David G. Maciejewski Sara Fernández

Los animales forman parte indispensable de las rutinas de cuartel en las instalaciones de la Guardia Real. La Sección Hipomóvil de la Batería Real que tira de los cañones Schneider que disparan las salvas durante los actos oficiales; la Sección de Guías y Perros con cánidos de defensa, ataque y rastreo dedicados a la detección de drogas y explosivos; o incluso el Escuadrón de Escolta Real que realiza las escoltas solemnes a caballo en el Palacio de Zarzuela: todas ellas están conformadas por decenas de animales que, día tras día, se entrenan junto a los militares. Y la capitán Maite Álvarez Fabián es una de las personas que vela por su salud y buen cuidado.

Esta veterinaria militar forma parte de los cuatro oficiales que componen el Servicio de Veterinaria, una sección dedicada íntegramente al cuidado animal y enmarcada en el Grupo de Escoltas del cuerpo. Sus cuadras y salas de rehabilitación y operaciones se sitúan en el cuartel 'La Reina' de Fuencarral-El Pardo, y las instalaciones del complejo acogen a 180 caballos y 49 perros. Todos los días, estos son utilizados para hacer ejercicios, entrenamientos o, simplemente, para llevar a cabo las rutinas de Palacio bajo las órdenes del Cuarto Militar de la Casa del Rey.

Junto a la capitán Álvarez hay un comandante, otro capitán y un teniente. Ellos forman el cuarteto de oficiales veterinarios del Servicio. Les acompañan 4 suboficiales –un brigada y tres sargentos primeros– y otros tres cabos y tres soldados. "Los suboficiales y la tropa son auxiliares veterinarios que, semanalmente, dan apoyo a quien esté de guardia. Hay 14 personas en total, y todos dependemos del Grupo de Escoltas. Somos los únicos que tenemos perros y caballos dentro de la Guardia Real".

Un auxiliar del Servicio de Veterinaria de la Guardia Real con uno de los caballos del cuerpo militar. Sara Fernández E. E.

Una jinete de la Batería Real de la Guardia Real sobre caballos hispano-bretones. Sara Fernández E. E.

Al Grupo de Escoltas también pertenecen otras secciones ya entrevistadas por EL ESPAÑOL, como la Compañía de Alabarderos en la que opera el guardia real Marcos Valenciano, la sección de motos de la que es jefe de taller el brigada David Cordobés, o el teniente Jorge Mesa, encargado de reparar las entrañas de los Rolls Royce que conducen al Rey en el Día de las Fuerzas Armadas o el 12 de octubre. Los 1.600 militares que escoltan y rinden honores a la Casa Real están coordinados por el coronel Pablo Mateo y Álvarez de Toledo, máximo mando del cuerpo y custodio de la seguridad del monarca.

La capitán Álvarez lleva cinco años destinada en esta sección. Tras estudiar Veterinaria y pasar por la Academia de suboficiales, acabó trabajando en Ceuta antes de ser elegida por libre designación en su actual unidad. En su día a día, lleva a cabo inspecciones bromatológicas –la ciencia que estudia los alimentos– en todas las cantinas y comedores, hace el control de plagas e inspecciones de legionela en las aguas. "Aunque los caballos es lo que más trabajo nos da. Tenemos unos doscientos cincuenta animales entre equinos y perros, y hacemos la clínica y la cirugía de ambos".

Tras la veterinaria militar, que viste el uniforme de guardia real, hay un hermoso corcel gris que relincha y refunfuña. "¡Dale chuches para que se entretenga!", pide la capitán a uno de sus auxiliares mientras el joven pasa una máquina de radiofrecuencia por uno de sus costados. "Este caballo sufrió una lesión por estar demasiado tiempo de pie, atado en el box. Tiene una cojera en la mano derecha y un pequeño bultito a nivel de la escápula. Vimos en una ecografía que tenía algunas roturas de fibras musculares. Este aparato emite frecuencias que hacen que la sangre bombee mejor a esas fibras y la cicatrización sea más rápida. Es como el Indiba, pero para animales".

La dedicación de la capitán Maite Álvarez y su equipo ha convertido los animales de la Guardia Real en una de sus puntas de lanza. En 'La Reina', asegura, los perros y caballos están cuidados mejor que en ningún otro lado. Mejor, incluso, que de forma asilvestrada. "Piensa que cada oficial está de guardia una semana, las 24 horas, así que si pasa cualquier cosa venimos corriendo. Un cólico, por ejemplo, que es un dolor abdominal agudo que no se sabe de dónde viene pero que, en el 90% de los casos, es del aparato digestivo. Lo tratamos, hacemos las pruebas necesarias durante las horas requeridas, siempre hasta que solucionamos el problema". La disciplina militar aplicada a la salud.

PREGUNTA.– ¿Cuáles son los principales problemas que afectan a los caballos de la Guardia Real?

RESPUESTA.– Las cojeras y los cascos. No dejan de ser animales de trabajo. Aquí tenemos varios herradores, que son una suerte de podólogos de caballos. Un herraje no es sólo poner una herradura; también hay un trabajo previo con radiografías y ecografías para ver si hay daños a nivel de los tendones o en su parte ósea. Los caballos suelen tener artrosis, porque trabajan más en el asfalto que en la pista, por lo que están predispuestos a otros daños. Después, cuando hablamos de caballos que tienen algún tipo de hernia o malos comportamientos, también hacemos castraciones.

P.– ¿Cuál es la vida útil de los animales aquí? ¿Y qué pasa cuando llega a su fin?

R.– Los perros alrededor de ocho años, aunque no hay nada escrito. Salvo que tengan alguna patología que les impida trabajar. Con los caballos no es igual, porque no tienen una vida útil. Se les da de baja si tienen algún fallo. Ninguno de ellos es nuestro, sino que pertenecen a Cría Caballar [Servicio de Cría Caballar de las Fuerzas Armadas]

. Si se les quiere jubilar una unidad debe solicitarlo, decir que el caballo no sirve; si vemos que es algo médico o veterinario, elaboramos un informe asegurando que este animal no puede seguir operando por esto o aquellos. Los enviamos de vuelta a Caballar y ellos lo subastan en una subasta pública cerrada, aunque siempre se informa de las patologías que puedan tener.

La capitán Maite Álvarez durante la entrevista con EL ESPAÑOL. Sara Fernández E. E.

Dos caballos hispano-bretones de la Batería Real exhibidos durante la entrevista con EL ESPAÑOL. Sara Fernández E. E.

Además del Servicio de Veterinaria, el Grupo de Escoltas también acoge al Núcleo de Enseñanza Ecuestre (NEE), que es la que proporciona la enseñanza básica del jinete para que este desempeñe los cometidos específicos de las unidades a caballo. Entre estas unidades se encuentra el Escuadrón de Escolta Real, que proporciona las escoltas solemnes a caballo y participa en la protección de las instalaciones del Palacio de la Zarzuela, y cuyos caballos son siempre pura raza española con capas negras, castañas y tordas. Este escuadrón está constituido por la Escuadra de Batidores, la Banda de Clarines y Timbales, una Sección de Coraceros y dos de Lanceros.

La Batería Real, otra de las unidades del Grupo de Escoltas, también cuenta con caballos. Concretamente, su Sección Hipomóvil, entre cuyas señas de identidad se encuentran los cañones Schneider 75/28 de 1906, fabricados en Trubia y Sevilla, y unos carrillos tirados por caballos hispano-bretones de capa castaña y negra. También se compone de una Sección de Salvas que cuenta con Obuses del 105/14 mm, que son las que disparan las salvas de ordenanza, y que participa en el sistema de seguridad del Palacio de Zarzuela.

Todos los animales que forman estas unidades requieren de grandes cuidados y mantenimiento por parte de los veterinarios de la Guardia Real. Además, como explica la capitán Maite Álvarez, cada jinete tiene su caballo asignado, por lo que el vínculo entre los animales y los guardias reales acaba siendo muy estrecho. Para ella, trabajar en este cuartel es "el sueño del veterinario militar", porque le permite trabajar como el resto de especialistas en este área de España pero con "la suerte de tener todos los caballos y perros a mi cargo y de hacer clínica, cirugía y contar con muchísimos más medios".