Corría el año 1983, y un periódico local se acercaba a Santomera (Región de Murcia) para entrevistar al dueño del Bar Macori: uno de los más icónicos del municipio murciano. "Hoy se come y se bebe mejor que antes", anunciaba José Campillo, presumiendo del excelente género de carnes y platos típicos que servía en el local fundado por su abuelo. Hoy, Francisco Campillo, nieto de José, mantiene su legado dirigiendo el mismo establecimiento, que tras haber cambiado su nombre a Restaurante Carlos, celebra 120 años de historia.
"Por aquí ha pasado muchísima gente en todos estos años", narra a EL ESPAÑOL el hoy dueño del Restaurante Carlos, un santomerano de 39 años tataranieto del fundador original. "Rocío Jurado con Ortega Cano, Dani Martín, José Bono... Y suele venir bastante José Antonio Camacho", enumera con ilusión.
Francisco es el encargado de dirigir el negocio familiar junto a sus dos hermanos. Este año, los tres celebran 120 años de una historia que se refleja en la calidad de sus platos. No en vano, el lugar ha hecho las delicias de varios influencers gastronómicos, que han mostrado su satisfacción con el servicio a través de las redes sociales. Un carro al que se ha subido el propio Ayuntamiento de Santomera en una nueva campaña en redes sociales para impulsar la hostelería local.
- ¿Cuál es la clave para que un restaurante siga funcionando después de 120 años?
- Francisco Campillo: La clave es la familia, como decía el Padrino en la película. Si no rema uno, rema el otro, así siempre sale todo adelante. Y por supuesto, cómo no, el cariño en hacer las cosas y disfrutar de lo que haces. Esas son las claves.
Gracias a ese espíritu de trabajo, los tres hermanos siguen volcados en un negocio que ha cambiado mucho a lo largo de su prolongada existencia. Hoy la especialidad de la casa es la paletilla de cabrito de Jumilla al horno y las alcachofas con foie y trufa. Además, Francisco detalla que todos los días preparan "un guiso de cuchara y unas migas". Aunque cuando su tatarabuelo fundó el local, la carta era muy diferente.
- ¿Cómo ha cambiado el restaurante con el paso de los años?
- Francisco Campillo: Cuando se fundó en 1904, esto era un ventorrillo. Solo se servía la matanza de cada día, frutos secos y michirones. Era algo muy simple, porque mi bisabuelo lo sacó adelante gracias a que a su padre le había tocado el Gordo de Navidad, y le montó un negocio a cada hijo. De todos ellos, este es el último que queda, porque mi bisabuelo supo continuarlo, al igual que mi abuelo y los que vinieron después. Poco a poco, las distintas generaciones lo hemos ido mejorando hasta convertirlo en lo que es hoy.
- ¿Qué opinas del estado actual del sector hostelero?
- Francisco Campillo: Yo me fijo en mi negocio, porque todo es muy relativo. Si se hacen las cosas bien, te va a ir bien. Nosotros cuando mejor estaba la economía durante el 'boom' de la construcción era cuando peor estábamos. Ahora estamos muy bien, llevamos muy buenos años después de la pandemia.
Es verdad que tienes que hacer mucho esfuerzo y sacrificio, pero igual que en todos los trabajos. Lo malo que tiene la hostelería y cualquier empleo de cara al público es que la gente no siempre es agradecida. Hoy con las redes sociales todo el mundo sabe de todo: son epidemiólogos, médicos, críticos gastronómicos… Y en realidad no saben nada. Yo si no entiendo de Derecho no puedo hablar de leyes. Pero bueno, vivimos en un país así. Sí que es verdad que tenemos muy buenos clientes.
Solamente la carta, la ubicación y el nombre del restaurante han tenido cambios importantes a lo largo de la historia de este negocio familiar. Por su parte, el legado original de los ancestros de Francisco Campillo se mantiene, y se manifiesta en la experiencia que supieron transmitirle.
Además, cuando uno acude a los libros de historia para repasar todo lo que ha ocurrido desde 1904, año en que se fundó el ventorrillo original, se puede deducir que el Restaurante Carlos ha pasado por tiempos convulsos. De hecho, siguió funcionando incluso durante la Guerra Civil.
- ¿El local ha estado abierto de forma ininterrumpida desde su fundación?
- Francisco Campillo: El restaurante funcionaba incluso durante la Guerra Civil, ni siquiera eso lo hizo cerrar. Esto porque como entonces seguía siendo un ventorrillo, lo pasaron bastante mal, pero aguantaron. Pese a la escasez, subsistía gracias a la matanza y al campo, porque no requería muchos recursos. Lo único que ha podido con nosotros ha sido la pandemia, que nos mantuvo ocho meses cerrados.
Esta longevidad es un auténtico mérito, teniendo en cuenta no solo esos períodos de escasez económica, sino también que ha pasado por distintas manos, aunque estas sean de la misma familia. En este sentido, cabe destacar que en España "la mitad de los restaurantes cierran antes de los 5 años", según el chef Ferran Adrià.
Además, el prestigioso cocinero amplió en unas declaraciones a EFE que "solo el 20% de los restaurantes duran dos años". Adrià achaca este elevado porcentaje de fracaso a la "falta de conocimientos de gestión" que se da en el sector. Por eso, es especialmente significativo que una familia haya sabido sacar adelante un negocio de este tipo durante tantas generaciones.
Productos locales
Francisco lleva en el Restaurante Carlos desde que tiene "edad para trabajar". Hoy, como dueño, recalca que una de las características que destacan del negocio heredado de sus abuelos es su decidida apuesta por los productos de proximidad.
"Recurrimos mucho a la alcachofa, el pimiento rojo y verde y el calabacín; son las verduras que más consumimos. Por supuesto, también los ajos tiernos y la ñora", amplía el dueño del restaurante. "Todo ello procede de los campos de aquí, de la Región de Murcia. Además, cuando estamos en temporada traemos habas, o de lo que haya en cada momento".
De esta forma, el restaurante cuenta con unos platos propios muy característicos, pero tampoco deja atrás las tapas ni los elementos más icónicos de la gastronomía murciana. Todo ello, sumado a su amplia bodega, hace de la visita una experiencia muy agradable para el comensal.
La estética del restaurante corresponde con su espíritu. La fachada conserva el aspecto de un edificio tradicional: el comensal se encuentra con una planta baja con una ventana y dos puertas, el aspecto de un edificio que ha estado ahí mucho tiempo, decorado con diversos azulejos en varios tonos marrón claro.
El aspecto es sencillo, correcto y limpio. Por eso la sorpresa está dentro: un gran comedor con varios salones decorado con el mismo estilo tradicional, pero añadiendo un toque muy elegante. En la barra se exhibe un anticipo de las delicias que ofrece este restaurante: las tapas de cada día y numerosas botellas de vino.
La carta incluye platos de lo más sencillo como unas excelentes croquetas, almendras fritas -herencia de los primeros platos de su historia- o incluso pan con aceite y sal. Aunque para quienes buscan una experiencia un poco más sofisticada, pueden recurrir a otras opciones como el pulpo al horno, el tartar de atún rojo -otra de las especialidades de la casa- o el solomillo de vaca rubia gallega al foie.
El dueño del Restaurante Carlos indica que una comida en el local cuesta, de media, "en torno a unos 50 euros". Un precio con el que el cliente se sumerge en la experiencia de comer en uno de los restaurantes con más historia de la Región de Murcia.
Impulso a la hostelería local
El Restaurante Carlos ha sido el que ha inaugurado una nueva serie de publicaciones en las redes sociales del Ayuntamiento de Santomera en el marco de su campaña 'Los bares de tu vida'. Se trata de una nueva iniciativa en la que el Consistorio aspirar a dar a conocer algunos de los locales más icónicos del municipio murciano.
"Tenemos ya en torno a 10 vídeos de distintos establecimientos hosteleros listos para ir subiéndolos a las redes sociales", explica una fuente del Ayuntamiento de Santomera a este diario. Así, el proyecto consiste en publicar vídeos promocionales de entre 60 y 90 segundos en los perfiles de TikTok, Instagram y Facebook del Ayuntamiento.
Por el momento, las dos primeras publicaciones realizadas por el Consistorio suman "más de 60.000 visualizaciones". Por eso, el propio dueño del centenario negocio familiar ve con buenos ojos esta iniciativa, ya que "contribuye a darnos a conocer".