Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), 1 de cada 4 trabajadores de la construcción son inmigrantes, es decir, alrededor del 25%. Uno de ellos es José Manuel, un albañil ecuatoriano que llegó a España en 1999 y lleva dedicándose a la profesión desde 2005, viviendo de primera mano el cambio y la evolución del sector de la construcción con el paso de los años.
Tras llegar a España, José Manuel empezó a trabajar como agricultor en un pueblo de Ciudad Real llamado Moral de Calatrava. Sin embargo, con los años se pasó a la construcción, donde empezó como peón hasta llegar a ser oficial. "Un conocido con el que estaba trabajando en el campo me ofreció trabajo en el monocapa y me introducí en la albañilería", cuenta José Manuel a EL ESPAÑOL.
Sin embargo, con el paso de los años acabó mudándose a la capital, donde continuó su profesión. "Aquí en Madrid continué con la albañilería haciendo reformas en una empresa, luego en otra…Me ubicaba en una, me daban contrato y así iba rotando", explica el albañil.
Con tantos años como albañil y en varias ciudades, José Manuel considera que la situación en la construcción ha cambiado: "Cuando empecé en Ciudad Real la mayoría eran españoles y yo era el único extranjero, pero hoy en día hay muchísimos extranjeros de varios países en la obra".
El incremento de inmigrantes en la albañilería es evidente, y José Manuel cree que la razón es clara: las empresas contratan más inmigrantes que españoles. "Y creo que se debe por el sistema, los inmigrantes suelen ser más trabajadores que los españoles porque tenemos más ganas de mejorar y progresar. Un inmigrante puede hacer lo que le digan que haga", explica José Manuel. Mientras, por su parte, asegura saber de algunos casos de españoles "que han preferido buscar trabajos en otros oficios, y el campo y la albañilería se abandonaron".
Alberto, otro inmigrante de origen peruano que lleva un año en la construcción, recuerda cómo en uno de los cursos que hizo para formarse para la construcción, su profesor le decía que las empresas prefieren la mano de obra latinoamericana sobre la española "porque duran más". "Nosotros los peruanos tenemos más resistencia porque estamos en las alturas. Tenemos el plus de menos agotamiento, menos cansancio y más productividad", asegura Alberto.
De hecho, con el paso de los años y asentamiento en España, José Manuel ha ido dejando un poco de lado la construcción para trabajar también en portes desde 2016. "En la albañilería no me han tocado malas condiciones pero una empresa me quería contratar en el reparto de material quirúrgico y las condiciones eran distintas: 8 horas de trabajo y 14 pagas, mientras que en la construcción te pagan según quieren, incluso algunas veces no te pagan, o trabajas más horas de lo normal", apunta José.
Juventud en la construcción
En 2008, la población menor de 30 años que se dedicaba a la construcción era del 25,2% mientras que catorce años después, en 2022 el porcentaje se situaba en un 9,1%. Esto supone un descenso de más de 16 puntos porcentuales. Una clara evidencia del envejecimiento de los trabajadores en la construcción.
"Principalmente son gente mayor, muchachos hay pocos", afirma José Manuel. El albañil cree que la causa para que la construcción ya no sea un trabajo atractivo para los jóvenes es por el esfuerzo que requiere y las otras opciones de trabajo que hay en el mercado. "Creo que se debe a lo sacrificado que es la obra. Hoy en día la tecnología ofrece unas fuentes de trabajo que sentado en casa puedes trabajar y obtener dinero de forma más fácil".
Incluso José Manuel hace una comparativa con sus dos hijos, ambos nacidos en España. "A ninguno de los dos les gusta la albañilería, no es un oficio que les guste. Uno es mecánico y el otro está estudiando", asegura el albañil.