La afición de Jaime Campaner (41) por las novelas de John Grisham cuando era un adolescente nunca pudo aventurar que, décadas después, este abogado mallorquín terminase siendo uno de los nombres más importantes del derecho penal en España. Uno de sus últimos clientes ha sido el futbolista Rafa Mir, puesto en libertad tras ser acusado de un presunto delito de violación a dos jóvenes.
Pero el futbolista del Valencia no ha sido su único cliente estrella: también defendió al jugador de la Premier Reeco Hackett-Fairchild de otra acusación de abusos sexuales que al final se demostró ser sexo consentido y al actor Calum Best, hijo del mítico futbolista George Best, quien fue absuelto de agresión sexual a una joven. O al DJ israelí Guy Gerber, que después de ser acusado, nuevamente de violación, logró que la mujer que le denunció se sentase en el banquillo por calumnias y se le impusiera una fianza de un millón de euros.
Desde Mir a Gerber, pareciera que Campaner se haya especializado en defender a futbolistas y DJ's en casos casos de supuesta 'sextorsión', aunque él prefiere verlo de otra manera: "La mayoría de las veces, no creo que quienes tienen relaciones sexuales con famosos y luego les acusan de haber abusado de ellas lo hagan por dinero. En mi experiencia, hay muchos otros motivos: que se arrepientan, que sientan vergüenza frente a sus parejas o amistades, etc. La mente humana es muy compleja", dice el mallorquín.
Que Campaner haya llevado con éxito casos de futbolistas y DJ's internacionales no es por un empeño particular. Al final, con despacho en Palma y Madrid, el abogado mallorquín se ha hecho un nombre, después de ganar un caso tras otro, en un territorio –sobre todo, Mallorca e Ibiza– donde muchos de los clientes son famosos o grandes fortunas de renombre mundial. Su última absolución sonada, también por violación, fue ante la Audiencia Provincial de Madrid, donde defendió a un conocido fotógrafo.
Pero ni sólo son futbolistas, ni sólo son casos con sexo de por medio, ni mucho menos se limitan al territorio insular: entre los clientes que confían en las dotes de Campaner se encuentran, entre otros, el presidente del Barça, Joan Laporta, que le confió la defensa de los intereses del club para acusar a Josep Maria Bartomeu y a su junta directiva; el gurú de las apuestas deportivas Juan Gayá, o Roger Ver, conocido como 'Bitcoin Jesus' y uno de los primeros impulsores de la criptomoneda, acusado en Estados Unidos de evadir casi 50 millones de dólares en impuestos y posteriormente detenido y puesto en libertad en España tras confiar en el súperabogado.
La lista de grandes fortunas globales en la agenda de contactos de Campaner es larga, aunque sólo han trascendido mediáticamente algunos nombres porque con la mayoría ha logrado pasar inadvertido. "Nunca he sido dado al márketing, pero sí que es verdad que el boca-oreja lo ha hecho todo", asegura en conversación con EL ESPAÑOL. Ciertamente, si en Londres o Nueva York alguien necesita un penalista en España, es probable que aparezca el nombre de Campaner hasta el punto de que ya se repite entre abogados extranjeros el "Better call Campaner", en alusión a la serie Better call Saul. Así es como se dice que llegó a defender a 'Bitcoin Jesus'.
'Abogado del diablo'
Pese a su pasión por el sistema jurídico penal, los primeros pasos de Campaner en el mundo de la abogacía no fueron en exclusiva en los tribunales, sino también en las aulas. Hizo prácticas en un despacho de Palma mientras cursaba tercero de Derecho en la Universidad de las Islas Baleares pero, tras la carrera, decidió no abandonar la senda académica.
Mientras preparaba el doctorado en la Universidad Complutense de Madrid, se presentó a un concurso para una plaza de profesor asociado en la Universidad de las Islas Baleares, impulsado por quien fue su maestra, la reputada catedrática Isabel Tapia. A los 26 años obtuvo la plaza y terminó su doctorado en la Complutense con Premio Extraordinario.
Su tesis, La confesión precedida de la obtención inconstitucional de fuentes de prueba, cuya segunda edición prologó el magistrado del Tribunal Supremo Manuel Marchena, se centró en la invalidez de confesiones condicionadas después de usar medios ilícitos, como por ejemplo las escuchas ilegales. Aquello le llevó a trabajar para la exprimera dama de Perú, Nadine Heredia.
En este caso, la asistenta del hogar robó la agenda del matrimonio, donde resulta que apuntaba supuestamente los sobornos. Heredia y el presidente Ollanta Humala buscaron a un experto internacional para apoyar sus alegaciones sobre violación del derecho a la intimidad en Perú. Al final, la exprimera dama salió de prisión preventiva con la ayuda del dictamen de Campaner.
"Yo pensaba que mi tesis interesaría en el mundo académico y al final, sorprendentemente, vinieron a buscarme para esto", relata Campaner, quien recuerda que el encargo se produjo en pleno agosto y tuvo que reducir el tiempo de navegación con un cliente y cancelar el resto de sus cortas vacaciones.
Las circunstancias llevaron al mallorquín a compaginar, de golpe, su faceta docente con la profesional, hasta centrarse en los casos que vendrían después y abandonar la carrera estrictamente académica. El estallido de la corrupción en la Comunidad Valenciana y en Baleares en 2007, el mismo año en que había comenzado a ejercer, fueron el pistoletazo de salida para una trayectoria en la abogacía que comenzó, según dice, "toreando miuras, y no vaquillas, que quizás habría sido lo más recomendable".
"Comencé con asuntos bastante truculentos que me hicieron madurar muy rápido, aunque también me llevé alguna cornada antes de tiempo. Detenciones y comparecencias de prisión provisional de altos cargos, consejeros, etc… Para mí fue un máster exprés en abogacía que no tuvo precio", dice Campaner.
Otro caso que llevó en aquellos primeros años fue el del 'abogado del diablo', apodo con el que se conoce al italiano Giovanni di Stefano, que, entre otros personajes, ha representado a un abogado del iraquí Saddam Hussein, al serbio Slobodan Milosevic, al asesino en serie británico Harold Shipman o al artista también británico Gary Glitter, condenado por pederastia.
Di Stefano tenía base en Londres y en la época de Tony Blair se le pidió la extradición al Reino Unido desde España para procesarlo por varias estafas. "Creímos que esta persecución tenía una motivación política debido a su defensa a ultranza de Sadam Hussein unos años antes. Fue una de mis primeras órdenes europeas de detención y entrega, y Giovanni quedó felizmente en libertad provisional", explica el abogado.
A partir de entonces, Campaner comenzó a viajar mucho más a Madrid, donde fue ampliando su cartera a grandes clientes nacionales e internacionales. De forma paralela, no dejaba de lado el Derecho Penal clásico.
"Son asuntos en los que lo pasas peor, pero te generan más adrenalina", asegura. Con todo, quienes le han tratado en Sala coinciden en que "tiene nervios de acero y sabe afrontar situaciones complicadas con aparente tranquilidad".
Todo menos robos
Pese a su fama de llevar casos complicados; causas perdidas que le ponen retos que no todo abogado aceptaría, Jaime Campaner también tiene sus límites. En los primeros meses de su andadura en las 'tres eses' del penal (sangre, sudor y semen), se encontró con un caso que le marcó. No fue ni un asesinato ni un caso de violencia sexual, sino un robo.
Entonces, Campaner defendía los intereses de un promotor bien posicionado. "Su testimonio fue tan bestia que entró en trance y, con el permiso del tribunal, me levanté para abrazarlo y que se calmara. Recuerdo que tiempo después, el presidente del tribunal, ya jubilado, me confesó que salvo alguna violación muy asquerosa, era el testimonio más impactante que había oído nunca", dice Campaner.
"A aquel hombre le siguieron hasta que entró en su garaje y allí le amordazaron, le torturaron para que abriera la caja fuerte y finalmente le robaron. Desde entonces no asumo, en general, robos como defensa y evito los parkings subterráneos", prosigue el abogado.
Entre la docencia y casos, como él dice, de "alto voltaje", Campaner logra compaginar sus actividades "filtrando mucho". "Me enfoco más en la calidad que en la cantidad y en casos que suponen siempre un reto y en los que empatizo con el cliente. Se sufre más, pero trato de ponerme en su lugar para sentir por lo que está pasando. Esos son los tipos de casos que me gustan", explica.
Muchos de ellos son para defender a famosos de presuntos delitos sexuales, como el último caso de Rafa Mir, a quien todo el mundo le daba ya por preso preventivo hasta que Campaner salió por la puerta del Juzgado y dijo que "el partido acaba de empezar".
Desde el caso de 'La Manada' en 2016, la aversión social, incluso hacia los letrados de los supuestos agresores, ha ido en aumento, lo cual no ha impedido al abogado balear seguir haciéndose con cuestiones de este tipo.
Campaner reconoce que sus clientes le llegan ya muy filtrados. Ha llevado temas sexuales de jugadores de La Liga o de la Premier, "personas a las que la sociedad no demoniza tanto, porque siempre van a tener sus detractores, pero también sus seguidores". "Es cierto que el hecho de que haya exministras que emitan juicios en Twitter [actual X] mientras se está decidiendo la prisión o libertad de mi cliente no ayuda y la presión puede ser el doble de grande. Pero no me siento incómodo porque no pierdo de vista que lo único que importa es lo que pasa en los juzgados; procuro que todo el ruido alrededor no me afecte", dice Campaner.
Rafa Mir
Sobre la estrategia que siguió para que Rafa Mir quedase en libertad, Campaner prefiere no pronunciarse por respeto a la investigación judicial, pero ha trascendido que se centró en proponer alternativas diferentes sobre lo sucedido al tribunal, con el ánimo de crear una duda razonable, y fue determinante una escena inédita en los juzgados: el abogado sacó de la americana, por sorpresa, el pasaporte de Rafa Mir, proponiendo él mismo su retención judicial.
En el poco tiempo que tiene entre sus clases y los casos de grandes clientes, Campaner aprovecha para dedicarse a su principal afición: el triatlón. "Es una disciplina que requiere entrenamientos con horarios rígidos, y da orden a todo el trabajo que tengo", asegura.
Casado y sin hijos, también le gusta viajar, algo que siempre termina compaginando, de forma inevitable, con el trabajo. El mallorquín es un amante de navegar y de la cocina de su tierra, pero también de la gastronomía nikkei. De hecho, desde su viaje a Perú en el caso al que le condujo su tesis doctoral, vuelve asiduamente al país andino, donde pasa desde hace 10 años la Nochevieja en casa de uno de sus mejores amigos.