Las plumas estilográficas bailan con parsimonia sobre las cartas de invitación de bodas de El Tintero, un pequeño pero acogedor local situado en la calle Alberto Alcocer número 40 de Madrid. Allí, Rocío Huerta, la propietaria, despliega su talento, logrando transformar la papelería de boda en un arte hasta llegar a marcar tendencia. Desde hace ocho años dedica su vida a este negocio y ha conseguido ganarse la confianza de clientes de reconocido prestigio, famosos y grandes marcas de lujo.
Para Rocío, la caligrafía no es simplemente una habilidad, sino una forma de expresión artística. Aunque su formación profesional la llevó al periodismo, el dibujo y la pintura siempre han sido parte fundamental de su vida. La pasión por este arte le viene de familia, pues su madre era encuadernadora artística, un oficio que marcó profundamente a Rocío desde su infancia. “En casa siempre vi a mi madre diseñar libros, y esa cultura del arte me la contagiaron desde pequeña”, cuenta la calígrafa en una entrevista con EL ESPAÑOL | Porfolio.
Sin embargo, a pesar de haber desplegado ese talento desde pequeña, su incursión en el mundo de la caligrafía llegó años después. “Un día me apunté a un curso de caligrafía, y me encantó. Cada vez que llegaba a casa me ponía a dibujar y a practicar”, relata Rocío. Así, lo que comenzó como un pasatiempo pronto se convirtió en algo más grande. Al poco tiempo, empezó a recibir encargos, combinando su trabajo como periodista con la caligrafía, hasta que se dio cuenta de que este arte le generaba más ingresos que su propia profesión. “Estuve dos años trabajando como periodista y haciendo caligrafía de forma simultánea, hasta que decidí dar el salto definitivo”, comenta.
La decisión de dedicarse a tiempo completo a la caligrafía coincidió con un momento personal importante: su boda. Rocío notó que las invitaciones tradicionales de boda eran todas muy similares, demasiado serias y poco originales. “Todo era muy solemne, las invitaciones en tonos azul marino, verde oscuro o granate, impresas en papeles amarillentos. La boda, en general, era un evento predecible, donde no faltaba ni el famoso solomillo de boda, como decía mi padre”, bromea.
Fue entonces cuando decidió crear sus propias invitaciones, mucho más personales, lo que se convertiría en el punto de partida de su empresa. Su esposo, comprendiendo el deseo de Rocío por emprender, la apoyó a pesar de los riesgos que esto conllevaba. Primero comenzó trabajando sola, asumiendo los encargos de personas cercanas que poco a poco iba recibiendo. Con el tiempo, surgieron gastos de personal y la necesidad de un local más grande, lo que presentó nuevos retos. “Todos son dificultades, pero es muy satisfactorio y ha merecido la pena”, asegura.
El Tintero, hoy
Hoy, El Tintero es una empresa pionera en transformar la papelería de bodas en un elemento decorativo más del evento. “La papelería debe tener la misma importancia que la decoración de las flores o los cubiertos. La minuta del menú puede ser tan bonita que los invitados quieran llevársela como recuerdo”, explica. Y no solo eso: El Tintero ha conseguido darle un giro completo a los misales (texto donde se lee la misa). “Lo que antes era un cuadernillo sin importancia, ahora se ha convertido en un objeto único, ilustrado y encuadernado a mano, que los invitados guardan con cariño”, dice.
Además, parte del éxito de El Tintero radica en la personalización de cada pieza que sale de su taller. Rocío y su equipo, conformado por cinco personas más un diseñador gráfico -además de un conjunto de 80 colaboradores externos-, trabajan codo a codo con los novios para crear invitaciones que reflejen su estilo personal. “Cada invitación es única, está hecha a medida, como un traje. Elegimos juntos los colores, el tipo de papel, la tinta... Es un proceso artístico desde el inicio”, describe.
El cambio de mentalidad en las bodas también ha sido clave para su éxito. Si antes todas las invitaciones seguían un patrón similar, ahora muchas parejas buscan algo diferente, sobre todo los influencers, “ya que su trabajo es marcar tendencia e innovar y eso te da rienda suelta para crear. No quieren lo clásico, sino algo espectacular, elegante, pero con elementos disruptivos a nivel de diseño”, explica. Y es que, en los últimos 10 años, las bodas han evolucionado significativamente, pasando de ser ceremonias tradicionales a eventos donde la creatividad y la personalización son primordiales. “Cada invitación es única e irrepetible”, resalta la empresaria.
Lo más curioso es que, en una época donde todo parece estar digitalizado e impreso en masa, la caligrafía sigue teniendo un lugar especial. Rocío se siente orgullosa de haber contribuido a su revalorización. “Mi obsesión ha sido poner de moda la caligrafía estos últimos ocho años, y estoy orgullosa porque creo que lo hemos conseguido. Cada vez más marcas la solicitan, quieren que los nombres de los invitados a los eventos aparezcan escritos a mano, con lo cual, podemos decir que lo tradicional nunca pasa de moda”, afirma.
Por ello, su trabajo artesanal no sólo requiere habilidad artística, sino también mucha paciencia y dedicación. “No se puede pretender hacer una caligrafía rápida. Son muchas horas de trabajo y requiere mucha concentración. Hay que escribir cada nombre a mano, con calma, porque si te equivocas, has arruinado un sobre”, comenta. Además, el proceso para crear toda la papelería de una boda puede llevar entre uno y dos meses, “dependiendo de la complejidad de los pedidos”, explica Rocío.
Gracias a su enorme labor, El Tintero ha alcanzado un éxito notable, realizando más de 230 bodas sólo en 2023. Todo ello gracias al boca a boca, una poderosa herramienta de recomendación, y a la difusión en redes sociales, donde muchas celebridades han compartido sus trabajos. “Instagram funciona muy bien, pero el mejor cliente es el recomendado”, señala.
La exclusividad también juega un papel fundamental. Las invitaciones de boda personalizadas de El Tintero son un lujo al que no todos pueden acceder. Los precios varían desde los 400 o 500 euros hasta los 4.000, dependiendo del número de invitados, los materiales y la elaboración. Pero para Rocío, su objetivo es claro: “Nosotros vendemos lujo, y ese lujo es lo que hace que cada pieza sea única e irrepetible”.
Los famosos de El Tintero
Desde que se inició en este mundo, el talento de esta calígrafa no ha pasado desapercibido. Así, pronto El Tintero empezó a captar la atención de figuras destacadas del panorama español. Entre sus clientes se encuentran nombres como José Luis Martínez-Almeida, Tamara Falcó e Íñigo Onieva, y el futbolista Ronaldo Nazario.
Uno de los momentos más memorables para Huerta fue cuando Íñigo Onieva, a quien conoce desde la adolescencia, la contactó en plena urgencia: “Necesitaba unas minutas personalizadas para la pedida de mano que celebraba al día siguiente. Fue una sorpresa, pero logramos entregarles algo sobrio y elegante en tiempo récord”.
El trabajo de esta joven también ha traspasado las fronteras de las bodas, llegando al mundo de las grandes marcas de lujo. Firmas como Dior y Dolce&Gabbana han confiado en su habilidad para crear caligrafía personalizada para sus productos. "En España hay muy pocos calígrafos, y al final las marcas acuden a ti para vender sus perfumes o sus cremas. Me encargan muchas tarjetas personalizadas para el cliente. Y muchos de estos clientes son influencers que enseñan la carta caligrafiada por Instagram y así mucha gente ve tu trabajo", explica.
La confidencialidad, clave
Otro pilar esencial en el trabajo que Rocío realiza es la discreción. “Nuestros clientes nos confían información muy sensible, como nombres, direcciones, e incluso quién se sentará con quién en las bodas. Y aquí encuentran una discreción que valoran mucho. Mantener la confidencialidad es crucial, y en algunos casos se firman acuerdos para garantizar la seguridad de los datos”, apunta. Su compromiso con la privacidad es inquebrantable, aunque revela que le gustaría contar alguna curiosidad, “pero no puedo”, bromea.
Cuenta Huerta que, a pesar de lo que pueda parecer, nos son más exigentes los clientes de un elevado estatus social que otro tipo de clientes, aunque sí que los famosos están más pendientes de todos los detalles. "Si su boda va a salir publicada en la revista, quieren que esté todo perfecto y que mi trabajo vaya en consonancia con su personalidad, con algo que los caracterice. Este tipo de proyectos me encantan, porque están muy cuidados, muy a medida, y siempre suponen un reto", expresa.
La última boda de famosos a la que ha prestado servicio es la de Beatriz Gimeno y Nacho Aragón. "A Bea la conozco de toda la vida, y siempre bromeaba con ella diciéndole que se casara ya para hacerle las invitaciones. Y así hicimos. Fue súper fácil, les propuse cuatro cosas y les encantó, y me dieron total libertad. Fue un montaje muy sencillo, sin grandes pretensiones, como son ellos", relata.
Dar trabajo a otros
Como empresaria, uno de los retos más grandes para Huerta fue aprender a delegar. "Yo creía que mi caligrafía era única y que nadie iba a querer una caligrafía que no fuera la mía, pero me di cuenta de que para poder aceptar más encargos tenía que contratar a más gente, así que empecé a trabajar con otras calígrafas. Y ahora tengo un equipo maravilloso, que tienen un trato increíble con los novios”, explica.
Precisamente, lo más gratificante para esta calígrafa es haber podido convertir su pasión en una empresa exitosa que, además, da empleo a otros profesionales. “Hemos crecido poco a poco, invirtiendo en lo que podíamos. Me siento muy orgullosa de poder haber creado algo desde cero y haber dado trabajo a otras personas”, dice.
Su secreto para el éxito, según afirma, no es otro que el trabajo constante y la pasión por lo que hace. Aunque no cree en las jornadas eternas, reconoce que para ella el trabajo lo es todo. “No he tenido una baja por maternidad en mi vida, y he tenido tres hijas”, comenta, aunque deja claro que quienes trabajan con ella sí cuentan con “las facilidades necesarias para conciliar trabajo y familia”. Así, con esfuerzo y dedicación, Rocío Huerta seguirá dejando huella en cada trazo que caligrafía.