Parece que Gonzalo Miró lleva toda la vida en televisión, pero la trayectoria profesional del hijo de Pilar Miró comenzó a despuntar en 2006, cuando Concha García Campoy quiso que estuviera a su lado en Las mañanas de Cuatro, un magazine matinal que repasa las noticias de cada día.
No obstante, el madrileño, gran amante del deporte, pasó a colaborar la sección de Deportes de Cuatro y a ser tertuliano de programas deportivos como Punto Pelota, El chiringuito de jugones o en A diario, el programa radiofónico de Radio Marca.
Tras su paso por MasterChef Celebrity (fue el 10º expulsado), en la actualidad tiene varios proyectos televisivos: es colaborador de Espejo Público en Antena 3 y de La Roca en La Sexta, además de ser uno de los concursantes de la nueva edición de Pekín Express que estrenó Max el pasado 20 de octubre con Miguel Ángel Muñoz como maestro de ceremomias, donde Miró comparte equipo con su amigo Ángel, y se han enfrentado al actor Octavi Pujades que participa junto a su hija Alicia; la actriz Miriam Díaz-Aroca y su hija María Grant; la actriz Álex de la Croix y su amigo Guillermo Duque; la influencer Alba Paul y su cuñado Álex Domènech; el actor Canco Rodríguez y su amigo David Pulido; y las exdeportistas Gemma Mengual y Gisela Rovira.
Gonzalo Miró encontró un hueco en su apretada agenda para atender a EL ESPAÑOL | Porfolio y hacer un repaso a su trayectoria personal y profesional justo la semana donde se anunció un nuevo reto laboral del madrileño. A partir de ahora, tendrá que compaginar todos sus proyectos televisivos con su nuevo cargo como responsable de Banijay Iberia Sports, una nueva división vinculada al deporte en la productora.
Pregunta.- Mirando al pasado: ¿cómo recuerda su infancia?
Respuesta.- No era demasiado estudioso, desde luego, pero tampoco me pasaba de gamberro y a lo mejor era un poquito trasto, así que no era un dolor de muelas para mi madre, eso seguro (risas). Lo que sí recuerdo es que no era un estudiante ejemplar porque siempre dejaba las cosas para el último día, en los exámenes estaba entrando el profesor por la puerta y todavía estaba repasando los apuntes, así que me daba lo justo para aprobar. Unas veces me llevaba una alegría y otras, alguna discusión con mi madre por algún suspenso.
P.- ¿Le influyó en el colegio tener una madre tan conocida como Pilar Miró?
R.- ¿Sabes qué pasa? Que cuando no conoces otra cosa, ves lo que sucede desde otra perspectiva. Es decir, yo, desde que tengo uso de razón, he tenido una madre conocida. He vivido desde chiquitito que la prensa nos esperara en un aeropuerto, en casa o saliendo de un restaurante. He visto cuando la gente le pedía fotos o autógrafos a mi madre. Entonces, cuando ya ves eso desde chiquitito, no tienes con qué compararlo porque no hay ningún punto de inflexión en el que la cosa haya cambiado. Y sí, es verdad que era notorio en el colegio que yo era hijo de Pilar Miró, pero eso tuvo épocas buenas y luego no tan buenas. También viví una época muy complicada de mi madre en televisión y yo en el colegio.
No es que sufriera bullying, pero, al final, no dejas de ser el hijo de una persona famosa que para los ojos de los demás es algo diferente, pero yo lo llevaba bien porque, como decía, no había conocido otra cosa. Es verdad que cuando había noticias de mi madre en la prensa, los chavales mayores o los de otras clases decían cosas que a mí me dolían, claro. Pero también le pasaba a algunos compañeros míos que eran adoptados, por ejemplo, que había chavales que eran criminales con ellos.
P.- ¿Le contaba a su madre lo que le sucedía en el colegio?
R.- Sí que se lo contaba porque con mi madre tenía muy buena relación y compartíamos muchas confidencias. No te voy a decir que fuera una relación de amistad, pero tenía mucha complicidad con ella y, desde luego, mi madre consiguió que yo no tuviera secretos, que cualquier duda que se me pudiese plantear en la vida, en cualquier aspecto, lo pudiese compartir con ella.
P.- Con la experiencia de los años: ¿qué consejo le daría a ese Gonzalo que estaba en el colegio?
R: Le diría que sea feliz y que no se preocupe tanto, que todo pasa. Que nada es para siempre. Que disfrute de lo bueno y confíe en superar lo malo. Creo que, por lo general, hay muchas veces que le damos demasiada importancia a las cosas negativas y eso, al final, uno lo carga como una losa.
P.- ¿Cómo le influyó no tener una figura paterna?
R.- Siempre me he sentido querido, no he tenido carencias en ese sentido. Creo que también he tenido la suerte de que, aunque mi madre se fue pronto, me dejó muy bien rodeado, con gente que se ha ocupado de mí y que me ha demostrado que estaban cerca, he notado su cariño. Y cuando vivía ella, a pesar de ser una familia de dos y de ser una madre trabajadora, nunca he tenido la sensación de que me faltase nada. Nunca he echado en falta una figura paterna en mi vida.
P.- Su padrino es Felipe González, ¿cómo es su relación?
R.- Conozco a Felipe desde que tengo uso de razón. Ahora es imposible pensar en tener la misma relación que tenía con él cuando tenía 10 años. Siempre le voy a estar muy agradecido, es un amigo y una persona que me conoce bien, que ha estado pendiente de mí, que me ha hecho notar su presencia con todo lo complicado que es para una figura como la suya. A día de hoy es una es una relación de amistad.
P.- Pasando a los estudios: ¿dedicarse a la televisión era su sueño?
R.- Siempre me he considerado una persona sin vocación alguna. Con 14 o 15 años no tenía un objetivo de decir yo quiero hacer esto o lo otro. A lo mejor ser piloto de aviones o futbolista. Estudié Ciencias puras porque mi madre quería que fuera médico o farmacéutico. Pero es verdad que, cuando falleció y viendo cuáles eran mis resultados con la materia, cambié rápidamente a las Letras. Empecé Humanidades, luego Ciencias Políticas, luego Periodismo… fueron años bastante complicados, probablemente los más complicados de mi vida. No terminé nada y lo dejé todo para irme a la escuela de cine en Nueva York.
No tenía ninguna intención y ni se me había pasado por la cabeza hacer televisión. Recuerdo que empecé en la radio con Concha García Campoy antes de irme a Estados Unidos y lo seguí haciendo desde allí. Justo al terminar en la Academia de Cine, comenzó ella a presentar Las mañanas de Cuatro. Cuando me lo ofreció pensé que qué pintaba yo delante de una cámara, era algo que no me había planteado en la vida, y mira que había tenido ya ofertas para interpretar y participar en alguna serie... pero así fue mi incursión en el mundo de la televisión.
P.- ¿De qué series le tentaron?
R.- Creo que fue con 19 o 20 años para hacer un papel en Al salir de clase.
P.- En las tertulias actuales en las que participa: ¿le gusta más la política o el deporte?
R.- Independientemente de si es deporte, política, tengo facilidad para meterme en charcos (risas). Ambos temas me gustan porque han ido ligados a mi vida, siempre me han gustado, desde chaval.
P.- ¿Y si tuviera que elegir entre estar entre estar en las listas de un partido político o ser entrenador de fútbol, que preferiría?
R: No sabría qué decir. Son dos cosas que me gustan mucho, quizá la política. En el mundo del fútbol no sería entrenador, pero si me ofreciesen otro cargo, otra cosa distinta que tuviese que ver con el mundo del deporte me gustaría hacerla, como me ha sucedido con Banijay Iberia Sports. Es verdad que la política quema mucho más, sobre todo cuando no eres políticamente correcto, como es mi caso.
P.- Como espectador: ¿cómo está viendo el duelo entre La Revuelta y El Hormiguero?
R.- Creo que es muy positivo que haya esa competencia en televisión, aunque he de decir que también soy muy de Wyoming y El Intermedio. Me gusta decirlo porque ahora todo el mundo se debate entre uno y otro, como si El Intermedio no llevase ya 20 años en parrilla. Es una forma de ver la actualidad y la política que me divierte mucho.
Me parece importante que la televisión pública apueste por dar guerra, independientemente de que a uno le guste más uno u otro presentador, un programa u otro. De lo que se trata es de que la oferta sea variada y que no haya solo una cosa que ver. Así que en ese sentido, es inevitable tener que dar la enhorabuena a Televisión Española, aunque solo sea porque la apuesta le ha salido muy bien. Además, Pablo Motos no deja de ser una persona que tiene mucho mérito en la televisión. Se inventó un programa que lleva 20 años en lo más alto. Eso ya no se lo va a quitar nadie.
P.- ¿Cómo ha sido su experiencia en Pekín Express?
R.- Ha sido muy positiva. Tener la oportunidad de conocer una cultura tan distinta a la nuestra y de esa manera es muy difícil poder hacerlo de manera individual. El programa así te da la oportunidad de vivir sensaciones y experiencias que son inolvidables. Le tengo que agradecer a la productora, Warner, el hecho de haber contado conmigo.
P.- Han llegado a decir que es el villano de esta edición…
R.- Eso preguntárselo a Canco Rodríguez (otro de los concursantes del programa, conocido por su papel de El Barajas en Aída), que ha querido hacerse la víctima (risas).
P.- ¿Por qué eligió a Ángel como compañero de aventuras?
R.- Él es amigo mío de jugar al fútbol, aunque tampoco es que tuviésemos mucha relación como amigos. Desde luego, de todas las parejas que íbamos, éramos la que menos relación tenía. Pero había visto la personalidad que tiene él en el vestuario y dentro del grupo, así que intenté que sacara en el programa esa faceta suya porque, televisivamente, era alguien con quien la gente iba a poder empatizar mucho. Es un tipo muy normal que no tenía ninguna relación con la televisión, que no conocía otras culturas, y su experiencia vital en Pekín Express es un buen hilo conductor de cara al espectador que nos ve desde su casa. Esa fue la parte que me convenció.