"Los jóvenes no quieren trabajar". Todas las generaciones, en algún momento, han escuchado esta frase pero la verdadera pregunta que debemos hacernos es: ¿no quieren trabajar o no pueden trabajar? Y es que no es lo mismo entrar en el mercado laboral en pleno crecimiento económico que en medio de una crisis. A pesar de que el paro en la Unión Europea ha alcanzado el mínimo histórico este agosto (5,9%), España sigue siendo el país europeo con la tasa más elevada de paro juvenil (11,3%).
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), España cerró 2023 con una tasa de paro juvenil del 28,36%. Esto quiere decir que casi medio millón de jóvenes entre 16 y 24 años que forman parte de la población activa no consiguen empleo.
Estos datos han sido suficientes para llamar la atención de una periodista de 23 años, que sin mucha experencia laboral, ha decidido lanzarse a comprobar si realmente los jóvenes no quieren trabajar o si actualmente, tal y como está el mercado, no es posible encontrar un trabajo.
Búsqueda de ofertas
Es martes por la tarde y lo primero que hago es pensar en que no tengo mucha experiencia laboral. Reviso mi currículum, que no he tocado desde hace casi un año, y veo que mis dos únicas experiencias laborales se resumen en: tres días trabajando como camarera en un festival de música y los meses que llevo trabajando como periodista para EL ESPAÑOL. No es la primera vez que intento buscar trabajo, y aún teniendo ahora más experiencia que por aquel entonces, no tengo muchas expectativas.
Me pongo manos a la obra y lo primero que hago es entrar en Linkedin para buscar ofertas relacionadas con el periodismo o con la comunicación audiovisual. Solicito en todos los trabajos que encuentro de cualquier empresa sin importar la cantidad de años de experiencia que piden. Una vez termino de seleccionar todos los empleos que veo del sector periodístico comienzo con los trabajos que no requieren estudios superiores y poca o ninguna experiencia.
Lo primero que se me ocurre es buscar trabajo en una famosa multinacional de ropa de España. Ya lo hice en su momento en un intento de sacarme un dinero extra los fines de semana mientras estudiaba la carrera, así que recuerdo que se hacía todo desde una única página web. Solicito empleo de dependienta en todas las tiendas de ropa que hay en Madrid a tiempo completo, pensando que así aumentarán las posibilidades de que contacten conmigo.
Sigo pensando en donde podría trabajar como dependienta y solicito las ofertas que encuentro en tiendas deportivas, grandes almacenes, librerías, supermercados, tanto de cajera como de reponedora... Todo lo que se me ocurre. Siguiente paso, hostelería. Lo primero que se me viene a la mente son los restaurantes de comida rápida, no suelen pedir experiencia y muchos de sus empleados son jóvenes estudiantes, cuadra con mi perfil. Solicito en tantos puestos que pierdo la cuenta con la esperanza de que me llamen para alguno.
Y por último decido consultar los trabajos que ofrecen en Adecco. Me postulo para un par de trabajos como dependienta, otros dos como azafata comercial, e incluso uno de acompañante en rutas escolares, básicamente los que encontré sin experiencia como requisito. Una vez finalizada mi búsqueda me toca esperar.
Las respuestas
Empieza lo que me temía, rechazo tras rechazo. Tan solo dos días han pasado y ya he empezado a recibir correos informándome que no he sido seleccionada. "Antes que nada, muchas gracias por tu interés en trabajar con nosotros". Desde que veía que el correo comenzaba con esta frase ya sabía cómo iba a continuar: "Tras evaluar tu candidatura, hemos decido que tu perfil no se ajusta a las necesidades definidas". Y así, correo tras correo, día tras día.
Hasta que por fin recibo una respuesta. Unos grandes almacenes me envían un correo diciéndome que están interesados en conocerme personalmente en una sesión informativa para explicarme su oferta laboral y adecuarla a mis competencias y disponibilidad. Aunque solo sea una reunión explicativa, no puedo evitar hacerme ilusiones de que tengo posibilidades de encontrar trabajo.
Llega el día e intento vestirme lo más formal posible en un intento de causar buena impresión. La hora de la cita es a las 11:45 de la mañana, pero llego al lugar donde me han concertado para la sesión informativa con tiempo, nunca me ha gustado la impuntualidad. La sala está llena de hombres y mujeres de todas las edades, aproximadamente unas 50 personas. Algunos vienen acompañados y otros solos con la esperanza de encontrar un puesto de trabajo el día de hoy. Pasada la hora de la cita nos hacen entrar en una sala que se llena por completo.
Durante la hora que dura la sesión nos ponen un vídeo mostrando los diferentes puestos de trabajo que ofrecen los almacenes y los requisitos que se necesitan para trabajar en cada uno de ellos. Rellenamos un formulario con nuestros datos, experiencia laboral y en que puestos nos gustaría trabajar y además, realizamos un test psicotécnico. Tras llenar todo, uno por uno fuimos entregando los papeles a una mujer especificando nuestra disponibilidad una vez más.
Mientras escribo este reportaje ha pasado ya una semana de aquella sesión informativa y más de dos semanas desde que comencé a buscar trabajo. Evidentemente, la época influye a la hora de conseguir un puesto, en verano o durante la campaña de Navidad es más sencillo conseguirlo, aunque sea un contrato temporal debido a la alta demanda en ventas, sin embargo, mi balance final se resume en: cero llamadas, cero entrevistas y por ende, cero oportunidades laborales.