El 9 de julio de 2019 apareció a 150 metros de la cosata de Santa Eulalia (Ibiza) el cadáver de una mujer. Su edad, estiman los investigadores, estaba entre 25 y 30 años en el momento de la muerte; su pelo era castaño y sus ojos azules; medía 1.60 metros y no tenía cicatrices ni tatuajes. ¿Su nombre? Desconocido aún a día de hoy, cinco años después. ¿Qué pasó? Todo es una incógnita.
Lo único que se conoce de esta mujer es que apareció en la fecha indicada en el lugar relatado. Se cree que el día que murió estaba trabajando en un barco para clientes adinerados de Oriente Medio. Se intuye que llegó al barco con una camiseta negra, pero apareció con un bañador de dos piezas negro con un patrón de paisley blanco.
Según la Unidad de Homicidios de la Policía Nacional, todo lo que se conoce de ella es que era "introvertida". La mujer era prostituida en la zona de Ushuaia habitualmente y a veces le acompañaba un travesti rubio que hacía lo propio en la zona. Ella era, presumiblemente, de nacionalidad rumana pero de origen húngaro.
Este caso es el que cierra una lista de siete muertes de mujeres desconocidas en España dada a conocer por la Interpol. La idea es que la difusión de estos casos pueda ofrecer clarividencia sobre algunos de ellos. No hay nombres, solo etiquetas con lo ocurrido y algunos rostros. La lista completa de casos europeos alcanza las 49.
La mujer que no estaba sola
Premiá del Mar (Barcelona), enero de 1999. Una mujer sube a una habitación de un hotel con un hombre blanco que hablaba francés e inglés. De él, nunca más se supo nada. A ella se le encontró muerta en la habitación el 27 de enero, con las manos atadas y signos de violencia que le habían causado lesiones incompatibles con la vida.
¿Nombre? No existe. ¿Qué ocurrió? Nadie sabe. Solo algunos testigos aseguraron que la pareja podía venir de Ginebra o Suiza, quizás de un pueblo que llevara ville en su nombre.
Ella tenía entre 23 y 25 años en el momento de la muerte. Es decir, había nacido en torno a 1975. Su descripción física coincide con de una europea: 170 centímetros de altura, color de pelo marrón claro y ojos azules. Apareció sin ropa ni joyas. Las únicas marcas que tenía su cuerpo además de las que le causaron la muerte eran las perforaciones de las orejas.
La del Monte Artxanda
El 6 de febrero de 2009 se descubrió su cadáver en el Monte Artxanda (Bilbao). La mujer habría perdido la vida unos días antes, en torno al 3 de aquel mismo mes. Tenía el pelo corto y una edad entre los 30 y 40 años, medía 1.66 m. y no se le conoce el color de ojos.
Se cree que su muerte se produjo por intoxicación. Iba vestida con una chaqueta azul, una negra de la marca LR, suér carmesí oscuro, camiseta negra, pantalones negros y unas Martens de ese mismo color.
También portaba una mochila azul. Dentro de ella había licor de almendras Barbero Amaretto, botellas de refresco, un pañuelo, clínex de marca Carrrefour y un bálsamo labial de la marca Labello.
En este caso, la descripción es mucho más concreta: tenía juanetes en el pie derecho y empastes de amalgama de plata. Además, se cree muy probable que fuera de Europa Central. A pesar de todo, se desconocen más detalles de lo que le ocurrió. La encontraron unos senderistas en un sendero forestal.
El anillo del búho
El 28 de marco de 2007, el cuerpo de una mujer fue hallado en el kilómetro 2 de la M-127, a la altura de El Berrueco (Madrid). El cadaver no presentaba signos de violencia y apareció cubierto por una sábana. Dentro de su cuerpo tenía seis cápsulas de látex, una de ellas completamente rota.
La Policía cree que se trataba de una mula que transportaba drogas. Según Europol, sus rasgos físicos eran sudamericanos y se supone que llegó a España poco antes de su muerte. Medía 1.60 m. su tono de piel era marrón, ojos marrón oscuro, pelo teñido de rubio y de edad comprendida entre los 25 y los 40 años.
El cadáver no tenía marca alguna, pero la mujer estaba vestida. Llevaba un top blanco sin mangas y unos vaqueros azules. Además, tenía unas botas de cuero negras hasta la rodilla y una chaqueta de terciolpelo negro.
Lo más característico quizás era la joyería que portaba: un anillo plateado en forma de búho, un broche redondo y una pulsera de oro.
La mujer en el camino
Es uno de los más misteriosos. El cuerpo de esta mujer apareció en el arcén de una carretera rural de Malgrat de Mar el 3 de noviembre de 2003. Tenía signos de violencia por el cuerpo y la cara y el cadáver fue encontrado unas doce horas después de su muerte.
Se desconoce el origen de la mujer, de piel blanca, pelo negro, ojos marrones, unos 160 centímetros de altura y entre 25 y 30 años en el momento de la muerte.
Apareció completamente vestida, con unos vaqueros azules. Lo más identificativo era un tatuaje del símbolo Om (tres curvas, un semicírculo y un punto) en el dorso de su mano derecha.
Además, llevaba pulseras de metal en las manos y de hilo en los pies y los dedos de las extremidades inferiores. Eso hace pensar que se trata de una mujer de origen bengalí.
La del cobertizo
Una mujer apareció colgada en el cobertizo de una granja ubicada en el barrio Olivars de Sant Julià de Ramis (Girona). Corría la tarde del sábado 4 de agosto de 2018, cuando los tres habitantes del lugar encontraron a esta persona desconocida. No tenían ningún dato acerca de ella. Tampoco había más testigos.
Su descripción física hizo creer a los investigadores que podía ser de Polonia, Alemania o Países Bajos, pero las consultas en estos países no dieron resultados. La mujer tenía entre 25 y 35 años, medía 1.61 metros, tono de piel blanco, pelo rubio y ojos de color marrón claro.
La mujer llevaba tatuada la palabra "éxito" en hebreo en el antebrazo. En el momento del descubrimiento del cadáver iba completamente vestida.
La mujer de rosa
Por último, la única de las mujeres que no tiene cara: la mujer de rosa. El 3 de julio de 2005, el cuerop de una mujer fue encontrado a la altura del kilómetro 84 en la carretera Vila en la ciudad de Viladecans (Barcelona).
No hay más datos sobre el caso. Hacía menos de 24 hora que la mujer había perdido la vida cuando la encontraron y la causa de la muerte era difusa.
Fue encontrada vestida con un conjunto completamente rosa: sandalias, top y pantalón. Tenía un pequeño lunar en el abdomen y llevaba pendiense y pulsera de oro.
Se trataba de una mujer de entre 20 y 25 años, 1.60 metros de altura, tono de piel claro, cabello ondulado y color cobre teñido y ojos de color azul.