Hace un año, la vida de Li-Tal Maya estaba llena de proyectos. Con 27 años, la joven israelí trabajaba en una agencia de viajes y soñaba con seguir estudiando idiomas, entre ellos el español, que había aprendido durante sus viajes por América Latina. El 7 de octubre de 2023, se encontraba a solo tres kilómetros del festival Supernova, disfrutando de una fiesta al aire libre con otros líderes de la comunidad de Midburn, la versión israelí del famoso Burning Man. Habían ido a “conocerse” y a “ver el terreno”. Lo que debía ser una jornada de convivencia y diversión se convirtió en una masacre, donde 1.200 personas fueron asesinadas por terroristas de Hamás, en uno de los días más crueles que ha vivido Israel desde 1945. 

Esas diez horas que estuvo esperando la muerte han transformado su vida. Los viajes ya no son por placer, tiene alteraciones en el sueño y no puede escuchar el sonido de los fuegos artificiales, uno de sus favoritos, porque le recuerda al de los misiles. Tampoco ha vuelto a trabajar desde entonces.

Ha decidido regresar al lugar de los hechos con su grupo, aunque falta una amiga que murió mientras intentaba huir de los terroristas.

La joven atiende por teléfono al pódcast En la Sabana cuando se cumple un año de un día que querría borrar de su recuerdo para siempre.

¿Cómo te sientes hoy, un año después de la masacre?

Buenos días. Estoy sobreviviendo. Vamos a decirlo así.

¿Dónde estabas el 7 de octubre de 2023?

Estaba a tres kilómetros del Supernova. En otro evento de una comunidad llamada Burning Man. Se trata de Midburn, un festival de arte y creatividad en el desierto. Allí estuvimos como 120 personas. Los líderes habíamos llegado para ver el terreno, para conocer el lugar un poco y también para conocernos entre nosotros.

"Vi los primeros misiles y a tres terroristas que llegaron del cielo. Escuché también las armas automáticas. No sabíamos qué hacer"

¿En qué momento empezáis a notar la presencia de los terroristas?

Yo estuve despierta toda la noche. Lo vi todo desde el primer momento. Vi los primeros misiles y vi a los terroristas que llegaron del cielo. No sé cómo decirlo en español. Eran tres. Fui la primera persona en mi grupo que escuchó también las armas automáticas. Entonces todos se despertaron por los ruidos del ¡boom! Nosotros no sabíamos qué hacer. Porque realmente cuando hay misiles en Israel las órdenes son que no debes de salir del lugar en el que estás. Debes quedarte y protegerte la cabeza. Hay que acostarse en el suelo. Realmente no teníamos mucha información. Entonces decidimos quedarnos allá. Dos personas del grupo decidieron que no querían quedarse y por eso perdí a una de mis nueve amigos. 

¿A tu amiga la mataron porque intentó escapar?

Sí. Imagínate. Ella era la única que se movió. Tuvimos a más amigos a los que dispararon, pero gracias a Dios todavía están con nosotros.

¿Cuántas horas transcurrieron hasta que fueron a rescataros? ¿Cuánto tiempo pasó?

¡Uf! Estuve allá en el sur de Israel diez horas escuchando todos los misiles, todas las armas. Son sonidos que nunca voy a poder olvidar. No puedo sacar de mi oído ni de mi mente los sonidos de las armas. Estuvimos allá en el terreno abierto, como cuatro horas más o menos. Después, pasó algo, tres carros de terroristas intentaron entrar a nuestro terreno. Entonces nos dimos cuenta de que la situación era más grave de lo que pensábamos. A la media hora vimos a miles de personas del festival Supernova que llegaron caminando hasta donde estábamos. Entonces la clave fue Patish…

¿Qué es Patish?

Es el pueblo, la aldea situada al sur del desierto. Una comunidad agrícola cooperativa. Ellos salvaron a mucha gente de Supernova. 15 jóvenes de Supernova; estuvieron con ellos y nosotros eran la estampa de lo que está pasando en Israel. Porque realmente hasta que ellos llegaron, nosotros no sabíamos de la gravedad de la situación. Después nos movimos a las casas que hay en esta granja. Nos quedamos allí hasta las 16:30 de la tarde.

 ¿Pudiste llamar a tu familia para tranquilizarlos, para decirles que estabas viva?

La mayoría del día. Estuve hablando con ellos cada diez, quince minutos hasta que mi cuerpo decidió que era mucho. Me desmayé durante cuatro horas. Ellos me cuidaron sin ninguna posibilidad de llamar al doctor o llamar a alguien porque nadie podría haber llegado para hacer algo.

Me decías que ibas a ver a tus amigos y a los que te cuidaron un año después…

Sí, realmente hoy estamos en la misma granja. Nunca había vuelto hasta hoy. No pude regresar. Este camino va a ser muy largo. Estuve 7 meses fuera de Israel. Me escapé a Suramérica porque ya no podía más con la guerra. Soy postraumática desde el 7 de octubre. Sí. Eh, yo pensé que podría moverme a otro país. Pero realmente me enteré de que era solamente un escape. Sé que necesito estar aquí. 

Lital-Maya en el desierto. Cedida

¿Cómo ha cambiado tu vida en este año? Antes de empezar la entrevista me comentabas que no has podido volver a dormir bien. ¿Tienes alteraciones en el sueño?

Ahora tengo pesadillas. Hace seis meses eran cada día. Tomo drogas que me da el doctor

Te refieres a pastillas, medicinas…

Sí, pastillas. Pero del psiquiatra. Es muy difícil para mí dormir en la noche. Yo casi no salgo cuando baja el sol. Tengo miedo. Realmente tengo miedo en general. Eh, que alguien me vaya a atacar. Cuando hay fuegos artificiales, algo que yo disfrutaba, pero ahora no puedo disfrutarlos más.

Qué bien hablas español. ¿Dónde lo aprendiste?

Gracias. Me encanta el español. Me encanta hablar idiomas. Por eso lo aprendí. Estuve viajando por toda Latinoamérica y Centroamérica, no sé, durante unos cuatro años.

¿Te dedicas profesionalmente a los viajes?

Sí. Tenía una agencia de viajes. Ahora no trabajo realmente. Desde el ataque, no pude regresar. Yo no funciono igual. Y necesito llegar a España. He estado solamente en Madrid. No es suficiente. Necesito arreglar todo.

Cuando vengas a Madrid, acuérdate de nosotros. Y será un placer sentarse a tomar un café contigo...

Me encantaría, de verdad.