Con más de una década de experiencia en el alquiler turístico y tras fundar dos empresas desde cero junto a su hermana, Chema González logró entrar en la lista Forbes de las personas más creativas de 2023. Con su empresa Alterhome, está en busca de franquiciados para gestionar apartamentos turísticos donde promete facturar un millón de euros y solo pone dos requisitos: ser buena persona y tener ambición.

Después de la venta de su primera empresa Alterkeys, Chema fundó Alterhome, su gran apuesta a futuro y con la que ya ha tenido varias subidas y bajadas. "Nuestra idea es convertirnos en la primera cadena de alquiler vacacional del mundo", asegura González a EL ESPAÑOL.

A diferencia de otras empresas de apartamentos turísticos como Airbnb, Alterhome opera las viviendas por cuenta propia a través de franquiciados que gestionan las viviendas bajo el liderazgo y la fórmula 'mágica' al éxito de Chema. "Tenemos un modelo tan probado que si haces lo que te decimos como te decimos, el éxito está garantizado y si no, te devolvemos el dinero que inviertas".

De la Banca a Alterkeys

Tras graduarse de Economía y Derecho, Chema cogió una mochila y viajó por el mundo pasando por continentes como América, Asia, Europa y Oceanía, donde tuvo un viaje de autoconocimiento: quería trabajar para sí mismo. Al principio empezó trabajando en la Banca en Londres donde "pagaban mucho".

Sin embargo, a pesar de que tuviese un salario alto trabajando como consultor en Santander y luego en RBS, Chema aspiraba a algo mayor bajo el sueño de trabajar para sí mismo. Por ello, junto a un amigo empezó a dedicar cada momento que tenía libre a planificar un negocio. "Yo tenía una casa en Londres pero todos los fines de semana me iba y la dejaba vacía, si le juntas los JJOO como contexto y los hoteles saturados, acabamos atando cabos", explica Chema.

El negocio era simple pero innovador, por aquel entonces en 2011: poner un negocio en el que aquellas personas que viajasen, alquilasen habitaciones a extraños durante un período de tiempo. "Sin tener ni idea, mi mejor amigo Joan Munich, mi hermana Patricia que es ingeniera informática y yo lanzamos Alterkeys", afirma el empresario.

Hoy en día la idea suena muy similar a Airbnb pero en aquellos tiempos, la compañía norteamericana apenas llevaba tres años de recorrido. "Airbnb nos copió una cosa: a día de hoy le cobra al dueño de la casa, pero hasta hace 8 años le cobraba el 12% al viajero y el 3% al dueño, Alterkeys cobraba el 15% al dueño desde el minuto uno porque entendía que es el que recibe el dinero. Siempre me gusta decir que Airbnb nos copió eso", defiende Chema.

No obstante, con el paso de los años, Airbnb iba creciendo y a Alterkeys pelear de tú a tú con la maquinaria de marketing norteamericana le resultaba imposible, por lo que en su lugar decidieron centrarse en mejorar su tecnología. "Creamos un sistema que permitía la reserva inmediata, algo completamente nuevo al clásico sistema de booking on request. Eso nos ayudó a conectar con agencias con millones de viajeros como Destinia o Amadeus", apunta el empresario.

Fue el triunfo de estos acuerdos lo que significó el éxito para Alterkeys. En poco tiempo empezó a facturar millones y llevó a que la empresa Room Mate comprase la compañía. Alterkeys pasó a llamarse Be Mate y su negocio se exportó a otras ciudades como Nueva York, Miami, Estambul o Florencia. "Patricia y yo teníamos un contrato de permanencia en Room Mate, pero una vez expiró, teníamos la vena de emprendedores y crear empresas de cero", asegura Chema. Y eso hicieron, otra vez.

Emprendedores en vena

Con la venta de Alterkeys y su posterior transformación en Be Mate, Chema se aventuró en busca de startups donde aportaba dinero, conocimiento y experiencia en proyectos que le interesaban. De hecho, entre esos proyectos se arrepiente de no haber invertido en Glovo. "En febrero de 2015 me presentaron a Sacha, uno de los fundadores y me ofreció participar, pero hablé con un colega que había intentado algo parecido y no le había ido bien así que lo rechacé. Lamentablemente perdí dinero. Pero son muy buenos chavales", rememora Chema entre risas.

A pesar de su interés por otros negocios, Chema y su hermana acabaron volviendo al ámbito en el que habían triunfado: los apartamentos turísticos. "Vimos de cerca que cómo se hacía y estaba muy poco profesionalizado, se le daba mala experiencia al viajero a nivel general y no había estandarización". Así que con su nuevo negocio se les ocurrió la solución a esos problemas: gestionar ellos mismos las viviendas vacacionales. En 2017 nacía Alterhome.

"Con otras startups habíamos levantado nueve millones de euros pero no me gustó la experiencia y no me sentí identificado con ese modelo, así que con Alterhome arriesgamos todo nuestro dinero. Sin ninguna inversión ni banco detrás", recuerda el empresario. A diferencia de la ya difunta Alterkeys, Alterhome funcionaba tomando las viviendas y asegurándose de brindar una "buena experiencia" a los viajeros mientras que los dueños de las casas recibían ya sea un porcentaje o una renta fija todos los meses.

Para que un piso esté bajo la gestión de Alterhome tiene que cumplir varios requisitos que incluyen estar ubicados en sitios concretos para los viajeros, que esté bien cuidado y cuente con servicios como escritorios, cafeteras…y "por supuesto que cumpla con la regulación de cada ciudad". Una vez la compañía de Chema analiza la vivienda, se le ofrece al dueño dos opciones: un leasing en el que pagan lo que valga la vivienda en alquiler con la garantía de que va a estar cuidada o que el dueño se quede con el porcentaje de lo que se genere bajo la gestión de Alterhome, que puede llegar a ser un porcentaje de 20% más de lo que generase con un alquiler regular.

Alterhome continuó creciendo con un incremento de su negocio de un 300% hasta 2020. "En febrero de ese año firmamos un contrato para operar en Egipto, Panamá y México, pero en marzo se fue todo a pique", señala Chema. En marzo de ese año estalla la pandemia de la COVID-19 y con el confinamiento, Alterhome se queda sin clientes. "Cuando cierran todo, tienes que seguir pagando a los dueños con una renta fija y no ingresas nada. Pagábamos al mes cientos de miles de euros sin recibir un duro". Alterhome pasó de tener una economía en expansión a la quiebra total. "La pandemia nos enseñó a reflexionar y decidir: matamos el negocio o seguimos pero ya que seguimos, ¿por qué no rediseñar la casa de nuevo?", afirma Chema.

Renacimiento

Patricia y Chema lograron superar la pandemia y con la desescalada, decidieron continuar con su negocio porque lo veían como "el futuro". Solo que decidieron cambiar el modelo de negocio que tenían y renacer de sus cenizas.

Chema González, emprendedor. Cedida

"Nos dimos cuenta que cuanto más crecíamos, más dinero y tecnología tienes pero se empeoraba la relación con el propietario porque ya no lo hacía yo sino el compañero de un compañero. Ya no podíamos revisar que el viajero tuviese una buena experiencia", asegura Chema. Por eso, en su lugar, decidieron expandir su negocio a través de franquicias.

Chema descubrió que en las ciudades había pequeñas empresas que gestionaban 10 o 15 viviendas pero no eran tan eficientes ni buscaban la máxima rentabilidad como buscaba Alterhome. "Eran malos en lo que Alterhome era bueno, pero eran buenos en lo que Alterhome por el tamaño que tenía éramos malos, en darle ese cariño al propietario y asegurarse que la vivienda estuviese en condiciones".

De esa manera, en lugar de ir ciudad por ciudad con su propio equipo, Alterhome entra en contacto con socios locales que quieran tener su propio negocio de renta vacacional bajo la firma de la compañía. "Él opera esa ciudad y Alterhome le da la tecnología, la marca, los viajeros y le quita el trabajo de soporte para que haga solo la parte operativa".

Así nació su solución basada en su fórmula que Chema describe como "infalible" en su programa llamado Vacation Rental Speedy System. A través de este, se les permite asociarse con un emprendedor local, una persona que no tiene que tener ningún tipo de experiencia previa ni vivienda en su propiedad, y Alterhome le enseña el camino para que en muy poco tiempo empiece a facturar un millón de euros. "Hemos creado la fórmula para poder recrearlo en muchas ciudades, ya estamos en 15 en España, en Belice y tenemos una apuesta grande en México, Colombia y Estados Unidos", afirma Chema.

Para convertirse en un franquiciado de Alterhome, Chema no pide que tenga experiencia en el sector ni contar con viviendas en su poder, pone únicamente dos requisitos: que sea buena persona y que tenga hambre de crecer. "Tenemos un coeficiente de idoneidad que medimos más de 100 parámetros para analizar que ese socio local sea el socio idóneo", apunta Chema. "No nos importa que no tenga conocimientos porque eso se lo damos nosotros. Tiene que tener ganas de progresar en su vida. Si tiene esas dos cosas progresamos con ellos. Es fácil decirlo pero complicado de cumplir".

Más de cuatro años después desde que estalló la pandemia, Chema mira atrás y aunque asegura que le fue mal, está agradecido por el momento que tuvo para replantearse cosas y ya que a día de hoy tienen un negocio "mucho más sano, mejor y con más potencial". De hecho, con el tiempo Alterhome ha conseguido la atención de inversoras norteamericanas que ven futuro en su negocio. "Si tuviese que dar un consejo a los jóvenes es que tengan muy buenos mentores, que se rodeen de gente que sabe lo que les va a pasar a ellos porque les va a ahorrar mucho tiempo, dinero y llegarán más lejos", señala Chema.