En 2017 el 'caso Weinstein' desencadenó el movimiento 'Me Too'. La imagen del poderoso e intocable productor se resquebrajó. El fundador de Miramax fue condenado por abuso sexual. The New York Times y The New Yorker le dieron voz a una docena de mujeres que le acusaron de agresiones sexuales y las redes sociales hicieron el resto. El tuit de la actriz Alyssa Milano, animando a las mujeres a compartir y difundir el hashtag ‘yo también’, de la activista Tara Burke fue el principio de una larga lista de mensajes con impacto global.
Siete años después, España está a las puertas de su propio ‘Me Too'. Las redes sociales han jugado un papel crucial en el 'caso Errejón'. El perfil de Instagram de la periodista Cristina Fallarás y otros perfiles creados por mujeres como 'El Silencio se acabó' fomentan espacios para compartir historias vividas por mujeres en las que han sido víctimas de violencia machista.
En el capítulo de hoy, Mario Vidal, jefe de Innovación de EL ESPAÑOL, analiza las diferencias entre ambos casos desde el punto de vista de las redes sociales. Además, con la ayuda de Borja Adsuara Varela, abogado experto en derecho digital, abordamos las ventajas e inconvenientes del uso de la red para este tipo de denuncias.
En conversación con el pódcast En la Sabana, el jurista asegura que "las denuncias en redes no cumplen las garantías del Estado de Derecho". No se cumplen ni para las víctimas que dan la cara ni tampoco para el supuesto agresor que no puede defenderse", puntualiza. Por último, el abogado recalca que hay que "hacer las cosas bien y confiar en el sistema judicial español", ya que "no se puede luchar contra la justicia cometiendo otras injusticias", remarca.