Karina, Nelly y Yeni, las tres mamis que están pendientes de que la Audiencia Provincial de Murcia resuelva si ingresan en prisión.

Karina, Nelly y Yeni, las tres mamis que están pendientes de que la Audiencia Provincial de Murcia resuelva si ingresan en prisión.

Reportajes

Yeni, Nelly y Karina, las mamis que surtían de menores por 50 euros a "la manada de empresarios" de Murcia

9 octubre, 2024 14:37

Las tres son mujeres de origen latinoamericano como sus víctimas y las tres sabían lo complicado que resulta abrirse camino en un país nuevo. Pero no les importó. Todo lo contrario. Yesenia Mercedes Balladares, Nelly Paola Céspedes Pedriel y Ruth Karina Dorado se aprovecharon de la vulnerabilidad de menores de edad, muchas de ellas latinas, para ejercer de 'mamis', prostituyéndolas por 50 o 100 míseros euros, para saciar las oscuras fantasías sexuales de empresarios y promotores carlancos que en ocasiones multiplicaban por tres la edad de sus víctimas.

Yesenia (Ecuador, 1974); Karina (Bolivia, 1973) y Nelly (Bolivia, 1992) son el trío de mamis de esta terrible historia en la que inmigrantes se aprovechan de inmigrantes y en la que mujeres prostituyen a otras mujeres. Es el drama de la inmigración al cuadrado.  El ingreso en prisión -o no- de estas tres madame es la última cuestión que debe aclarar la Audiencia Provincial de Murcia dentro de la causa que algunos colectivos feministas ya han bautizado como: "La manada de empresarios".

Un caso sonrojante para la Justicia, por la manera en la que se ha resuelto, porque no pisará la cárcel ninguno de los siete empresarios que pagó por acostarse con crías de 15 a 17 años. El juicio ha tardado diez años en celebrarse y semejante dilación indebida, unida al reconocimiento de los hechos por parte de los investigados, para cerrar un pacto con la Fiscalía, se ha saldado con una rebaja de las condenas, de cuatro años a solo cinco meses de cárcel por cada contacto sexual con una menor.

Las adolescentes eran captadas en las puertas de discotecas, colegios o institutos, por parte de Yesenia Mercedes Balladares, Nelly Paola Céspedes y Ruth Karina Dorado. De hecho, en el extenso sumario judicial se detalla de manera gráfica cómo el boca a boca entre las propias menores, bajo la premisa de que podían ganar "dinero fácil y rápido", funcionaba para ampliar el book de prostitutas jóvenes que manejaban en sus móviles este trío de mamis para ofrecérselo a empresarios como: Antonio Morales, Juan Peque, Juan Castejón -expresidente de la Confederación Comarcal de Organizaciones Empresariales de Cartagena-...

Prueba de ello es el testimonio ofrecido por una de las víctimas al Grupo de Menores (GRUME) de la Policía Nacional. Esta estudiante de segundo de la ESO del Instituto Juan Carlos I de Murcia relata que entró a formar parte de esta red, a través de una amiga suya, de 16 años: "Me dio el número de Karina". Todo ello, tras explicarle en qué consistía el turbio trabajo: "Me contó que cuando llegó a un dúplex de Zarandona, situado en la calle San Félix, vio que el cliente era muy mayor, le dio asco y miedo, por lo que salió corriendo, dándole 25 euros el cliente".

De forma que esta alumna de segundo de la ESO decidió concertar una reunión con Ruth Karina Dorado: una de las mamis ya condenadas y que residía en el mencionado dúplex de la pedanía murciana de Zarandona. El encuentro tuvo lugar en el Burger King del Centro Comercial Carrefour de Murcia. Por aquel entonces, los miembros del GRUME ya estaban tirando del hilo de esta trama, a raíz de una denuncia presentada por un padre por la desaparición de una menor de edad ecuatoriana. Hubo pinchazos telefónicos, seguimientos de incógnito...

Una de las mamis fotografiada durante la investigación que desarrolló en 2014 el Grume de la Policía Nacional.

Una de las mamis fotografiada durante la investigación que desarrolló en 2014 el Grume de la Policía Nacional.

Corría el mes de noviembre de 2014, cuando la mencionada adolescente relata a los investigadores la siguiente conversación que mantuvo con la madame boliviana: "Karina me comenta que tiene a hombres que le gustan las chicas muy jóvenes, de entre 14 y 15 años, que me podía forrar de dinero y si me portaba bien con ellos, podía sacar un dinero extra. Media hora de servicio eran 50 euros y una hora, 100 euros, pero los clientes tenían mucho dinero y podía sacar mucho más".

"Yo le dije que me daba miedo porque nunca había hecho estas cosas, pero Karina me dijo que no pasaba nada, que a ellos solo les gusta tocar y besar y que me iban a respetar y que iban limpios y aseados. Una semana después de este encuentro, Karina me explica las condiciones de los servicios sexuales. Me mandó un WhatsApp y me propuso que al día siguiente quedásemos a las 17.45 horas, para realizar un servicio sexual en el dúplex de Zarandona a las 18 horas. Yo le contesté que 'de acuerdo', pero que iba a ir con una amiga porque me daba miedo ir sola".

El punto de recogida fue el famoso centro de negocios JC1 de la capital del Segura. Allí esperaba un chófer de esta red, para llevar a las dos adolescentes hasta la pedanía murciana de Zarandona donde fueron presentadas con nombres falsos -"Lucía" y "María"- al cliente: un empresario cincuentón de Alicante. "El hombre nos quitó la camiseta a ambas, realizando todo el servicio sexual con las dos chicas juntas".

Este nauseabundo trío con dos menores de edad le costó a 50 euros por chiquilla. Poco a poco, las adolescentes veían en la prostitución una fuente rápida de ingresos, frente a la endeble economía de sus familias inmigrantes. De modo que ellas mismas le escribían por WhatsApp a la mami Karina, para pedirle 'sobrinas': el nombre en clave con el que se referían a los clientes. Valgan como botón de muestra los siguientes mensajes de una menor pidiendo verse con un par de empresarios: "Mañana, ¿Quién? Dime, ja, ja, ja…" "Pueden ser dos sobrinas". "Sí o sí que necesito... [dinero]".

Uno de los mensajes enviados por las adolescentes a la mami Karina.

Uno de los mensajes enviados por las adolescentes a la mami Karina.

Esta meritoria investigación del GRUME se ha saldado una década después, con un pacto de condenas que ha indignado a colectivos como la Asamblea Feminista de Murcia y partidos políticos -como PSOE y Podemos-. Incluso ha provocado que se celebren actos de protesta ante el Palacio de Justicia, para mostrar "la repulsa de la sociedad murciana ante la sentencia de la vergüenza", según denunciado el citado colectivo feminista en su cuenta de X [antes Twitter]. "¡Basta ya de justicia machista y patriarcal!" 

Tales protestas no han logrado que los empresarios condenados entren en prisión, después de que se celebren dos sesiones en la Audiencia Provincial para revisar los pactos que los siete procesados cerraron en su momento con la Fiscalía, debido a que otros dos empresarios investigados se libraron de ser juzgados porque tras diez años de instrucción judicial: uno había muerto y otro estaba incapacitado por enfermedad.

La magistrada Concepción Roig ha explicado que la decisión de mantenerlos en libertad se debe, entre otros motivos, a que cinco de las once víctimas han pedido que los condenados no entren en prisión y que se les conceda una segunda oportunidad. Una decisión llamativa para unas chicas que durante su adolescencia tuvieron que mantener sexo con señores que podrían haber sido sus padres por la diferencia de edad. 

De poco ha servido el arduo trabajo policial desarrollado por el GRUME desde que el padre de una chica ecuatoriana, de 16 años, presentó una denuncia el 22 de agosto de 2014 donde alertaba de su desaparición. Un par de meses después, este hombre regresó a la Comisaría de Policía dando a entender que su hija podría ser víctima de explotación sexual:

"Me han informado de que mi hija está llevando una mala vida. Acude con frecuencia a las discotecas Mama Rumba e Ibiza, situadas en el Centro Comercial Atalayas de Murcia, y a la discoteca La Mitad del Mundo, en el Barrio del Carmen. Ella está descuidada, presentando en todo momento un aspecto ebrio, cambiándose el nombre para hacerse llamar Marta Lucía".

La Policía Nacional descubrió que la menor desaparecida estaba en la casa de Yesenia Mercedes Balladares, conocida como 'Yeni': una ecuatoriana que ofrecía servicios de prostitución, a través de un catálogo que llevaba en su teléfono y que mostraba por "zonas de influencia latina", por comercios, parques como Floridablanca... Por cada servicio cobraba hasta 200 euros y no le importaba si las chicas eran menores, incluso si estaban embarazadas. Así lo refleja un párrafo del sumario del conocido como caso de "La manada de empresarios" o "Los empresarios de la vergüenza":

"De igual manera, se pudo observar, cómo una chica embarazada [menor de edad] acudía a la citada vivienda y tras llamar al interfono y comunicarse por teléfono, esperó la llegada de la investigada 'Yeni', quien estuvo con esta, hasta la llegada de un individuo en un Jaguar. Tras intercambiar una corta conversación con 'Yeni', la chica embarazada se montó en el citado coche y abandonaron el lugar, siendo seguidos por los funcionarios de servicio, observando que entraron en una pensión situada en El Esparragal, que funciona por horas, haciendo las veces de meublé [establecimiento orientado a facilitar los encuentros sexuales]".

Uno de los establecimientos donde se producían los encuentros sexuales entre las menores de edad y los empresarios.

Uno de los establecimientos donde se producían los encuentros sexuales entre las menores de edad y los empresarios.

De las tres mamis que fueron detenidas, Nelly Paola Céspedes Pedriel era la única que contaba con antecedentes por hechos similares. En el momento de su arresto, se encontraba en situación irregular en España. El sumario refleja cómo esta boliviana, de 22 años, captó a una de las víctimas en una discoteca sin importarle que la adolescente se encontrase pasada de vueltas por el alcohol. Esta joven explica a los investigadores que cuando conoció a Nelly no tenía trabajo ni ingresos económicos:

"Conocí a Nelly en la Discoteca Mundo. Yo iba borracha y me la encontré en los aseos. Comenzamos una conversación y nos hicimos amigas. Por el barrio, se rumoreaba que Nelly se dedicaba a buscar chicas para hombres, a cambio de dinero. Cuando Nelly tuvo más confianza conmigo, me dijo que tenía un amigo en Mula y podía ir con él si quería ganar dinero".

"Nelly me lo presentó en la calle Sagasta de Murcia: era un hombre mayor, de entre 50 y 60 años. Los tres nos montamos en un coche para ir a los Baños de Mula. Yo entré en una casa con ese hombre, a mantener sexo, y Nelly esperó en el coche". Ese fue el primer servicio de prostituta de esta adolescente: cobró 100 euros menos 10 euros que le tuvo que dar a esta mami.

Ahora depende de la Audiencia Provincial que las tres madame cumplan su condena entre rejas o también se libren por una suspensión de la pena como los empresarios: Karina ha sido condenada a dos años de prisión por cada uno de los ocho delitos de prostitución de menores y pertenencia a organización criminal; Nelly a dos años de prisión por cada uno de los seis delitos de prostitución de menores y Yeni a dos años de prisión por cada uno de los tres delitos de prostitución de menores. Ellas son las mamis de "los empresarios de la manada" que han indignado a Murcia.