compañía. 

Él y sus compañeros son conocidos como alabarderos reales, y son los hombres que forman parte de los dispositivos de seguridad que velan por los reyes en los actos oficiales y en los reales sitios. Aquellos que, por ejemplo, durante el discurso oficial de Felipe VI con motivo del décimo aniversario de su coronación, acompañaron al monarca en el balcón del Palacio Real de Madrid. Valenciano no tuvo ocasión de participar en aquel acto, pero sí sus compañeros Eugenio Villaseca y el sargento Zúñiga. El equipo que dirige la Compañía de Alabarderos es el encargado de elegir quién va destinado dónde, en función de las necesidades y del tipo de acto.

El guardia real Marcos Valenciano López, de la Compañía de Alabarderos, viste el uniforme durante la entrevista en el acuartelamento 'El Rey', en El Pardo. Sara Fernández E. E.

El guardia real Valenciano se enfunda los guantes blancos propios del uniforme de alabardero. Sara Fernández E. E.

Él y sus hermanos de armas siempre están presentes en los balcones y en las tribunas reales y habitualmente se los reconoce porque van emperifollados con sus solemnes trajes representativos; acompañan a los reyes en el Día de las Fuerzas Armadas (DIFAS), durante la celebración de la Fiesta Nacional del 12 de octubre, participan en guardias militares y en los principales actos oficiales en los que acuden o Felipe VI o alguno de los miembros de la Familia Real. En verano, mientras parte de su Compañía hace guardia en La Zarzuela, otro grupo está en la residencia vacacional de los reyes en Marivent, en las islas Belares. "Estamos allí donde se nos requiera", asegura. 

"Escolta, como tal, no hacemos, sino guardia militar", diferencia Valenciano. "La escolta personal la hace la Guardia Civil. Siempre protegemos al Rey, pero también a su familia. Eso sí: debe ser en sitios reales. Es uno de los requisitos. No haríamos guardia de escolta en otro lugar, aunque en el Boletín Oficial del Estado se especifica que nuestro trabajo está allí donde se determine. El tipo de servicio que proporcionamos se denomina 'escolta solemne'". Los alabarderos también están presentes en visitas de jefes de Estado extranjeros, en las presentaciones de las cartas credenciales y en otro tipo de actos solemnes, como las reales audiencias. 

PREGUNTA.– ¿Cómo es el día a día de un alabardero en el cuartel El Rey?

RESPUESTA.– A primera hora de la mañana hacemos una rutina de ejercicios deportivos. Luego comenzamos con la instrucción y algunas labores de seguridad en el Palacio de Zarzuela que hacemos junto a la Guardia Civil y la Policía Nacional. Porque ambas forman parte del dispositivo de seguridad más inmediato de Su Majestad el Rey. Aparte de estar vestidos así y de hacer la escolta, estamos preparados para reaccionar en caso de necesidad por motivos de seguridad. Nuestra imagen puede ser simbólica, pero tenemos una preparación física y militar y llevamos pistola. Nuestra instrucción se basa en la defensa personal, el tiro, la instrucción, el uso de bastón policial y todas las artes de defensa personal y otros procedimientos operativos y tácticos, como el diálogo con terceros.

P.– En su caso personal, ¿cómo acaba en la Guardia Real?

R.– Estuve cuatro años en la Legión, en el primer Tercio. Pedí vacante en la Guardia Real. Siempre me atrajo la figura de la monarquía, de la Casa Real, e intenté meterme en el cuerpo, que es el de mayor representación. El que pide vacante, si se la dan, primero pasa por la Compañía Monteros de Espinosa, donde tiene que superar un periodo de formación e instrucción. Esto es un cuerpo cercano. Primero te deben conocer, ver cómo trabajas, si eres leal y discreto. Si cumples los requisitos y estás capacitado operativamente, formas parte de la Sección de Alabarderos. El proceso de selección consiste en unas pruebas físicas con requisitos médicos, una entrevista personal y unos exámenes con los mandos de la Sección. Todas las vacantes son de libre designación y se publican en el Boletín Oficial de Defensa. El proceso es exhaustivo, porque con el Rey deben estar los mejores. 

La compañía de alabarderos constituye, por tanto, una de las más cercanas al monarca, la que mejor preparación tiene y la que mayor confianza debe despertar en el jefe de Estado. Es su sombra. A priori su indumentaria y su actitud reservada y esquiva puede parecer el reflejo olvidado de otra época, pero sus labores son esenciales. Todos los alabarderos, de hecho, van armados con pistolas HK USP Compact de 9 milímetros. Por tanto, están preparados para entrar en acción si la situación lo requiere.

"Debemos estar bien formados, ser constantes, encontrarnos al pie del cañón. Entre nuestros compañeros de sección hay gente muy profesional. Lo nos que llama a mejorar es el hecho de que, constantemente, miras a izquierda y derecha. Ves que tus compañeros son tan buenos que, por amor propio, quieres seguir creciendo". El guardia real Valenciano sonríe, sabedor, sin reconocerlo, de que él es uno de los más preparados. No sólo por su actitud, sino por su preparación física. En febrero de 2023, la Asociación Española de Jiu-Jitsu Brasileño lo nombró campeón de España en dicha categoría. Participaban 800 deportistas de 38 países y él ganó el oro en la categoría de -67,5 kilos.

El guardia real Marcos Valenciano de la Compañía de Alabarderos durante la entrevista con EL ESPAÑOL. Sara Fernández E. E.

Detalle de la hoja de la alabarda en el que se puede leer '2014', en homenaje al año de coronación de Felipe VI. Sara Fernández E. E.

"Si tuviéramos un lema o un estandarte, por así decirlo, sería 'honor, lealtad y discreción'", asegura Valenciano mientras sostiene una alabarda entre las manos y muestra algunas de sus inscripciones. "Este es nuestro arma fundamental. De origen danés, pero fabricada en Toledo. Todas las alabardas están numeradas. Son una herencia histórica. Estas, concretamente, se crearon en 2014, que es el año de coronación. Históricamente estas armas eran fundamentales. Se empezaron a usar en una época en la caballería dominaba el campo de batalla. Las alabardas permitían descabalgar a los jinetes".

Los alabarderos también portan un sable al cinto, guantes de seda blancos, una bandolera, una casaca, medallas o condecoraciones si las han recibido. En el caso de Valenciano, que tiene una al Mérito Militar; su sección, en cambio, cuenta con la Cruz Ibérica. Los colores de su traje, explica, representan a la monarquía. "Es lo que llevamos cuando hacemos guardia en los reales sitios. De lo contrario, llevamos otro tipo de indumentaria, de táctico policial, pero cuando hablamos de actos relevantes llevamos el traje de alabardero".

La Guardia Real y, concretamente, los alabarderos, nacieron en 1504, hace 520 años, durante el reinado de Fernando El Católico. "Hubo unos atentados en Barcelona y Valladolid y la monarquía instauró nuestro cuerpo" con el objetivo de proteger a los reyes. Desde entonces, "a pesar de que ha sufrido modificaciones, especialmente durante las épocas de República", apenas se ha transformado. Su labor es indisociable de la monarquía española.