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Desde que tiene memoria, el colombiano Alan González supo que quería ser médico. "Mi mamá siempre me decía que yo era quien le iba a cuidar en su vejez y que necesitaba un médico, y yo siempre le aseguré que lo iba a ser", recuerda, que descubrió con el tiempo que, además de curar a su madre, su carrera tenía el poder de servir a la sociedad, algo que le apasionó siempre.

Estudió en la Universidad Nacional de Colombia y se especializó en cirugía plástica y traumatología, un ámbito que goza de tantas salidas profesionales en Latinoamérica como de poco prestigio en un gremio con considera a los cirujanos plásticos como seres frívolos y consagrados tan solo a mejorar (en el mejor de los casos) los rostros y cuerpos de sus pacientes, no a curarlos.

Sin embargo, tras acabar su especialización en Cuba, donde la cirugía plástica es gratuita porque está incluida dentro de la Seguridad Social, González se convenció de que, contrariamente a lo que muchos creían, la cirugía plástica podía contribuir a mejorar la vida de la gente.

Hoy, a sus 53 años, es el director en Colombia de las clínicas Care me 360. Allí son pioneros en la investigación de lo que se conoce como Síndrome Autoinmune Inducido por Adyuvantes (ASIA, por sus siglas en inglés). Se trata de una poco frecuente reacción autoinmune o inflamatoria, atribuida a una sustancia extraña al organismo. En el caso de las prótesis mamarias la sustancia extraña sería la silicona.

González está a punto de abrir ahora su primera clínica en Madrid, en la calle Velázquez, a la altura del número 5, en el corazón del Barrio de Salamanca. El médico llega a España con una propuesta sorprendente: se niega a poner pechos de silicona a sus pacientes. A cambio, utiliza el propio tejido corporal para aumentar y dar forma a los pechos. "Hace dos años dejé de poner implantes mamarios por los riesgos que suponen para la salud de las mujeres", afirma.

Prótesis y cáncer

En cirugía plástica, la imagen lo es todo, incluso cuando se trata del propio aspecto de los doctores. Recién acabada la especialidad, al volver a Colombia y buscar trabajo, se encontró con que sus pacientes no confiaban en él porque era muy joven.

"Un amigo me recomendó que me pusiera gafas, y desde ahí empecé a tener éxito", cuenta entre risas. Durante más de dos décadas, González se ha dedicado a hacer cirugías plásticas pro bono para ayudar a policías y militares víctimas de la guerra en su país, y a mujeres que han sufrido ataques de ácido. "Siempre he buscado la forma de mejorar la calidad de vida de las personas", explica.

Alan González, durante una intervención en quirófano. Cedida

Con este principio en mente, empezó a investigar sobre las consecuencias de los implantes mamarios en las mujeres. Había algo en estas intervenciones que no le convencía: demasiados problemas, demasiadas dolencias que, aunque no tenían por qué tener que ver con el implante en sí, invitaban a pensar que eran el resultado de un cuerpo que rechaza elementos externos.

Hace exactamente siete años, junto con su equipo, empezó a relacionar los implantes de silicona con casos de carcinoma, un tipo muy concreto de cáncer que se origina en el interior o exterior de una parte del cuerpo. Sus indagaciones indicaron que, aunque las posibilidades de que este cáncer surja como consecuencia de la prótesis es baja, éstas son lo suficientemente relevantes como para ser tenidas en cuenta. En su caso, decidió ser radical: no trabaja con implantes mamarios de silicona, y los desaconseja siempre.

Nuevas evidencias parecen estar dándole la razón. Una investigación realizada en Estados Unidos para identificar el origen de síntomas como cansancio, debilidad, depresión, ansiedad y dolores musculares logró determinar que todos estos pacientes tenían algo en común: había un objeto extraño en su cuerpo. En el caso de las mujeres, muchas veces era la silicona de los implantes mamarios.

Retirar implantes

El síndrome de ASIA ha provocado que muchas mujeres que lo sufren hayan optado por retirarse los implantes mamarios, lo que ha hecho que los síntomas desaparezcan. "El ASIA siempre se diagnostica por sospecha. Sólo se puede comprobar una vez los síntomas desaparecen después de retirar el objeto extraño al cuerpo", explica González.

"Era increíble, pero cuando les quitábamos las prótesis, las pacientes mejoraban. Al comienzo no lo podíamos comprender, pero en el fondo tiene lógica, el cuerpo está diseñado para dar una respuesta autoinmune a los cuerpos extraños", añade el médico.

Una vez comprendió el fenómeno a través de sus pacientes, González se negó a participar de él: "No podía seguir haciendo esta intervención sabiendo que podría estar afectando la calidad de vida del paciente", dice.

Pero esto no quiere decir necesariamente que quien desee cambiar su cuerpo no pueda hacerlo. "No se necesitan implantes para cambiar la realidad de los pechos. Me alegra poder ofrecer una opción viable y segura", añade. Porque González es uno de los expertos en reconstrucciones y modificaciones estéticas sin usar elementos externos al propio cuerpo.

El suyo no ha sido un proceso fácil. Muchas mujeres todavía se resisten a quitar los implantes ante el miedo de quedar con un pecho deforme o caído. "Nos han educado diciéndonos que el implante es fundamental, y no lo es. A las pacientes les interesa más la forma de su pecho que el tamaño", dice.

Alan González abrirá su clínica en la calle Velázquez de Madrid. Cedida

González ha desarrollado un método en donde utiliza el propio tejido mamario para hacer la reconstrucción inmediata del seno después de explantar la silicona: "Es la técnica ideal, dos cirugías en un mismo momento", afirma. En estos años ha realizado más de 1.200 explantaciones, convirtiéndose en una autoridad en el tema.

El médico colombiano explica que ahora hay técnicas muy innovadoras de cirugía reconstructiva sin el uso de implantes. Se está dando una creciente demanda de procedimientos que priorizan tanto la estética como la salud. "Las mujeres están buscando alternativas que no solo mejoren su apariencia, sino que también respeten su salud", asegura.

"Una liberación"

Esta semana, el doctor impartió una conferencia en Casa América, donde decenas de mujeres compartieron su experiencia con sus implantes y analizaron la problemática del Síndrome ASIA, así como los efectos de los implantes en la salud de cientos de mujeres.

El encuentro, contó con testimonios como el de Krishnaizza Castro, una de las mujeres que tuvo una experiencia de mala praxis en España al ser explantada. "Hace un par de meses tuve que ingresar a quirófano de urgencia, porque mi situación se estaba convirtiendo en insostenible. No podía destapar un frasco o levantar un brazo, porque me descubrieron que el implante del pecho izquierdo estaba roto. Llevo tres meses de explantada, más no reconstruida", confesó durante su testimonio. "La explantación es importante en términos de salud, pero la reconstrucción es muy importante en términos de la salud mental y emocional, tienen que ir de la mano".

González considera que dejar de poner implantes será un hito en la cirugía mamaria. "Tener implantes no garantiza que se vean bien tus pechos. La gente puede ponérselos si quiere, pero debería conocer todas las alternativas", dice.

El médico asegura que muchas de sus pacientes llegan hoy en día a su consultorio y le piden que les pongan implantes o se los cambien. "Les digo que se los quito y se los reconstruyo, muchas dicen que en unos años, pero otras lo sienten como una liberación", asegura.

Ahora, se prepara para afrontar un nuevo reto y abrir su primera clínica en España. "Vengo con mucha ilusión. Vengo para generar un espacio de seguridad a las pacientes que confían en las manos colombianas y poderles tratar de la mejor manera. Además, ahora tengo muchas pacientes que viven en Madrid que están deseosas de que abramos ya para poder ir a cuidarse con nosotros", afirma el médico, que considera que la cirugía plástica va más allá de la vanidad. "La estética no es un culto a la vanidad, es una forma de encontrar el equilibrio perfecto", concluye.