José María Gutiérrez suspira. "Mejor habla con mi mujer. Ella fue la que estuvo todo el tiempo con mi niña. A mí... a mí me dejaron verla solo a ratitos". Y su mujer, Estefanía, dice que aquel día de hace dos años salieron corriendo de su casa con su hija María del Mar para llevarla a las urgencias de un centro de salud de Chiclana de la Frontera (Cádiz). "Y se me olvidó el móvil". En las horas que siguieron lo echó en falta, sobre todo para llamar a su hermana, que es enfermera. Junto a su hermana, hicieron fuerza para evitar que María del Mar saliera de las urgencias del hospital de Puerto Real tras darle el alta con un diagnóstico de otitis externa, y presionaron para que le hicieran un TAC. Lo que tenía la joven era una trombosis y un derrame cerebral que le costó la vida

Fue el 18 de septiembre  de 2022. A las 6,20 de la mañana llegaron al centro de salud. La joven tenía síntomas de vértigo y pérdida de conocimiento, con relajación de esfínteres, además de incapacidad para andar. También presentaba una respuesta verbal anormal y otalgia derecha, cuyo dolor reflejaba en la mandíbula, que presentó en casa aquella misma madrugada.

"Ya el médico de urgencias en el centro de salud, al hacerle la exploración neurológica, vio algo anormal. La niña no se expresaba, no podía levantar los brazos, lloraba... Ahí se produjo el primer fallo: nos dijo que no podía tratarla ni explorarla mejor con los medios que tenía, y que nos fuéramos al hospital de Puerto Real... por nuestros propios medios. No le puso una ambulancia". 

A las 6,56 horas llegan al Hospital de Puerto Real. A la niña, en la puerta de Urgencias, la sacan del asiento trasero Fernando y Estefanía como pueden, porque estaba echada y semiinconsciente. "Era un peso muerto". No hubo camilla. La sentaron en una silla de ruedas y es atendida por "vértigo y otalgia". Fue atendida por dos facultativas del Servicio de Urgencias "que aparentemente no tenían mucha experiencia", afirma el abogado José Luis Ortiz, que representa a la familia Gutiérrez en la reclamación patrimonial previa a la demanda judicial. Estefanía, a estas alturas, no se anda con medias tintas. "Eran dos MIR. El médico adjunto por allí no apareció en ningún momento. Estaría durmiendo". 

En la silla de ruedas, María del Mar vuelve a orinarse encima; le sacan sangre y solicitan una recogida de muestras de orina "que nunca llegó a realizarse". Posteriormente la trasladan a una camilla en la sala de vulnerables, donde no se la monitoriza. En aquella sala, la joven vuelve a hacerse pis encima.

"La niña cada vez estaba peor. Yo pienso que creyeron que mi hija estaba fingiendo, cuando los síntomas, según me han dicho, eran de libro: no controlaba los esfínteres, tenía convulsiones, sudoración, pérdida del habla, incapaz de mantenerse en pie, periodos de baja consciencia...". ¿Las convulsiones? "Decían que no eran convulsiones, que es que la niña estaba tiritando". 

"¿Tu hija no habla, o es así?"

Estefanía hace un inciso para hablar de sentimientos. "Es doloroso perder a una hija. Pero más doloroso es perderla así; perderla por el abandono que sufrió. No tuvo oportunidad de vivir. Con 18 años no tuvo oportunidad de vivir, porque no se la dieron. Recuerdo con mucha rabia cómo la médico me preguntó '¿Tu hija no habla o es que es así?', y yo responderle que sí, que hablaba, pero que no podía, que estaba muy mal. También otra otorrino jovencita, que le miró el oído, le dijo a mi hija, como regañándola: 'Mar, tienes que hablar, porque si no, no sabemos qué te pasa'". El diagnóstico del alta es otitis externa en el oído derecho. Le prescriben tratamiento ambulatorio y para casa: gotas para la otitis y pastillas para el mareo

También cuenta Estefanía con rabia que en el sistema Diraya, el soporte de la historia clínica electrónica donde figura digitalmente la documental de aquel día, el alta hospitalaria ha desaparecido.

Pero el alta, en papel, se lo dieron en mano a ella."La información no aparece, pero la tengo yo. El juez ordenará ver quién lo borró, porque eso deja huella en el sistema. Me calculo que la médico que metió la pata, se murió de miedo y lo borró del sistema". 

Pese al alta domiciliaria y ante los síntomas que presentaba, la familia se negó en redondo a salir de Urgencias. "Nadie le retiró la vía. Ellos nos miraban. Para bajarla de la camilla, empezamos a hacerlo nosotros. Nos dijeron que iban a llamar a los celadores. Hubo allí una falta de sensibilidad, de calidad humana..."

Debido a que se niegan a irse sin más pruebas diagnósticas, la volvieron a revisar de nuevo en Urgencias. Se solicita una interconsulta a Radiología "que no consideró necesario realizar TAC craneal y la valora una médico otorrino. Evaluada de nuevo en Urgencias, se anotó que presentaba cefaleas de 3 días en región temporal derecha y otalgia, además de una pérdida de conocimiento con relajación de esfínteres.

A las 15,40 horas se solicitó una analítica. La extracción se la hacen a las 18,20 horas y los resultados llegan a los 20 minutos. En su historial se anota que ha tenido una crisis parcial y un deterioro progresivo de nivel de conciencia durante su estancia en urgencias. Cuando cambia el turno, el médico que entra de guardia evalúa toda la información y rápidamente considera que María del Mar no sufría escalofríos, sino que tenía convulsiones. 

Pidiendo un TAC

Cuando llegó la tía de María del Mar, comienza a demandar que le hagan un TAC craneal. Solo entonces, y tras mucho insistir, se la traslada a Radiología donde le realizan una primera prueba sin contraste y, posteriormente, con contraste.

El segundo TAC arrojó los resultados: trombosis de senos venosos, edema, áreas infartadas en el hemisferio cerebral derecho, colapso parcial de ventrículo lateral ipsilateral, y hemorragia en el lóbulo temporal derecho. 

Al constatarse de que la joven se encuentra en estado crítico, se le administró un tratamiento anti convulsiones y se la traslada a la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Puerta del Mar, en Cádiz capital. Ingresa con "trombosis cerebral en el hemisferio derecho y otitis". Allí es operada por el neurocirujano de guardia, quien le practica una craniectomía descompresiva derecha urgente por hipertensión intracraneal. La evolución posterior a la intervención quirúrgica fue desfavorable. La joven empeoró en las siguientes horas y falleció dos días después en la UCI. 

Tras interponer la reclamación patrimonial, que es obligatorio presentar antes de interponer la demanda contencioso-administrativa, el Servicio Andaluz de Salud ha respondido reconociendo "el retraso en el diagnóstico", cuenta el letrado José Luis Ortiz, especializado en negligencias médicas. "Pero no reconocen el mal diagnóstico", abunda.

Estefanía resalta que, al margen de los errores, la desatención moral no fue solo aquel día trágico en Urgencias. En estos dos años, "no nos han llamado jamás para pedir disculpas ni nada. ¿El diagnóstico? No es cierto eso que decían que los síntomas eran variables. Eran de libro: una trombosis y un derrame cerebral. Aquí ha habido mala praxis, por diagnosticarle otitis, y luego negligencia: pasaron tantas horas que ya no se pudo salvar a mi niña".