Los fármacos con corticoides a veces se administran a pacientes que padecen artritis, asma, esclerosis múltiple, procesos lumbares o ciática, entre otras patologías. José Perea González (Granada, 1982) explica a EL ESPAÑOL que a él se los prescribieron de forma continuada durante cuatro años, para intentar acabar con sus dolores crónicos de espalda, pero ese tratamiento casi le termina costando la vida: "He tomado corticoides como para matar a un elefante".
Prueba de ello es que José sufre necrosis y artroplastia en varias articulaciones de su cuerpo, lo que le ha empujado a plantear una reclamación millonaria de 723.000 euros contra el Servicio Andaluz de Salud (SAS). "Ese dinero no me devuelve mi vida ni de coña. Todos estos años que me han robado no tienen precio y no los podré recuperar nunca", según reflexiona este granadino, al que le dieron una incapacidad permanente absoluta en 2018.
"Le necrosis se ha comido, prácticamente, todas mis articulaciones: las dos caderas, el hombro izquierdo, el tobillo izquierdo, el codo izquierdo y ahora me afecta a la rodilla izquierda. El 23 de octubre tengo cita en Traumatología".
Hace once años y cuatro meses que empezó el calvario para la salud de José, cuyo colofón ha sido un proceso de necrosis que le afecta en varias articulaciones de su tren superior e inferior. Las dosis altas de cortisol le han provocado la muerte de su tejido corporal, en este caso, de tipo óseo. Así lo recoge la extensa reclamación patrimonial que ha presentado su abogado, Joaquín Perales, y que incluye un informe médico pericial aportado al Servicio Andaluz de Salud:
"El exponente, el 13 de julio de 2013, es atendido en el Servicio de Urgencias del Hospital San Cecilio de Granada, por un proceso de lumbociática, prescribiéndole tratamiento con corticoides, siendo esta la primera vez que se tiene constancia documentada de tratamiento con corticoides. Este tratamiento es una opción valida para tratar la dolencia presentada, pues con el mismo se pretende una acción antiinflamatoria de la lesión de columna vertebral, pero es una decisión que no está exenta de riesgos, complicaciones y efectos secundarios, como se explicará con posterioridad".
De julio de 2013 a marzo de 2017 le siguieron administrando esa hormona esteroidea a José y la frase del refranero que dice aquello de que 'es peor el remedio que la enfermedad', se convirtió en realidad para el que por aquel entonces era un treintañero feliz, con trabajo en una empresa familiar de materiales de la construcción y que era un apasionado de la tuba: el instrumento que tocaba en la Banda Municipal de Música de Cúllar. "Todo empezó con un simple dolor de espalda", recuerda este granadino. "Tenía problemas de ciática".
- ¿Por qué empezaron a administrarle corticoides para atajar su pinzamiento en las raíces del nervio ciático?
- José Perea González: El malestar no se aliviaba ni cuando me implantaron un electroestimulador a nivel subcutáneo, a la altura de la cintura. Se trata de un aparato para cortar la señal de dolor que la pierna le enviaba al cerebro, pero no funcionaba.
También me operaron cuatro o cinco veces de espalda de la L4, la L5… y viendo que seguía sin mejoría, probaron con el tema de los corticoides. Si la dosis de corticoides no funcionaba, me la subían, y eso pautado durante años, al final me ha jodido la vida.
No exagera con sus palabras José, de 42 años, y que define su historial clínico como "El libro gordo de Petete". Todo ello, debido a que incluye numerosos ingresos hospitalarios; su paso por consultas de Neurocirugía; por la Unidad del Dolor; por Traumatología; por Medicina Interna; por Psiquiatría; siete operaciones de columna; cuatro intervenciones quirúrgicas para ponerle prótesis por la necrosis de sus articulaciones; la fijación de distintas regiones de su cuerpo; secuelas estéticas; secuelas anatomofuncionales…
"Mi vida ha sido entrar y salir del hospital", insiste. Unas veces en el San Cecicilio y otras en el Virgen de las Nieves de Granada donde no faltaban los tratamientos a base de corticoides. Lo que fue deteriorando su estado de salud hasta el punto de que la reclamación patrimonial presentada al Servicio Andaluz de Salud refleja un dato escalofriante: José ha necesitado 3.741 días de recuperación para estabilizar su cuadro clínico.
Desde la Junta de Andalucía declinan valorar el contenido de la reclamación patrimonial que les pide una indemnización de 723.000 euros, "por daños personales" y "perjuicio moral, por pérdida de calidad de vida grave" del paciente José Perea González. "No nos pronunciamos en este tipo de procedimientos", subraya un portavoz de la Consejería de Salud consultado por este diario.
"Todo lo que tengo es por culpa de la ingesta de cortisona", insiste el afectado. La principal acción de este fármaco es antiinflamatoria, pero los médicos suelen ser cautos a la hora de administrarlo porque genera efectos secundarios como un aumento de la tensión arterial o un incremento del peso por retención de líquidos. Puede dar fe ello José: "Me puse como una ballena. Yo me salía por los dos lados de la cama: llegué a pesar 140 kilos".
El historial clínico de este paciente refleja que no cesaban sus ingresos por los dolores de su ciática y que se mantenía el tratamiento con dosis elevadas de esteroides, a pesar de sufrir complicaciones, como erupciones por una dermatitis estafilococica o inmunosupresión. De hecho, José afirma que llegó "a estar clínicamente muerto" en 2016 cuando sufrió dos ingresos de urgencia en el mismo mes. "Pensaban que no salía adelante". Así lo expone la reclamación patrimonial:
"El 15 de mayo de 2016, se ve en la necesidad de acudir nuevamente a Urgencias del Hospital Virgen de las Nieves de Granada, emitiendo informe en el que se hace constar que presenta reacción adversa a medicación de corticoterapia prolongada, con una micosis orofaríngea y una hiperreactividad bronquial".
"Es derivado a Enfermedades Infecciosas del Hospital San Cecilio, donde permanece ingresado, con diagnóstico de síndrome febril de probable origen respiratorio en paciente inmunodeprimido, bronquitis aguda, candidiasis orofaríngea, Síndrome Cushing y obesidad. Todo ello derivado de la toma crónica de corticoides a alta dosis [...]".
"Debe ingresar nuevamente el 25 de mayo de 2015, en el Hospital San Cecilio de Granada, por presentar neumonía multipolar por Klebsiella Pneumoniae y con probable aspergilosis pulmonar en paciente inmunodeprimido por corticoterapia [...]". Joaquín Perales, el abogado que representa a José, critica la "deficiencia en la aplicación de un tratamiento prolongado y en altas dosis de corticoides, siendo la causa de las lesiones que sufre mi cliente".
Básicamente, el error de José fue fiarse de las recomendaciones de los distintos médicos que le vieron y que le prescribieron en bucle: corticoterapia. Empezaron en julio de 2013, se la empezaron a reducir en junio de 2016 y cesó definitivamente en marzo de 2017.
Así lo refleja uno de los documentos que incluye la reclamación: "El tratamiento de corticoides se le retira de forma progresiva, por el Servicio de Endocrinología del Hospital San Cecilio, el 28 de junio de 2016, reconociendo el tratamiento con dosis elevadas de esteroides desde hace unos tres años, por neurocirugía por hernias discales".
- ¿En qué sustenta su petición de 723.000 euros al Servicio Andaluz de Salud?
- Joaquín Perales: El tratamiento de corticoides que ha recibido mi cliente ha generado una dolencia muy superior al motivo por el que solicitó asistencia inicialmente. No consta en todo el historial médico de José Perea, ni un solo consentimiento informado por escrito al paciente, sobre los efectos secundarios de la aplicación continuada de este tratamiento, motivo por el cual, el señor Perea, en ningún momento pudo decidir si continuaba con el mismo tratamiento o no.
Durante todo este proceso médico de larga duración, tampoco se le informó de la posibilidad de realizar un tratamiento alternativo a la aplicación prolongada con corticoides en altas dosis. El Servicio Andaluz de Salud ha cometido una infracción de la lex artis. Es un tema complejo, pero es viable por el informe médico pericial que hemos aportado en nuestra reclamación patrimonial.
Esto es lo que concluye el perito forense sobre el origen de la "osteonecrosis en distintas articulaciones" que sufre José Perea González: "Procede significar que todos estos factores, efectos secundarios y consecuencias, de la aplicación prolongada de una terapia con corticoides en altas dosis, debió ser informada convenientemente al enfermo, no constando en el total de la documentación aportada, documento escrito y firmado en el que se informase al señor Perea".
"La aplicación de forma continuada de altas dosis de corticoides, ha provocado en el señor Perea, el padecimiento de procesos infecciosos derivados de la inmunosupresión, que han condicionado diferentes ingresos hospitalarios en 2016 y 2017. Como consecuencia de la osteonecrosis, ha padecido necrosis avascular en ambas caderas, precisando artroplastias totales con prótesis, necrosis avascular de la cabeza humeral izquierda [...]".
"Como se puede comprobar, las lesiones causadas a don José Perea González, a raíz de la deficiente tratamiento aplicado y de la falta de información sobre el mismo, le han originado lesiones que a día de la fecha, ni tan siquiera se han estabilizado".
Este granadino, a veces depende de un bastón o de muletas para apoyarse al caminar, se ha sometido a infiltraciones con ácido hialurónico, incluso toma oxicodona -un fármaco de la familia de los opioides-. "Intento ir al gimnasio como me han recomendado los médicos, para fortalecerme, porque el día de mañana cuando llegue a los 60 años quiero seguir andando y hacerlo derecho", remarca José.
- ¿Cómo resumiría sus últimos once años desde que su salud empezó a deteriorarse?
- Desde que comencé este proceso he dejado aficiones, como tocar la tuba después de hacerlo durante veinte años, he perdido dos parejas, amigos, ya no puedo trabajar… En más de una ocasión, se me ha pasado por la cabeza suicidarme porque no veía la luz al final del túnel.